jueves. 25.04.2024

Europa y la soberanía limitada

La UE ha pasado de ser la Europa de las libertades a la Europa de la “soberanía limitada merkeliana”.

merkel2La doctrina de la “soberanía limitada” es aquella que se estableció en los países de la órbita soviética, para evitar todo “desviacionismo”, bajo la excusa de la amenaza del sistema capitalista. En base a esta concepción la Unión Soviética y sus satélites del Pacto de Varsovia se arrogaban la posibilidad de intervenir en cualquiera de los países en defensa de los valores socialistas. El antecedente previo, a la concreción de la doctrina por parte de Brezhnev en el 1968, fue la intervención militar en Hungría al 1956, y posteriormente tuvo su concreción con la invasión de Checoslovaquia del 1968.

Con la desaparición del bloque soviético creíamos desaparecida esta figura que representaba la dominación de unos países por la potencia del bloque económico y político al que estaban ligados.

Pero no hay duda que parece que hoy se vuelve a dar una nueva forma de doctrina de la “soberanía limitada”. Es la que se está produciendo a raíz de la crisis económica dentro de la Eurozona entre los países acreedores y los deudores. Más concretamente lo podríamos definir entre la política que define Alemania y que obliga a aplicar al resto de la Eurozona.

Hoy las invasiones no son militares y la “soberanía limitada” se impone con instrumentos económicos. El euro es hoy la herramienta que utiliza Alemania para imponer su poder al resto de países de la zona Euro. El Euro se instituyó de acuerdo con los intereses de Alemania. En los momentos de crecimiento económico no pasó nada negativo, incluso países como la misma Alemania o Francia incumplieron los objetivos de déficit sin consecuencias. Parecía que Europa había conseguido un paso adelante en la consolidación del proyecto europeo. Y todo a pesar de que se instauraba una moneda común que afectaba a economías diversas y sin establecer políticas fiscales, económicas ni de deuda comunes.

La crisis pone al descubierto todas las debilidades del sistema. Y la carencia de una gobernanza común, ni el Eurogrupo ni el BCE son unos instrumentos de gobierno común, sino los instrumentos a través de los cuales la potencia dominante, Alemania, impone sus políticas.

Ángela Merkel y sus políticas han significado un cambio radical respecto a todos los anteriores cancilleres alemanes. Ha llevado a la transición desde una Alemania europea al paradigma de una Europa alemana, lo cual comporta un retroceso de décadas en el proceso europeo.

La UE ha pasado de ser la Europa de las libertades a la Europa de la “soberanía limitada merkeliana”

La imposición de la doctrina alemana se ha comprobado en el caso de Grecia donde se ha utilizado al propio BCE para obligar al gobierno democrático griego a capitular ante una propuesta que todo el mundo sabe que no resolverá el problema de la economía griega sino que simplemente lo atrasa en el tiempo y a la vez lo agrava. La actuación de Alemania con la aceptación del resto de miembros de la Zona Euro ha sido la imposición de la soberanía limitada al pueblo griego y su sumisión. Pero este caso de “golpe de estado financiero” no ha sido el único caso sino el más visible.

No podemos olvidar que en España en agosto del 2011, la presión de los intereses de la Eurozona, encabezada por Alemania, a través del BCE, comportó ni más ni menos que el cambio, con nocturnidad y sin consulta popular, del artículo 135 de la Constitución. La presión del BCE, mediante una carta que se mantuvo en secreto a la ciudadanía, hizo que el PSOE de Zapatero y el PP pactaran un rápido cambio constitucional por el cual el retorno de la deuda se ponía como prioritario por encima de cualquier otro objetivo. Fue sin duda un primer “golpe de estado financiero” sin ninguna resistencia por parte de los principales partidos españoles. Quizás ésta sea la causa de la beligerancia de ambos partidos con Tsipras y su referéndum.

Esta situación que vive el euro y la Eurozona, donde las doctrinas elaboradas por la Alemania de Merkel y Schäuble es aceptada por  la derecha popular europea, los liberales y los socialdemócratas, y en el mejor de los casos con críticas hechas con la boca pequeña, es peligrosa, antisocial y poco democrática y simboliza romper con los valores democráticos fundacionales de la UE.

A las voces de la izquierda alternativa y ecologista, se ha sumado la de economistas progresistas como Galbraith, Pikkety, Krugman, Stiglitz y otros contrarios a la situación actual y a las políticas europeas de austeridad, y se les han añadidos voces respetadas de lo que podríamos denominar la antigua socialdemocracia. Voces de políticos respetados como Prodi que dice “el poder económico de Alemania no tiene los contrapesos que existen en una moneda única de verdad”: o Soares “No es posible que los mercados dominen los estados, son los estados los que tienen que controlar los mercados” “No acepto que Alemania, responsable de dos guerras mundiales el siglo pasado se permita tratar a Grecia cómo si no fuera nada porque no tiene dinero”. Incluso medios de comunicación como el prestigioso semanario alemán Der Spiegel han titulado: “El gobierno alemán ha destruido en un solo fin de semana siete décadas de diplomacia de post-guerra”.

Pero sin duda si alguien ha hecho una crítica más dura, desde dentro del sistema ha sido la venerable voz de la socialdemocracia alemana, la del antiguo canciller Helmut Schmidt que analiza y compara la situación actual de Grecia y sus acreedores y la gran diferencia con la que se tuvo con Alemania y los suyos en “El Acuerdo de la Deuda de Londres del 1952”. A Alemania se le hizo quita de deuda y aplazamiento de los pagos que se han acabado de efectuar hace poco tiempo, pese a que se trataba de una deuda que se remontaba al periodo entre las dos guerras mundiales. Schmidt critica claramente “el espíritu nacional del matón alemán” y dice “el diablo se lleve a los líderes europeos cuando no están listos para salvar Grecia” “¡Grecia necesita inversión!”.

Las palabras de los antiguos dirigentes europeos demuestran el grado de regresión de la UE, que ha pasado de ser la Europa de las libertades a la Europa de la “soberanía limitada merkeliana”.

Europa y la soberanía limitada