jueves. 18.04.2024

Chato Galante, la voluntad del resistente

Las personas, tras su muerte, son recordadas en público por aquellos rasgos más positivos y normalmente se silencian los que no lo fueron. En el caso de José María Galante Serrano, Chato, que falleció la madrugada del día 29 en Madrid víctima del coronavirus no hay que hacer un esfuerzo para seleccionar las cuestiones a resaltar. Ha sido -y lo seguirá siendo en la memoria de quienes le quisimos- una persona buena de los pies a la cabeza. Fue eso y mucho más más.

La historia de nuestro país de los últimos cincuenta años ha tenido en el Chato, como le conocimos toda la vida y como le gustaba le llamaran, un actor político imprescindible. Nunca tuvo “cargos” pero marcó agendas. Formó parte de una generación de militantes internacionalistas que a finales de los años sesenta se propuso impulsar la revolución socialista.

Participó en el movimiento estudiantil anti franquista y en las Comisiones Obreras, dónde años más tarde colaboró en el área de Medio Ambiente de la Fundación 1 de Mayo. Se vinculó al Frente de Liberación Popular (FLP) y fue uno de los fundadores en la clandestinidad de la Liga Comunista Revolucionaria (LCR).Detenido en varias ocasiones, sufrió como tanta gente del movimiento obrero, la tortura y la cárcel. Preso político participó en la organización de uno de los intentos de fuga de la cárcel de Segovia. Soñaba que el final de la dictadura sería un paso en un cambio social de raíz.

No fue así. Pero se mantuvo fiel a sus compromisos, que fueron ampliándose. Fue una de las personas que mejor entendió la potencialidad de lo que se denominó “nuevos movimientos sociales”. Y participó activamente en Ecologistas en Acción a la vez que siguió apoyando las luchas de las y los trabajadores formando parte de los piquetes de las huelgas generales.

Fue miembro del Consejo asesor de la revista Viento Sur. Sus últimos e intensos años de vida los dedicó a reivindicar a las víctimas de la dictadura.Eso le llevó a ser uno de los impulsores de La Comuna, que agrupa a numerosas personas que sufrieron tortura, cárcel o exilio con la intención de, en sus propias palabras, “trabajar contra la desmemoria”. Desde ese colectivo se ha planteado la llamada “querella argentina”, cuyo objetivo es la depuración de las responsabilidades por los crímenes cometidos bajo la dictadura. Para romper el agobiante silencio del mundo institucional ante los atropellos y delitos cometidos por delincuentes políticos que siguen siendo pensionistas condecorados por la cobardía de los partidos mayoritarios contribuyó al documental "El silencio de otros" de obligada visión.

Pero por encima de todo, Chato fue un amigo de sus amigos, un buen hombre fraternal y entregado con las gentes que le rodeaban. Le echaremos de menos pero no le defraudaremos. Su lucha vive en la nuestra. En la de cada una de las personas invisibles que se rebelan contra la injusticia o la barbarie.

Chato Galante, la voluntad del resistente