jueves. 25.04.2024

Elecciones catalanas: hay que optar por la izquierda y el federalismo

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En los albores de la transición se podían encontrar “pintadas” en las paredes firmadas por PSUC-PSC, en aquellos momentos mucha gente del hegemónico partido de la oposición al franquismo apoyaba la aparición del PSC (hermano pequeño de la izquierda). Posteriormente durante muchos años todo el mundo sabía que la alianza natural allí donde era posible era entre el PSUC y el PSC y posteriormente entre el PSC e ICV. Incluso en el gobierno tripartito de Pascual Maragall, el denominado “Dragón Kan” el partido más pequeño (ICV) reparaba las grietas entre los socios más grandes. 

Ahora con la oleada hegemónica del independentismo en Catalunya y la aparición de los nuevos sujetos políticos han variado las relaciones de forma profunda. Las relaciones entre el PSC y los Comunes no son ahora fáciles. Situación que no se entiende teniendo en cuenta que ambas fuerzas gobiernan en el Gobierno del Estado y en el Ayuntamiento de Barcelona. Las desconfianzas y los recelos mutuos no se pueden esconder y muchas veces son injustificados.

Si PSC y Comuns quieren ser una alternativa de verdad que sirva para hacer algo útil para las clases populares de Catalunya se precisaría que construyesen cada cual desde su particularidad propuestas políticas de izquierdas y federales que puedan permitir una alternativa alentadora

Y a pesar de esto sólo un ciego no vería que el futuro de las dos fuerzas debería pasar por una mayor unidad en torno a dos cuestiones fundamentales: 

  • la defensa del federalismo como forma de relación de Cataluña con el Estado, y a la vez la necesidad de construir una Europa Federal.
  • la defensa de políticas económicas y sociales de izquierdas que ayuden a construir una sociedad menos desigual y fortalecer los valores republicanos de  libertad, igualdad y solidaridad en la sociedad catalana, española y europea.

Pero de momento no parece que las cosas vayan por esta vía que los ayudaría a crear un espacio alternativo frente a las derechas españolistas y frente a los partidos independentistas hoy hegemónicos. Estos últimos han gobernado fomentando también políticas de derechas, y creando desigualdad social y la ruptura de la convivencia en la sociedad catalana en base a identidades confrontadas.

El PSC haría mal tratando de integrar en sus listas electorales al Parlament de Catalunya a grupúsculos de la antigua CiU, tanto a los que se presentan como de centro como Units, como a los claramente de centro-derecha como Lliures o de derecha pura y dura como la Lliga Democrática. Esta gente no aportaría nada ni siquiera prestigio catalanista y por el contrario le puede provocar la fuga de votantes de izquierdas o castellanoparlantes del área metropolitana. El PSC no necesita patentes de catalanismo, su  historia lo califica de forma suficiente y le iría mejor no  jugando a antiguos intentos siempre fallidos de “socio-convergencia” que nunca le llevaron a ninguna parte. Sólo hay que ver los programas y el ideario de estos grupúsculos nada representativos en temas como la educación para ver su talante derechista que nada tiene que aportar a la opción socialista.

Los “Comuns” por su parte harían bien en reflexionar sobre su obsesión por acercarse y tender puentes hacia ERC. A los republicanos siempre les ha sobrado una letra en sus siglas la “E”. Siempre ha sido un partido inestable y si algo lo define es su nacionalismo extremo más que ningún contenido de izquierdas. Su historia en el actual periodo democrático lo demuestra, desde Barrera a Junqueras, pasando por los periodos de Hortalá o Colom-Rahola. Excepto en el paréntesis del tripartito ERC siempre fue un “monaguillo” de CiU y ahora quiere ser el sustituto de la antigua Convergència hegemónica. Sería un grave error tanto de los “comunes” como de Pablo Iglesias creer que ERC es un aliado fiable. ERC es un partido menestral, representante de unas clases medias que quieren aparentar lo que no son y al final siempre giran hacia el conservadurismo.

Los “Comuns” ya han hecho una cosa que habría sido impensable en el PSUC o incluso en ICV como ha sido dar sus votos a unos presupuestos del Govern de la derecha independentista que no han servido ni siquiera para el supuesto objetivo de convocar elecciones anticipadas. El “adanismo” de la llamada “nueva política” ha hecho desaparecer la cordura y la coherencia de la tradición del PSUC y esto no es una buena noticia para la gente de izquierdas.

Como muy bien predica en el desierto Lluís Rabell los partidos que quieren representar a la izquierda tendrían que establecer una cierta, aunque no fuera formal, alianza para crear un polo claramente de izquierdas y en torno a él y con la fuerza conjunta establecer la negociación de alternativas sea con ERC o incluso con un centro catalanista que ayudaran a dibujar un paisaje político de futuro que nos haga salir de este gris periodo dominado por un independentismo irredento e insolidario de derechas que solo ha llevado a la sociedad catalana a la frustración, la ruptura social, al crecimiento de la desigualdad  y a un pozo de atraso económico, social y cultural como país.

El PSC tendría que tratar de ayudar a los partidos de la derecha catalana menos alocados, como el PDeCat, PNC y otros a fin de que  conformaran una apuesta conjunta de la derecha nacionalista más racional y con la que se pudiera  hablar e incluso negociar para salir del nefasto “procés”. 

Y los “Comunes” deberían evitar fiarlo todo a pensar como único objetivo en una futura alianza con ERC como forma para  llegar a poder tocar gobierno en Catalunya.

Si ambos quieren ser una alternativa de verdad que sirva para hacer algo útil para las clases populares de Catalunya se precisaría que construyesen cada cual desde su particularidad propuestas políticas de izquierdas y federales que puedan permitir una alternativa alentadora a la actual locura política de Catalunya.

Elecciones catalanas: hay que optar por la izquierda y el federalismo