jueves. 25.04.2024

Nada nuevo bajo el Sol de las víctimas

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Confirma algo cada vez más clamoroso: el tan manido “procés” es una “revolución” desde el poder por y para los poderosos. Dicho en científico: para capas medias y altas de la sociedad catalana. Que la izquierda esteril no se confunda

Una pancarta en inglés, con una foto del Rey boca abajo, colgada en la fachada de uno de los edificios emblemáticos de la Plaza de Catalunya, provocó ayer la ira de un grupo de españolistas extremistas, debidamente ataviados y abanderados para la ocasión, que se creyeron con derecho a no observar el silencio y el respeto por las víctimas, y vociferaron cuanto quisieron sus consignas, incluyendo los “vivas al rey y a españa” compatibles con los abucheos a Genma Nierga por presentar el homenaje en catalán y al Presidente del Gobierno progresista de España por eso, por progresista.

Obviamente, los extremistas del otro signo tampoco se sintieron obligados al silencio y al respeto por las víctimas, y llenaron las calles de panfletos donde podía leerse que el homenaje era una farsa mientras haya “presos políticos”, y celebraron otras verbenas aprovechando que hace un año el terrorismo mal llamado islamista segó la vida de 16 personas en Barcelona y Cambrils.

La amenaza de que esta fractura se cronifica y hace endémica es cada vez mayor. Pero a mí no me van a pillar en ninguno de esos extremos absurdos e inútiles. Sé donde quiero seguir estando y porque. La vida y la realidad cotidiana deben seguir fluyendo y nosotros con ellas, ese sería el primer porque esencial. El otro es bastante sencillo también: Dos millones de secesionistas no se van a imponer a cuarenta y tantos que no lo somos; por otra parte, esos dos millones no se van a evaporar ni a extinguir, ni tienen porque, le pese a quien le pese. Cuando unos y otros lo entiendan y lo acepten, aunque sea de mal grado, empezaremos el proceso de diálogos y acuerdos que nos lleve a recuperar la cordura, la concordia y la paz civil imprescindibles en una sociedad que se precie y aspire al progreso, la solidaridad y la justicia para todos.

Déjenme evacuar unos comentarios al toque sobre la pancarta de marras. Su texto en inglés decía: “el rey de españa no es bienvenido en los países catalanes”. Es falso. El Rey de España es bienvenido para un segmento muy importante de la población de esos fantasmales “países catalanes”: Catalunya, Baleares y la Comunidad Valenciana. Las cosas son como son hasta que dejen de serlo, en lo tocante a la forma monárquica de nuestro Estado, y a todo lo demás. La inevitable tensión in crescendo entre la legalidad y la legitimidad de la Monarquía desembocará algún día en un Referendum Nacional como es debido que refrende la actual forma monárquica o determine el cambio por una República Federal y Solidaria. Mientras tanto, esa tensión se resolverá del lado de la legalidad como no puede ser de otro modo.

La pancarta, además, estaba colgada del ventanal de unos apartamentos de alquiler en una zona, la Plaza de Catalunya, que debe ser la más cara de Catalunya y una de las más caras de España y de Europa. Quienes la colgaron la pasada madrugada no pudieron hacerlo a base de irrumpir por la fuerza en esos apartamentos de superlujo. Hubo consentimiento y complicidad para colgarla. Es por ello que la fuerza pública no pudo retirar la pancarta al estar en una zona de propiedad privada y, además, no disponer de la correspondiente orden judicial para hacerlo. No me parece un tema menor la autoría, el cuelgue y el lugar de la pancarta. Confirma algo cada vez más clamoroso: el tan manido “procés” es una “revolución” desde el poder por y para los poderosos. Dicho en científico: para capas medias y altas de la sociedad catalana. Que la izquierda esteril no se confunda.

Por último, alabar el enfoque del acto de homenaje propiamente. Volcado en las víctimas, sin concesiones a este racaraca que no cesa, hermoso y emocionante, conducido por Genma Nierga con ternura y energía en reclamo de la vida, la convivencia en el pluralismo y la paz.  Enaltecido por voces jóvenes que daban vida a la poesía -¿por quién doblan las campanas?- y a la música de los Beatles, Leonard Cohen o Jaume Sisa, empeñados en que nos imaginemos que en medio de la noche puede salir el sol y lo recibiremos con un aleluya …

No esperemos a ser víctimas de nada ni de nadie para darnos el homenaje cotidiano de la convivencia, el respeto y la paz.

Nada nuevo bajo el Sol de las víctimas