jueves. 28.03.2024

¿Halloween o “Tosantos”? He ahí el dilema

Siempre me han gustado los días uno de noviembre. En mi pueblo en el día de “Tosantos” a los niños se nos permitía visitar el cementerio durante la noche, y ese ritual me transportaba a mis tempranas lecturas de los autores de la literatura romántica, tan propensos en sus relatos y poemas a pulular los cementerios en penumbra, a recorrer los montes por donde transitaban las ánimas en pena y a visitar a sus novias cadáveres en las noches tenebrosas. En aquellos paseos nocturnos de “Tosantos” por el cementerio de mi pueblo, parecía que mis amigos y yo estábamos inmersos en alguna leyenda de Bécquer o en algún cuento de Edgar Allan Poe, que por aquellos años eran autores de lectura obligatoria en el Bachillerato.

Andando en penumbra íbamos todos mis amigos en un grupo bien cerrado, protegidos en todos los flancos, cual cohorte romana en un batalla contra un enemigo invisible, andando muertos de miedo entre los pasillos llenos de lápidas, buscando a nuestros familiares fallecidos en una tradición que, no sé si para bien o para mal, ya se ha perdido por completo.

Ahora los chavales de mi pueblo van vestidos con trajes negros de Nosferatu, las caras pintadas de blanco, pálidos como la misma muerte, mientras a las chavalas las ves ataviadas con trajes de enfermeras esquizofrénicas, con faldas minúsculas y pelucas de novia de Frankestein visitando las casas de sus vecinos usando el famoso eslogan del “truco o trato”.

Lo dicho, las cosas han cambiado. No sé si para mejor o para peor, pero han cambiado. Bueno, si tengo que ser sincero, las cosas han cambiado para todo el mundo menos para mi abuela, que cuando oye aquello de “truco o trato” en la puerta de su casa, manda a los niños a hacer puñetas porque le están interrumpiendo enterarse de la actualidad por el telediario de Canal Sur, ese panfleto “susanista” que ve la gran mayoría de nuestros mayores en Andalucía y que debe ser algo parecido a escuchar un sermón del cura los domingos en la iglesia.

Lo cierto es que yo echo de menos esos días de “Tosantos”. Y conste que soy consciente, como le pasaba al sacerdote de San Manuel Bueno, Mártir, esa genial novelita de Unamuno, que tras estirar la pata no quedará de nosotros más que polvo y cenizas y que el más allá está reservado únicamente a los afortunados que creen en la existencia de un mundo mejor al que vamos después de la muerte tras el obligado tránsito por esta insignificante existencia mortal en este valle de lágrimas en el que nos ha tocado vivir. 

Pero quizá echo de menos el día de “Tosantos” porque como decía Neruda, “nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos” y añoramos ese tiempo de juventud más que la propia tradición de ir a visitar al campo santo a nuestros familiares fallecidos. Pero, bueno, entre vestirme de Drácula hermafrodita o de momia egipcia miope con el papel higiénico del váter, yo me quedo con la tradición de mi juventud. No sé, me parece más romántica, más literaria, más mía.

Ahora bien, lo que tengo claro que no pienso hacer es lo que acaba de recomendarnos el párroco de una iglesia de Oliva, que ha pedido a sus feligreses, con el afán de combatir esa “tradición extrajera y pagana” de “Halloween”, que nos vistamos de santos el día uno de noviembre para celebrar el “Hollywins” (la santidad vence). Lo dicho, ya no saben qué inventar. Gilipolleces las justas, por favor. Ni una cosa ni la otra. No voy a vestirme de jorobado de Notre Dame con puñal en la joroba incluido, pero tampoco voy a disfrazarme de San Francisco de Asís y menos de Santo Tomás de Aquino, que ya me fastidió bastante cuando me cayó en el examen de Selectividad, esa especie de reválida de mis tiempos mozos, que era igual de estúpida que las reválidas de ahora.

Bromas aparte. Y tratando de responder la pregunta que encabeza esta pequeña reflexión de hoy: ¿Halloween o “Tosantos”?... Pues que cada uno que celebre lo que le venga en gana, que tal como está el patio, la verdadera noche lúgubre y terrorífica es la de toda una legislatura de recortes que empezará a partir del mismo momento en que el señor Mariano Rajoy sea investido presidente del Gobierno con la connivencia del PSOE y Ciudadanos. Eso que sí da miedo. Muuuucho miedo. 

¿Halloween o “Tosantos”? He ahí el dilema