jueves. 28.03.2024

Contadlo todo sobre los Pactos

pactos moncloa Periodistas en Español

Observo que últimamente hay un rún rún en ciertos medios y por parte de algunos opinadores de profesión planteando una reedición de los Pactos de La Moncloa a la España y a la crisis de hoy.

Me pasmo y me inquieto a la vez por la osadía y/o desconocimiento de los augures de esta supuesta alternativa... casi 43 años después de aquella.

Para empezar, de los 10 firmantes de aquellos pactos sólo 3 siguen entre nosotros: Felipe González, Miquel Roca y Josep María Triginer: los dos primeros felizmente -y espero que legítimamente- millonarios, y el tercero militante de base del PSC con el que coincido en algún acto electoral o así. Los demás firmantes -Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Santiago Carrillo, Enrique Tierno Galván, Manuel Fraga, Joan Reventós, Juan Ajuriaguerra- nos dejaron hace años. Mi reconocimiento a presentes y ausentes por cuanto hicieron por España antes, durante y después de aquellos Pactos.

He escrito mucho sobre aquello y, en especial, sobre las largas negociaciones de julio y agosto del 77 entre los tres sindicatos -CCOO, UGT, USO- y el Gobierno democrático recién estrenado de Adolfo Suarez que, al cerrarse sin acuerdo, se llevaron al terreno de la negociación política entre partidos. Por ello, creánme si les digo que la España de entonces -su crisis y el estado de su Democracia- nada tienen que ver con la de hoy.

A mayor abundamiento, ¿quién sería hoy el Adolfo Suarez o el Manuel Fraga de entonces?, ¿Casado, Abascal ...?, ¿quién jugaría el papel que jugó Carrillo?, ¿tal vez Puigdemont sería Miquel Roca?. Un poco de seriedad.

Me temo que la cuestión es otra de la que no hablan hoy. La chicha de verdad de los famosos Pactos es menos brillante que su aureola. Verán: La tasa de inflación en 1977 fue del 27%. Por efecto no escrito de los Pactos, los aumentos salariales para 1978 fueron del 12%, de ahí para abajo. Ahí arrancó lo que se llamó el desencanto y la quema de carnets de algún partido y algún sindicato con fuerte arraigo en la Clase Obrera. La Democracia tenía apenas 4 meses de edad.

En la lucha y en la muerte contra este monstruo del virus es la Clase Trabajadora, en todas sus versiones, la que está en primera línea. Todo el consenso y toda la unidad nacional que haga falta, pero si lo que se pretende es cargar sobre ella la factura socioeconómica que inevitablemente tendrá esta lucha a vida o muerte... me opondré enérgica y razonadamente, como lo hice entonces, a cualquiera "pactos" por muy de La Moncloa que sean. Ya vale.

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