jueves. 25.04.2024

El fracaso de las izquierdas

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No hay duda que la repetición de las elecciones el 26J significaron una derrota para las posiciones de las izquierdas, tanto las moderadas, representadas por el PSOE, como las alternativas de Unidos Podemos y sus confluencias. El beneficiado sin duda fue el PP y Mariano Rajoy que está demostrando ser quien mejor ha sabido controlar los tiempos políticos.

Es evidente que desde el 20D la actuación de las fuerzas del centro-izquierda y la izquierda ha sido manifiestamente mejorable. Parece que hayan perdido de vista quién era su enemigo principal. Parece que más que tener como objetivo principal echar Rajoy y el PP, su objetivo fuera dejar claro quién era la alternativa a Rajoy.

El 20D dio una mayoría del Parlamento bastante favorable a una mayoría de centro izquierda y de la izquierda alternativa y de progreso. Pero ni el PSOE ni Podemos supieron gestionar el momento post-electoral. Por parte del PSOE parecía que tenían más miedo a ser utilizados por Podemos y sus aliados que ganas de formar un gobierno de cambio. Es por ello que priorizaron su pacto con C´s. Pacto que intentaron presentar como un pacto para un gobierno progresista y reformista, obviando el hecho de que C’s a pesar de sus postulados regeneracionistas es una fuerza claramente de derechas especialmente en sus postulados económicos algunos de ellos incluso a la derecha del PP.

El PSOE optó por la derecha de C’s a pesar de no le daba los votos suficientes y minusvaloró claramente a Podemos y al resto de fuerzas de la izquierda. El resultado fue el fracaso de la investidura de Pedro Sánchez.

Pero es evidente que la actitud política de Podemos, en este periodo, tampoco favoreció la entente. A partir de  una táctica de espectáculo político y soberbia prepotente los de Pablo Iglesias desmintieron cualquier voluntad real de conseguir un pacto plural con el PSOE. Los ataques dirigidos al PSOE, las líneas rojas, la prioridad del reparto del gobierno, todo ello fruto de  una estrategia torpe o mal calculado y como mínimo demostrativo de una carencia de preparación para llevar a cabo política institucional.

En definitiva el desacuerdo entre el centro-izquierda del PSOE y el frente progresista y de izquierdas de Podemos y sus aliados condujo  al primer fracaso de una posibilidad de gobierno de cambio que echara el PP y Rajoy.

Las elecciones posteriores ratificaron esta derrota, pérdida de votos y escaños del PSOE, pérdida de un millón de votos de UnidosPodemos y de las confluencias y mejora en votos y escaños del PP y de Rajoy que se consolida como principal candidato a Presidente del Gobierno. Durante toda la campaña electoral tanto el PSOE como UnidosPodemos a pesar de que en su discurso público los dos repitieran que su objetivo era echar a Rajoy, hicieron evidente que lo que buscaban era saber si había o no “sorpasso” en el campo de la oposición. El objetivo básico y casi a “vida o muerte” del

PSOE era evitar que los de Pablo Iglesias los superaran en número de escaños y/o de votos. En el caso de UnidosPodemos quedó claro que lo que deseaban por encima de todo era superar el PSOE.

Y al final las dos fuerzas salieron perdedoras ante un Mariano Rajoy que demostró tener una mayor capacidad de visión política que sus adversarios.

Muchas son las voces que, especialmente desde el PSOE, que no dejan de criticar la pasividad de Rajoy al que acusan de no hacer nada “de sólo leer el Marca y fumar puros”. No hay duda que tienen suerte de que sea así ¿Porque si sin hacer nada los ha ganado tan claramente, que pasaría si fuera activo?

De momento Rajoy tiene a su favor la actuación, querida o no, del Parlamento de Cataluña sobre la opción de una independencia unilateral, al menos sobre el papel. Esto da una razón de estado a Rajoy para pedir sumar fuerzas al Gobierno del Estado. A la vez la UE, no poniendo la multa, y planteando deberes al futuro gobierno, parece apostar claramente por la carta Rajoy. Y a todo esto la urgencia de gobierno para hacer frente a la situación social y económica también juega a favor de una investidura rápida de gobierno.

Todo el mundo, a estas alturas, da por hecho que en caso de unas terceras elecciones el PP ganaría todavía por más diferencia. Y a pesar de esto las denominadas fuerzas de progreso, tanto las moderadas como las más radicales, parecen hoy resignadas a que Rajoy gobierne, eso sí sin que ellos queden salpicados. Incluso dentro del PSOE, además de Felipe González  hay quien ya plantea su abstención, con o sin contrapartidas, a la investidura de Rajoy. Y parece que en el fondo esta abstención del PSOE  también sería el deseo de Pablo Iglesias. Parece que por parte del PSOE y de UnidosPodemos no parezcan capaces de plantearse seriamente una estrategia de cambio político. Parece que la táctica se imponga a la estrategia. Es cómo si estuvieran ya planteándose quién de los dos será más oposición.

Creo que el objetivo real que la gente de izquierdas e incluso de centro-izquierda lo que deseaba cuando votó, tanto el 20D como el 26J, era echar el PP y Rajoy del gobierno. Acabar con un gobierno y un partido corruptos. Enviarlos a la oposición a que se regeneraran. Cambiar las leyes del dolor que el PP ha establecido en la última legislatura, desde la Reforma Laboral, la Ley Werth, la ley “mordaza”, etc. Un nuevo gobierno que regenere las instituciones del país y que implante otra forma de hacer con diálogo y pluralidad, una nueva política económica y fiscal, una nueva Ley Electoral, iniciar el diálogo para una reforma que ayude a la ensambladura territorial y muy especialmente a la situación en Cataluña, y capaz de traer una nueva voz a la UE, como por ejemplo ha hecho Portugal.

Es evidente que hay mucho trabajo a hacer y es posible empezarlo si el PSOE y UnidosPodemos se plantean un gobierno que se centre en la regeneración del país. Un acuerdo de estas dos fuerzas al que después deberían intentar añadir a otros en un acuerdo de legislatura. Buscando el acuerdo con C’s especialmente en cuanto a las medidas de regeneración de la vida política e institucional. Posiblemente debería ser un gobierno de duración corta hasta llevar a cabo las medidas institucionales de regeneración. Pero en todo caso tanto el PSOE cómo UnidosPodemos cómo incluso C’s y otros tendrían que plantearse que este país no se merece ser gobernado por un partido que está imputado en los tribunales y que no ha hecho lo más mínimo para deshacerse de la corrupción que la afecta “hasta la médula”.

Esperamos que a pesar de que parezca tarde, las fuerzas de izquierda y de progreso, sean capaces de reaccionar y evitar a sus votantes una tercera derrota para mayor gloria del PP y de Mariano Rajoy. En caso contrario demostrarían que no son capaces de representar de forma eficiente los votos que se les ha dado.

El fracaso de las izquierdas