viernes. 19.04.2024

Raimón uno de los nuestros

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El domingo 28 Raimón dijo adiós a los escenarios en el Palau de la Música. Fue un recital típico del cantante, con sobriedad, con sencillez pero con un perfecto orden y concepción de las canciones elegidas.

Raimón repasó el conjunto de su larga carrera pero dejando suficientes huellas para describir gran parte de su concepción como persona, como cantante y como ciudadano comprometido y destilando de forma clara su concepción ideológica.

Raimón, el hombre y el cantante son sin duda “uno de los nuestros”, y a largo del último recital dejó muy clara su concepción ideológica y humana. Raimón recordó sus primeras canciones desde “Som” hasta “Al vent” canción que definió como su inicio y su conclusión. Pero Raimón cantó sus canciones más intimistas y personales vinculadas con Italia y su compañera y esposa Annalissa, pasando por las canciones que representan su vinculación con la lengua y la cultura catalanas, desde una amplia visión cultural reflejada en los versos cantados de los poetas Ausiàs March y Rois de Corella (de su País Valencià de origen), Anselm Turmeda (Illes) y Espriu (Catalunya).

Pero Raimón también dejó muy claro sus orígenes que no olvida porque no quiere perder la identidad, y a pesar del desconocimiento de algunos de sus espectadores que trataron de identificar con el grito de “independencia”, él dejó explícitas dos cosas: su identificación con las clases subalternas y una concepción muy clara que va desde su primigenio “instinto de clase” hasta su clara “conciencia de clase”.

Raimón fue desgranando paisajes de su pensamiento como “No el coneixia de res” donde hace referencia al luchador desconocido con cinco años de prisión a las espaldas que le explica cómo es de importante la educación de la juventud si se quiere liberar. Pasó por su comprensión de la “espriuana” fraternidad plurinacional de los pueblos ibéricos con canciones como “País Basc” o “18 de Maig a la Vila” referencia de su histórico recital en Madrid.

Y redondeó su adscripción ideológica que no partidista con canciones claramente combativas como “Als anys  40 quan jo vaig nàixer”, a la dedicatoria a todos los luchadores clandestinos con la canción que en su momento dedicó a Gregorio López Raimundo “Te he conegut sempre igual” hasta culminar con temas como “D’un roig encès”  de un rojo encendido como él querría las palabras y el mundo, a “Jo vinc d’un silenci” donde rinde homenaje a la lucha de liberación de las clases subalternas por parte de quien no quiere perder ni sus orígenes ni su identidad, y como no al “Diguem no!” de la hambre que es pan de los trabajadores y de los hombres encerrados en prisión llenos de razón. E incluso se desahogó explicando la razón por la cual cantó “Amanda” como homenaje a Víctor Jara, la única no compuesta por él.

La voz de Raimón, la humanidad, la ternura, la profundidad, la lucha que desprenden sus canciones nos son tan actuales ahora como antes. Es cultura en estado vivo. Y que defiende a la vez  los derechos nacionales y de los derechos sociales  desde una perspectiva de clase. Son la historia de nuestro tiempo hecha canciones.

Son en gran parte un relato de la trayectoria personal de muchos de nosotros.

Fue en definitiva un recital de despedida cuidadoso y acertado por parte de un Raimón en plenitud de facultades que cierra una página de su historia personal. Por suerte sus canciones, sus discos, continuarán con nosotros. Muchas veces para darnos moral en momentos de desfallecimiento.

Y sin duda la personalidad de Raimón perdurará siempre entre nosotros porque “ÉL ES UNO DE LOS NUESTROS”.

Publicado original en catalán en revistatreball.cat

Raimón uno de los nuestros