viernes. 29.03.2024

Escisionistas de lujo

El federalismo es la solución y no el problema, e Iceta es uno de los constructores más destacados de ese horizonte...

Cuando concluyó el mandato de los gobiernos tripartitos en Catalunya (PSC, ERC, ICV), con las presidencias de Pascual Maragall y José Montilla, a raíz de la victoria minoritaria de Artur Mas en 2010 y el bandazo estratégico de ERC, mucha gente del PSC se sintieron huérfanos de poder, es decir, de influencia, de notoriedad pública, de retribuciones substanciosas, de capacidad para colocar afines y amigos… Eran gentes que, obviamente, habían ocupado cargos de ministros, y ministras, altos cargos, parlamentarios, con los gobiernos tripartitos de centro-izquierda.

Gentes que, bueno es recordarlo, no se manifestaron nunca independentistas ni siquiera se acogieron a ese eufemismo un poco grotesco del “derecho a decidir”. Lógico, pues el PSC, su partido, jamás se reclamó de eso, sino de un federalismo solidario como mejor forma de articular la España moderna y plural y el encaje cómodo de Catalunya, moderna y plural también, en ella.

La orfandad de poder y la intuición oportunista de por dónde venía la mano, llevó a esas gentes a iniciar un típico proceso escisionista que, como establece el manual, se empieza por proclamar fidelidad total al partido y a su doctrina. Si lo sabré yo que he sufrido esos procesos escisionistas desde los tiempos de la clandestinidad.

Fue una labor de zapa interna, de indisciplina, de desprestigio público de un PSC que no paraba de ratificar su federalismo frente a la presión independentista vía “derecho a decidir”, por parte de estas gentes notables, de élite, con apellidos catalanes cinco estrellas.

Daba igual que el PSC ratificara una y otra vez, en Consejos Nacionales y Congresos, incluso, su federalismo solidario en España, infinitamente mejor que el secesionismo de Catalunya contra ella… Los notables, erre que erre, afirmaban la primacía de su razón con apenas el 20% del PSC. Y seguían, aplicaditos, la labor de zapa y desmoralización interna y de desprestigio y quiebra de la cohesión del partido hacia la sociedad y el electorado.

Con la llegada de las Elecciones Europeas de Mayo 2014, decidieron poner una marcha más larga e ir descorriendo el velo de sus verdaderas intenciones estratégicas. Ernest Maragall, hermano del que fuera presidente socialista de la Generalitat, funda y legaliza en 48 horas un grupúsculo de esos que caben en un taxi, “nova esquerra catalana”, expresamente independentista, lo mete en la lista europea de ERC… y hoy Ernest Maragall es eurodiputado, claro.

Ahora, hace unos días, ante la inminencia de las elecciones municipales y, muy probablemente, las autonómicas, los notables escisionistas del PSC descorren un poco más los velos. Ya son del sí-sí, independentistas pata negra, juntan sus diversos grupúsculos escindidos del PSC y fundan una cosa llamada “moviment d´esquerres”. No, no busquen, no hay ninguna referencia socialista.

Les apuesto lo que quieran que la próxima vez que descorran el velo, la definitiva, los Castells, Geli, Elena, etc., será para disolver o anexar su grupúsculo a ERC, e ir en lugares seguros en las listas para salir electos… Ernest Maragall es el modelo, el adelantado.

Dire más, algunos aterrizarán en Convergencia, a la diestra de Artur Mas y con Pujol al fondo, difuminado, pues tienen en ese partido  un pariente muy bien colocado, un tal Mascarell, que hoy es ministro, obviamente, y procede del PSC. Otro adelantado.

De todo este carrusel me jode y me duele muy especialmente la utilización indecente que hace toda esta gente de la figura del Presidente Pascual Maragall, un anciano con la maldita enfermedad de la memoria muy avanzada y que jamás, jamás, se declaró independentista.

Yo siempre voté al PSOE, o al PSC últimamente, a IU alguna vez. A veces tapándome la nariz, y casi siempre en secreto dada la actuación miserable y torpe de ese partido contra la USO en el pasado. Hoy me tiene medio enganchado lo de PODEMOS; soy un indignado de a pié.

Pero un indignado con muchos años a cuestas y de difícil erotización política. Por eso no descarto volver a votar la PSC, siendo como soy ciudadano de Catalunya: 1) Porque siento desde siempre un natural desprecio por el poder y por la gente que es capaz de envilecerse por él, 2) Porque creo, de razón y de corazón, que el federalismo asimétrico y solidario es la solución y no el problema, e Iceta es uno de los constructores más destacados de ese horizonte, y 3) Porque me preocupa sobremanera que las clases trabajadoras y populares de Catalunya queden en manos del centro-derecha convergente y del aventurismo errático de ERC. Nos garantizarán, al mismo tiempo, la independencia nacional y la continuidad del sometimiento y la exclusión.

Escisionistas de lujo