¿Dejaremos que la derecha vuelva a ganar?
El cambio hoy es echar al PP y a la derecha del poder. ¿Qué cambio será? Dependerá de la correlación electoral entre los partidarios de la alternativa y los de la alternancia.
Estos últimos años de gestión política de la crisis han sido negativos por el conjunto de la ciudadanía. La gestión económica efectuada por parte de los gobiernos de la derecha, sea el PP o CiU, ha comportado un empobrecimiento generalizado para la mayoría y sólo ha beneficiado las minorías vinculadas al capitalismo especulativo y concesional. Los recortes salariales, en bienestar social, el incremento del paro y la reducción de las prestaciones sociales, la bajada del consumo interno son signos inequívocos de unas políticas hechas en beneficio de los poderosos y en detrimento de la mayoría de la población. En el caso del gobierno del PP estos recortes económicos y sociales han sido acompañadas de unos recortes de derechos no sólo laborales, económicos y sociales, sino de libertades como lo demuestran desde la “ley mordaza” a la reforma del código penal o el acceso a la justicia.
La regresión social, política y democrática es clara y a pesar de esto, y las diversas manifestaciones de rechazo social, nos podemos encontrar que la carencia de una respuesta política suficientemente fuerte nos lleve al mantenimiento del poder por parte de las derechas.
Estamos ante el inicio de un ciclo electoral que se inicia en las Elecciones en Andalucía y finalizará en las Elecciones Generales, pasando por las municipales y autonómicas de mayo y las catalanas de septiembre. Todo un ciclo político completo. Y las perspectivas son inciertas. A pesar del gobierno antisocial y regresivo de la derecha, a pesar de la corrupción generalizada del PP y CiU, sin olvidar la que de forma menos generalizada afecta a otros actores políticos y sociales, puede resultar que la derecha y especialmente el PP pueda volver a ganar por carencia de una alternativa clara. Es muy probable que el PP pierda la mayoría absoluta actual, pero esto no comporta ni que pueda haber un gobierno alternativo, ni que el PP pueda perder el gobierno.
La alternancia tradicional que representa el PSOE no parece en condiciones de derrotar el PP en solitario. En este momento carece de un liderazgo consolidado y de un discurso claro y homogéneo; está lastrado por el recuerdo de las políticas económicas con que afrontó el inicio de la crisis, política precedentes de las que profundizó el PP, y singularizadas en la reforma del artículo 135 de la Constitución. A la vez es claro hacia dónde pretender ir. La vieja política del partido, escondida ahora bajo la figura de Susana Díaz, no parece querer ser otra cosa que la tradicional alternancia a la derecha e incluso juegan con la posibilidad de una gran coalición, todo esto a pesar de la sombra amenazante del precedente que les ha representado el PASOK griego.
No todas las perspectivas son pesimistas: el acuerdo de confluencia en una alternativa plural a la derecha en el Ayuntamiento de Barcelona, o la apuesta para confluir de la coalición ICV-EuiA en Cataluña, a partir de reconocer que ningún actor, ni ellos ni Podemos son alternativa en solitario a la derecha de Mas son dos ejemplos positivos del que debe hacerse.
Y para echar del poder a esa derecha, que nadie podrá hacer en solitario, habrá que articular vínculos, algunos estratégicos y otros tácticos entre las diversas fuerzas desde el centro-izquierda a la izquierda alternativa. Porque los partidarios de una alternativa radical al actual estado de cosas deben contemplar una alianza estratégica de las fuerzas que defienden esta alternativa, sin sectarismos, sin monopolios y con generosidad y voluntad de transformación. Y es evidente también que un cambio, a partir de la realidad política de nuestro país no será posible sin algún tipo de diálogo y relación con las fuerces reformistas del centro izquierda.
El cambio hoy es echar al PP y a la derecha del poder. ¿Qué cambio será? Dependerá de la correlación electoral entre los partidarios de la alternativa y los de la alternancia. Lo que debe quedar claro a estas alturas es que si cada cual va por su lado, la división, y las encuestas así lo indican, permitirán que la derecha continúe gobernando.