jueves. 18.04.2024

El Gobierno Sánchez, ¿una oportunidad que aprovechar?

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La llegada del PSOE al Gobierno ha llevado a las fuerzas de la derecha a una situación de cierta crisis, organizativa en el caso del PP, y política en el caso de Ciudadanos

La llegada de Sánchez al Gobierno a través de la moción de censura ha abierto una puerta a la esperanza de una alternativa de progreso en un espacio político hasta ahora dominado por la hegemonía de la derecha política.

De entrada, la llegada del PSOE al Gobierno ha llevado a las fuerzas de la derecha a una situación de cierta crisis, organizativa en el caso del PP, y política en el caso de C,s ante una situación no esperada.

A la vez no hay duda que ha provocado una oleada de aire fresco en muchos sectores de la sociedad y unas expectativas quizás desmesuradas de cambio. Sólo hay que ver la mayoría en que se ha sustentado el triunfo de Sánchez para tener en cuenta sus limitaciones, puesto que algunos de sus apoyos son fuerzas de derechas como el PNV y el PDCat que difícilmente aceptarán cambios en profundidad en las políticas económicas y sociales.

Asimismo, mucha gente no se fía de Sánchez y del PSOE, y no es para menos. El PSOE ha aportado aspectos positivos en sus anteriores gobiernos pero a la vez  profundas desilusiones, sólo debemos recordar la entrada en la OTAN, las reformas laborales de González o los GAL, y en el caso de Zapatero el cambio con nocturnidad de la Constitución y su artículo 135 que daba luz verde a las políticas de austeridad que posteriormente ha llevado a término el PP.

La propia personalidad de Sánchez parece poco fiable, ha cambiado de posición muchas veces. A pesar de todo hay que darle un voto de confianza. Su última trayectoria, su defenestración, su recuperación del poder en el PSOE, la propia moción de censura, la propia composición del gobierno pueden demostrar una evolución del propio Presidente de Gobierno a la que debe darse un margen de confianza.

Es evidente que no se puede presionar demasiado al gobierno en una legislatura de transición hasta las próximas elecciones, especialmente a la vista de la correlación de fuerzas en el Parlamento que continúa siendo de derechas.

Los primeros pasos van en la buena dirección, en el sentido que da unos ejemplos o indicios de lo que podría ser una futura política con una mayoría de izquierdas. El tema de los refugiados del Aquarius; el intento de reavivar las políticas de memoria histórica con hechos tan simbólicos como la retirada de la tumba de Franco; la propuesta de no cumplir los objetivos de déficit en 2018 y 2019 aprovechando que España es hoy un socio fiable de una debilitada UE; el inicio del diálogo social que tendría que reformar algunos de los aspectos más lesivos de la Reforma Laboral del PP, así como en la Reforma de Pensiones del PP la eliminación del factor de sostenibilidad en las pensiones y el regreso del incremento de pensiones vinculado al IPC; el propio acuerdo entre sindicatos y patronal al que no es ajeno el nuevo clima político; las propuestas de incremento fiscal; la política de cambio y transición energética y el fichaje de alguien tan poco cuestionable como el ex-dirigente de ICV Joan Herrera como director del IDAE; todo esto son  indicaciones de un planteamiento de una futura política de izquierdas en la próxima legislatura. El nombramiento de Borrell un nacionalista europeo y un profundo conocedor de las interioridades europeas. Y por último la apertura de diálogo con el Govern de la Generalitat, dejando clara la voluntad de entendimiento pero siempre dentro de la legalidad, en este sentido la propia reunión y el traslado de los políticos presos a Catalunya son buenos pasos especialmente en comparación con la anterior política del Gobierno de Rajoy.

A pesar de todo el gobierno de Sánchez tendrá que afrontar dificultades importantes que no se pueden despreciar:

1.- En primer lugar las reticencias que a pesar de no afloren existen en su partido especialmente entre muchos barones territoriales. Su silencio actual está determinado por la posición de autoridad que ha adquirido Sánchez y en la necesidad de que su buena imagen electoral es básica de cara a las elecciones autonómicas del 2019. Pero no hace falta subestimar al enemigo interno de todos los herederos del social-liberalismo que ha dominado durante tanto de tiempo el partido.

2.- La radicalización de los dos partidos de la derecha cada vez más derivados hacia posiciones de derecha más extremas en sus dos caras gemelas de Rivera/ Casado, que no pueden aceptar la consolidación de una alternativa de las izquierdas.

3.- Peticiones de exigencia de más radicalidad por parte de sectores de la izquierda y movimientos sociales minoritarios que parecen no entender cuál es la actual correlación de fuerzas y que lo piden “todo y ahora”. Habría que ver si Podemos es capaz de huir de esa tentación y opta por una política de “luces largas” que permita llevar al conjunto de la izquierda en buenas condiciones a la próxima cita electoral, su papel tendría que hacer más de impulsor que de crítico controlador.

4.- La relación con Catalunya. La buena voluntad de Sánchez y su oferta de diálogo tendrá que enfrentarse con un independentismo que no ha aprendido la lección y que trata de mantener encendida una falsa creencia en el ideal de una próxima independencia. El Gobierno tendrá que transitar entre el diálogo siempre que se compruebe  voluntad real por parte del Gobierno de la Generalitat y los líderes independentistas. Y esto será difícil con un juicio en puertas en otoño. Porque una cosa es clara: la acusación de rebelión puede ser exagerada pero todos esos políticos hoy en prisión, en el autoexilio o simplemente imputados vulneraron los días 6/7 de septiembre el Estatut de Catalunya y la Constitución y por lo tanto se merecen como mínimo la inhabilitación política.

5.- Esperar que no se reactive ninguna crisis económica en el ámbito internacional.

El Gobierno de Sánchez también tiene oportunidades que aprovechar:

a) Profundizar la relación política con los futuros socios de cara a establecer una relación estable con el resto de fuerzas de izquierda.

b) Reforzar los lazos con el gobierno de Portugal de cara a forjar una alianza del socialismo ibérico que tendría que tender puentes cabe otros partidos socialistas como el “Labour” de Corbyn.

c) Intensificar una relación fluida y estable con el sindicalismo de clase y confederal, el fortalecimiento del sindicalismo de clase es un elemento fundamental para garantizar una futura hegemonía de la izquierda política y social.

d) No hay duda que una política de diálogo y negociación sobre cuestiones concretas con Cataluña, puede favorecer un clima de distensión y aislamiento del independentismo más extremo.

El Gobierno Sánchez, ¿una oportunidad que aprovechar?