viernes. 29.03.2024

¿Los responsables del “choque de trenes”?

rajoy puigdemont
Rajoy y Puigdemont durante un encuentro que mantuvieron en 2016 en La Moncloa. (Foto: La Moncloa)

Hay que volver a empezar sobre otras bases lo antes posible y crear una fuerte y amplía unidad de los demócratas, fuera del marco de la fracasada “hoja de ruta”

Lo que parecía que nunca llegaría a pasar ya ha empezado. Finalmente el “choque de trenes” entre los gobiernos de Catalunya y el Estado se ha producido y las consecuencias no creo que sean favorables para nadie.

¿Porque ha pasado? ¿Quién es el responsable?

No hay duda que el primer y principal responsable ha sido el PP en un inicio y el Gobierno de Rajoy posteriormente. El PP con la recogida de firmas contra la reforma del Estatut de Catalunya, su posterior recurso al Tribunal Constitucional, sus maniobras para obtener una mayoría en este tribunal impugnando a alguno de sus miembros, y la sentencia de recorte del Estatut está al inicio de todo el contencioso.

En Catalunya se produjo una fuerte frustración y como acertadamente dijo el entonces Presidente de la Generalitat, José Montilla, un sentimiento de fuerte desafección de la ciudadanía catalana hacia el estado.

Posteriormente el Gobierno del PP, por convicción quizás pero fundamentalmente por cálculos electorales ha llevado una política totalmente equivocada hacia Catalunya, que ha coincidido también con su política antisocial en todos sus planteamientos y en todo el Estado español. El Gobierno ha dejado que se fuera acumulando una profunda animadversión entre la población catalana que se quiera o no ha alimentado y estimulado el crecimiento de un sentimiento no sólo anti PP sino antiespañol que ha llevado a mucha gente a acercarse a un hasta aquel momento reducido espacio independentista.

Hoy lo más fácil sería hablar de la deriva autoritaria del PP hacia Catalunya y su gobierno, pero con todo no creo que sea lo más grave. Lo que es más criticable del PP y del Gobierno Rajoy es su indiferencia y falta de voluntad política en los últimos cinco años para ofrecer una propuesta política que permitiera superar la creciente crispación y malestar en la ciudadanía catalana. Al contrario, en todo momento el Gobierno del PP, ha vuelto a repetir especialmente por cálculos electorales, la promoción de una “guerra de banderas” o dicho de otra manera “un enfrentamiento de nacionalismos”, el español y el catalán.

Dicho esto hace falta también dejar clara la responsabilidad de quien ha gobernado Catalunya. El gobierno de CiU de Artur Más fue el iniciador en todo el estado de la práctica de una política de recortes sociales, con el apoyo parlamentario del PP primero y de ERC después, que provocó una oleada de protestas sociales. Pero la manifestación de 11-S de 2012 inclinó a CiU a añadirse a una propuesta independentista en la que nunca había creído y desviaba el malestar social hacia el Gobierno del PP convirtiéndolo en un malestar nacionalista.

El relato posterior del error de la “hoja de ruta” es suficiente conocido. Se convocan unas elecciones que los independentistas definen como “plebiscitarias” y que a pesar de conseguir una mínima mayoría parlamentaria entre JxS y la CUP no consigue una mayoría de votos. A continuación la CUP va marcando posiciones, dimisión de Más, e incoherencias aprobando presupuestos regresivos.

Y finalmente hacen el grave error de dinamitar su mejor arma, la de la apelación a la democracia. Se aprueban unas Leyes del Referéndum y de Transitoriedad Jurídica que han vulnerado toda la legalidad del Parlament de Catalunya, sin hacer caso no sólo de los requerimientos de la oposición, sino sin escuchar tampoco ni la opinión de los letrados de la cámara ni al propio Consell de Garanties Estatutaries.

Pero el gran error de los independentistas es no tener en cuenta la correlación de fuerzas. Parece que hayan ido jugando a una independencia de juguete. No han tenido en ningún momento presente el poder de la estructura estatal. Y han preferido la táctica de “pocos pero seguros” dividiendo el espectro político de Catalunya y quedándose en la reducida mayoría independentista rechazando la alianza con otras fuerzas partidarias del refuerzo del autogobierno y de la reivindicación de un Referéndum pactado y con garantías de reconocimiento. Al contrario se han ido cerrando en su núcleo más reducido.

Durante la transición la Assemblea de Catalunya dejó la lección de aglutinar amplias mayorías para conseguir grandes objetivos como en aquel momento era la democracia. JxS y la CUP no han tenido en cuenta esta lección. No han querido rebajar ni cambiar una coma de su “hoja de ruta” y han desestimado conseguir amplias mayorías sociales y políticas. Sólo hay que ver como desestimaron la fuerza del Pacto Nacional por el Referéndum cuando consideraron que no se los servía.

Incluso han provocado fracturas importantes en la propia sociedad catalana y entre las fuerzas partidarias de un mayor autogobierno. Han maltratado a todo el mundo que no comulgara con los ideales nacionalistas, fueran federalistas o confederalistas, y contra ellos y sus representantes más conocidos han lanzado furiosas campañas descalificadoras, algunas de contenido como mínimo despreciable. Se han recluido en un ambiente ultra-nacionalista que es lo peor que podían hacer.

Y después ha llegado la realidad, la intervención desproporcionada y grosera del Estado que los ha hecho conscientes de su escasa fuerza y su incapacidad para hacerle frente. Especialmente porque detrás no tenían una sociedad plenamente aglutinada ni aliados suficientes dentro del estado.

No tengo ninguna duda que todo esto puede comportar al final en una resaca considerable de frustración que puede durar mucho tiempo y que hace temer una regresión en el nivel del autogobierno. Habrá que volver a empezar sobre otras bases lo antes posible. Crear una fuerte y amplía unidad de los demócratas, fuera del marco de la fracasada “hoja de ruta”, que defiendan un nuevo planteamiento para alcanzar un más pleno autogobierno de Catalunya tejiendo amplias alianzas con fuerzas de todo el estado que sean partidarias de una regeneración y de una reforma de la Constitución que permita un ensamblaje cómodo para todos y también de Catalunya y una sustitución de la etapa reaccionaria del actual gobierno del PP.

¿Los responsables del “choque de trenes”?