martes. 23.04.2024

¿Que urgencias tiene la izquierda alternativa?

unnamedNo hay ninguna duda que el 20D significó un antes y un después en el escenario político del Estado. La irrupción de Podemos y las confluencias significó un cambio trascendental en la vida política y el fin del bipartidismo. Esta situación, moderada por la importante pérdida de casi un millón de votos de la alianza UnidosPodemos, se mantuvo el 26J. No hay duda del mérito que esto representa para el equipo que lidera Pablo Iglesias.

Pero tampoco hay ninguna duda que su objetivo de convertirse de forma rápida en alternativa de gobierno no se ha conseguido y tampoco el de echar a Rajoy y a la derecha. Ante ello se abre un interrogante para el conjunto de las fuerzas que componen el conglomerado de la izquierda alternativa: ¿Qué hacer? Porque es evidente que hay que cambiar la estrategia ya que el factor sorpresa se ha perdido y hay que adaptarse a la necesidad de hacer una nueva estrategia de largo recorrido, pasar de la “guerra relámpago” a la “guerra de trincheras”. Y por lo tanto deben cuestionarse muchas cosas.

UnidosPodemos y las confluencias precisan de un cambio en profundidad en su organización como alianza y dentro de los varios sujetos políticos que la conforman.

Podemos ya no puede ser un núcleo dirigente y una base a la cual se convoca de forma directa y en red. Hace falta que se transforme organizativamente. Se precisa organizar la masa de inscritos y transformarla en militancia organizada, la actual organización en red es demasiado superficial. Hay que establecer criterios mínimos organizativos desde el pago de cuotas hasta la propia vida y estructura local, provincial y autonómica de los “círculos” donde debe hacer vida la militancia. Creo que hay que dar por superada la etapa del espontaneismo y dar vida a la organización y a la vez crear un tejido en todo el estado para afrontar la política local, autonómica y estatal. Ya no hay bastante con una marca y un liderazgo carismático, y una serie de consignas acertadas. Hace falta también hacer política con mayúsculas. Plantear propuestas claras pero también propuestas viables para mejorar la vida de quien se dice querer representar. Y evitar posturas infantilistas como la reducción de las retribuciones a los cargos públicos, puesto que con parte de estas retribuciones se tiene que financiar la construcción y mantenimiento de las organizaciones. Cosa diferente es exigir que los cargos públicos tengan estas retribuciones como única fuente de ingresos. Hay que recordar que fueron las fuerzas populares en todas partes que defendieron la retribución correcta de los representantes políticos para que la política no fuera únicamente un feudo de los más ricos.

Y lo dicho no vale sólo para Podemos sino para sus confluencias, por ejemplo es el caso de “En Comú Podem” coalición que debe transformarse en un sujeto político real. Hasta ahora ha sido una marca que es lo que aportaba Podemos sin prácticamente organización, un liderazgo carismático, el de Ada Colau y su círculo íntimo que ha hecho y deshecho en la confluencia, y una fuerza política cómo ICV que le ha dado estructura, bagaje y experiencia institucional y que incluso se ha infravalorado su papel dentro de la coalición. Ahora hay que pasar a un sujeto cooperativo donde se tenga en cuenta el papel de cada cual y se estructuren y organicen de forma democrática las diversas fuerzas. No es posible ni de recibo que “los comunes” afines a Ada Coláis no se sientan representados en el Parlamento de Cataluña por “Cataluña Sí Que es Pot” de la que forman parte Podemos, EuiA e Iniciativa. O que no haya relación entre el grupo del Parlament y los grupos de “En Comú Podem” del Senado y el Congreso.

Hay que tener en cuenta que los liderazgos carismáticos son importantes pero pueden ser efímeros al final sin una estructura organizativa. Tenemos el ejemplo a imitar de Compromís y Mònica Oltra, donde hay un liderazgo personal importante que tiene  detrás una organización con experiencia política e institucional, este es el camino.

Y junto a la propia necesidad de organizarse de las fuerzas que componen el conjunto de las organizaciones de la izquierda alternativa, o de mejorarlo en el caso de comportamientos sectarios como los que hemos visto en el interno de Izquierda Unida, hay que dar forma organizativa al conjunto de fuerzas confluyentes. En caso contrario la unidad electoral corre el riesgo de deshacerse. Ya hemos comprobado la actitud de reivindicarse cómo sujeto propio de Compromís, y la crisis entre la  Marea gallega con Podemos. Urge la constitución de una estructura orgánica, democrática y participativa del conjunto de las organizaciones, una especie de Frente Amplio donde se determine, con respeto a todos los componentes y de forma consensuada y sin sectarismos, como se establecen las estrategias políticas que vayan unificando los diversos planteamientos existentes de partida. Un Frente Amplio permitiría hacer frente a los ataques sobre si la confluencia es socialdemócrata, comunista, ecologista o ecosocialista, porque sería todo esto y mucho más.

Si la actual multitud de siglas no se estructura debidamente y se abre a incorporar otros la unión puede ser puramente coyuntural y por lo tanto sometida a rupturas y debilitamientos internos y externos.

En cuanto a los objetivos políticos estratégicos podíamos cómo cuando menos establecer varios de entrada. El primero ya lo hemos citado, ser capaces de diseñar propuestas políticas al servicio de la ciudadanía que se dice querer representar. Propuestas que vayan más allá de enunciados atractivos y que resistan la prueba de la posibilidad real de llevarlas a término, es decir que sean creíbles, viables y planteadas con un lenguaje asequible y entendedor. Hay que ser solventes en las propuestas y para ello hay que tener expertos en los diversos campos. En este camino es importante que temas como la centralidad del mundo del trabajo sean un objetivo estratégico de la política puesto que sin trabajo digno y con derechos no hay salida progresista a la crisis, y es la única forma de acabar de raíz con la situación de emergencia social. Y  no nos extendemos en temas como el futuro de las pensiones, un tema capital que puede permitir, si se trata con seriedad atraer a un sector del electorado, el de más edad, que es todavía refractario en general.

Un segundo objetivo es volver a animar el millón de votantes perdidos en las últimas elecciones que pueden haberse desilusionado con la forma chapucera de actuar en la primera legislatura. Y no sólo esto, hay que ir a buscar un volumen importante de posibles nuevos votantes que aún no se han acercado, especialmente los votantes de la clase trabajadora que no se ve reflejada en la nueva propuesta política y que tiene que ser una de las bases de futuro del proyecto del futuro Frente Amplio.

Es posible que en el choque con la dureza de la realidad y la necesidad de hacer política de verdad pueda causar decepción a una parte del electorado que lo quiere todo y rápido, o los que creen que “cuanto peor mejor” o los partidarios de las “purezas ideológicas”, pero a la vez puede permitir atraer sectores que quieren ver seriedad y realismo en las propuestas que se plantean y que se tratan de llevar adelante.

Otro objetivo para el conjunto de las confluencias, o futuro Frente Amplio, es que se debería intentar mantener una fuerte relación con los movimientos sociales organizados y en el sentido que se ha planteado anteriormente de atraer a la clase trabajadora para que sea un pilar más, junto con al que podríamos denominar como el mundo diverso de los indignados, hace falta una fuerte relación con el sindicalismo confederal que representa la clase trabajadora organizada, y hay que decir que hay que aprovechar las fuerzas que dentro de las confluencias que ya tienen una relación establecida.

También hay que tener en cuenta que en la actualidad es imposible un cambio en solitario. Y por tanto debe ser un objetivo cesar la confrontación con quien representa el centro-izquierda, es decir con el PSOE, y para conseguirlo hay que hacer un esfuerzo por ambas partes. Hay que establecer complicidades tanto en la oposición a la derecha y sus políticas como en el planteamiento de una posible alternativa desde la izquierda. No hay nada que haga más mal a los posibles votantes que las luchas entre quienes ellos consideran que se encuentran en un mismo lado del arco parlamentario.

Estas son algunas de las tareas que las fuerzas que componen el conglomerado de la izquierda alternativa tienen que poner en marcha si no quieren que con el paso del tiempo se pierda la esperanza y la confianza que entre todos han despertado en un momento dado.

¿Que urgencias tiene la izquierda alternativa?