viernes. 19.04.2024

La izquierda desdibujada

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El principal problema actual del PSOE es sin duda que todavía está con la necesidad de solucionar las diferencias internas con el socialismo tradicional que representaron Susana Díaz y otros barones

Los resultados de las elecciones andaluzas tendrían que hacer repensar a las izquierdas plurales como afrontar el futuro.

Las izquierdas tienen que hacer una reflexión a fondo sobre sus carencias si lo que quieren es ser capaces de, mediante una “competencia virtuosa” y plural, convertirse en una alternativa a la derecha tripartita. Y esto pasa de forma obligada para repensar esas carencias ideológicas, programáticas y organizativas.

En el caso del PSOE es evidente que con la elección de Sánchez se dio un paso adelante que habría que consolidar. El Presidente de Gobierno sin duda ha hecho un buen recorrido con su enfrentamiento con el aparato tradicional del PSOE y con la conquista de la Secretaría General. Este proceso parece que le ha servido para lograr una mayor conexión con la base del propio partido e incluso una nueva definición política. De momento la política que está llevando a cabo desde el gobierno significa una cierta ruptura con el pasado socio-liberal del PSOE.

las-ideasSánchez está haciendo frente a un periodo muy complicado fruto de la correlación de fuerzas y del continuo problema derivado del independentismo catalán. A pesar de ello hay que resaltar que acierta con su política respecto a Cataluña, apertura al diálogo pero sin transigir en el respeto a la legalidad.

El principal problema actual del PSOE es sin duda que todavía está con la necesidad de solucionar las diferencias internas con el socialismo tradicional que representaron Susana Díaz y otros barones. Sánchez precisa hacerse con todo el control del partido tal como las bases establecieron. La derrota del social-peronismo andaluz encabezado por Susana Díaz le da una oportunidad. Es evidente que hay barones que parecen haberse resituado como el extremeño Fernández Vara o el valenciano Ximo Puig, pero hay otros irrecuperables como García Page, de Castilla-La Mancha, o Lambán de Aragón, que representan los sectores más retrógrados del antiguo socialismo felipista.

Sólo mediante una renovación del aparato como pedía José Luis Ávalos, secretario de organización del PSOE, Sánchez tendrá la posibilidad de transitar hacia una renovación ideológica y política del partido, tal como ha hecho el “Labour” de Corbyn.

Si esta es la situación en cuanto al PSOE, mucho más difícil es la situación de la izquierda alternativa de Podemos y sus confluencias.

No hay duda que la burbuja mediática y la novedad política de Podemos y sus confluencias se está deshinchando de forma rápida después de cinco años de vida. No se puede olvidar que Podemos sale con fuerza, al albur de las elecciones europeas, después de una importante campaña mediática que sirvió para deshinchar las expectativas que en aquellos momentos tenían los sectores más tradicionales de la izquierda alternativa como IU o ICV, que se vieron arrinconados por la irrupción de los podemitas.

Pero con el tiempo las expectativas han ido disminuyendo de forma importante. El problema de la indefinición ideológica, estratégica y organizativa es alarmante y está teniendo consecuencias de dimensiones difíciles de evaluar.

Podemos y también “los comunes” están situados en una indefinición en los tres temas. A nivel ideológico no tienen referencias claras y hay profundas y difíciles divisiones internas. Esta carencia de definición ideológica se la provoca una carencia clara de estrategia definida respecto a temas importantes cómo es la definición del modelo de estado o sobre el papel del mundo del trabajo y sus organizaciones. Y su carencia de modelo organizativo, la inexistencia de organización más allá de unos teóricos adheridos a los que cada vez que interesa a la cúpula dirigente se los somete a “referéndums” aprobatorios de las decisiones de la cúpula, es muy grave.

gramsciParece que tanto Podemos como los “Comunes” hayan obviado la máxima de Gramsci que recomendaba “ideas+organización” así como su planteamiento sobre “el príncipe moderno”, es decir la organización como intelectual colectivo.

Las organizaciones de la “nueva política” parecen basadas en unas élites que elaboran y unas bases a las que se pide activismo pero nunca participación real en la elaboración del relato.

Las consecuencias están claras. Podemos está viviendo toda una serie de anarquía organizativa en los diversos territorios, Andalucía, Cataluña, Aragón y otros escogen direcciones alternativas a las que propone la dirección, o también se comprueba en la crisis con los concejales del Ayuntamiento de Madrid. La realidad de la participación en los “círculos” es prácticamente nula y van desapareciendo progresivamente. Y esto provoca que la dirección adopte posiciones “vanguardistas” y poco prácticas como las movilizaciones de minorías contra Vox al día siguiente de las elecciones andaluzas en lugar de analizar las causas del fenómeno y cómo afrontarlo políticamente.

En el caso de los “comunes” la situación no es mejor. Después de sus buenos resultados en las municipales de Barcelona y en las generales la situación cambio en las autonómicas donde quedó en quinta posición y muy lejos de los resultados obtenidos la última vez por ICV en solitario. Las divisiones internas se multiplican, no hay una organización ni una dirección clara, más allá de la personalidad de Ada Colau. Sus mensajes políticos son varios cuando no contradictorios. Su posición ante el Gobierno de la Generalitat discutible, sin posicionarse frontalmente al discurso unilateralista del Gobierno de la Generalitat lo cual deja huérfano la parte más importante de su electorado. Siempre son más comprensivos con los independentistas irredentos que con los unionistas, cuando aquello lógico sería combatir ambos bandos.

Cómo en el caso de Podemos no tienen un discurso claro sobre el modelo de estado, y todo lo dejan al albor de un hipotético referéndum acordado que no se concreta, y que parece una página ya pasada a día de hoy. El problema es que en su seno conviven independentistas, federalistas y confederales, lo cual impide ninguna definición y no hay nada más perjudicial que la indefinición en la actual situación catalana.

La nueva política tiene un grave problema puesto que las próximas elecciones pueden ser decisivas para su futuro. Es previsible que puedan cuestionarse los resultados obtenidos en muchas de sus capitales emblemáticas en las anteriores elecciones municipales, y veremos qué resultado obtienen en las autonómicas y europeas, que pueden ser decisivas para la viabilidad de su proyecto político.

Sin duda precisan definiciones claras sobre algunos temas como pueden ser:

a) Europa, donde no se acaba de definir de forma clara sobre si apuestan por un europeísmo indudable a la vez que crítico con la realidad actual

b) ¿Están por un estado federal con reconocimiento de las diversidades pero sin desigualdades en cuanto a los derechos sociales?

c) Sindicatos, ¿reconocen la “centralidad del trabajo”, la necesidad de democratizar la economía y reforzar el papel de las organizaciones sindicales?

Hasta ahora la nueva política ha preferido el activismo social a la organización social, el activismo a la militancia organizada. El liderazgo por encima de la organización participativa.

Creo que sería lamentable que la “nueva política” haya servido para deconstruir las organizaciones alternativas tradicionales de la izquierda sin construir bases sólidas para unas organizaciones de futuro.

Hay que decir que a estas alturas la organización alternativa de izquierda que parece tener una mejor salud y unas ideas más claras tanto políticas como organizativas es Compromís que colabora pero se sitúa al margen de Podemos.

Por último sólo desear que el conjunto de las izquierdas sepan salir con suerte y lo más rápidamente posible de la situación desdibujada actual y plantearles un reto claro: una alternativa de izquierdas sólo saldrá de la unidad de las izquierdas políticas diversas con una propuesta política definida tanto sobre el tema territorial como sobre el tema económico y social. Y que no olviden poner como un punto fundamental entre sus objetivos fortalecer el papel y las funciones de las organizaciones sociales especialmente el sindicalismo de clase. La historia nos dice que sin organizaciones sociales fuertes, especialmente sindicales fuertes, no hay alternativa política de izquierdas.

La izquierda desdibujada