jueves. 18.04.2024

“La cuestión nacional” y el conflicto social

Muchas veces el conflicto territorial sirve para ocultar o tratar de anular la visibilidad y la propia existencia del conflicto social...

La cuestión nacional se ha utilizado muchas veces como elemento para ocultar el conflicto social. La cuestión nacional afecta al conjunto de la población, pero no se puede olvidar que la población no es homogénea, y que en su interior coexisten diversas clases sociales con intereses contrapuestos cuando no antagónicos.

Muchas veces el conflicto territorial sirve para ocultar o tratar de anular la visibilidad y la propia existencia del conflicto social. Ha sido así históricamente y así sigue pasando en la actualidad, por ejemplo en el conflicto entre Cataluña y España.

Históricamente las derechas hegemónicas han utilizado al enemigo o al adversario territorial para disolver o difuminar los conflictos sociales internos. Los casos son muchos y evidentes, pasó con la I Guerra Mundial, donde el enfrentamiento imperialista entre Estados por la hegemonía continental hizo desaparecer los conflictos sociales internos, y la adhesión de muchos partidos socialistas a las causas de sus estados, por encima de la solidaridad de clase, provocó la ruptura de la propia II internacional. Asimismo la crisis de los años 30 provocó la aparición del fascismo, el cual sirvió a las clases dominantes para aplastar, en muchos países, bajo el lema de la prioridad de la patria, los intereses y los conflictos sociales de las clases trabajadoras.

En la reciente historia democrática española hemos visto numerosas utilizaciones de concepciones nacionalistas y de enfrentamientos territoriales, que han servido para enmascarar objetivos políticos y electorales y desviar la atención de los verdaderos problemas sociales existentes. Sólo hay que ver la utilización del nacionalismo español por parte del PP, con su campaña contra Cataluña, como herramienta para debilitar el gobierno del PSOE de Zapatero. Y también el permanente victimismo que CiU ha utilizado en Cataluña para mantener su hegemonía política, culpando de todas las carencias al Estado y rehuyendo sus propias responsabilidades como gobierno.

La utilización partidista por parte de la derecha nacionalista del " hecho o cuestión nacional" no puede ser pero motivo para que las izquierdas no hagan defensa de esta cuestión cuando haya razones que conlleven la laminación de derechos nacionales. La izquierda debe defender los derechos nacionales en tanto que derechos democráticos, y aunque no sean valores propiamente y exclusiva de izquierdas, pero los debe defender a partir de los intereses prioritarios de las clases populares a las que representa.

El actual conflicto territorial entre Cataluña y España está determinado por la vulneración de derechos económicos, lingüísticos y culturales de la sociedad catalana. Todo se agudizó después de un intento del gobierno tripartito de Cataluña de establecer un nuevo modelo de relación más actualizado con el Estado, un nuevo Estatuto, que fue dinamitado por la derecha española del PP, pero no exclusivamente por ella, y que culminó con la sentencia contraria a los intereses de Cataluña por parte del Tribunal Constitucional. Este hecho posteriormente se ha acentuado por la política de recentralización del gobierno de la derecha española.

La posición de la izquierda catalana debe ser claramente y decantarse por la  defensa de los legítimos intereses de la sociedad catalana y su " derecho a decidir" sobre qué relación quieren establecer con el resto del Estado. Pero es evidente que esto no puede hacerse olvidando, sino todo lo contrario, que sus intereses principales son defender los de las clases trabajadoras y populares, máximo en un momento de crisis como el actual, donde estos intereses de la ciudadanía son atacados de forma conjunta tanto por la derecha nacionalista catalana de CiU, como por la derecha nacionalista española del PP.

La izquierda no puede renunciar al conflicto social como elemento prioritario contra las políticas de la derecha. Y la defensa de los derechos nacionales no puede ocultar el enfrentamiento de clase y la necesidad de construir una alternativa de izquierdas tanto en el ámbito nacional de Cataluña como ayudar a establecerla también en el ámbito estatal.

Las derechas españolas, por mucho que parezcan pelearse en el tema territorial, mantienen una clara unidad en la defensa de sus intereses de clase, que en estos momentos de crisis económica son los de recortar el estado del bienestar y los derechos sociales y laborales de los trabajadores y de las clases populares. Y así hemos visto como  coincidían votando leyes como la Reforma Laboral o la Ley de Estabilidad Presupuestaria. En definitiva aplicando del austericidio, que no austeridad, impuesto desde el exterior por Merkel y la Troika, sin exclamaciones ni defensa de sus concepciones soberanistas, ni catalanas ni españolas. En definitiva se trata, en ambos casos, de hacer recaer el peso de la crisis sobre la mayoría social, mientras se defienden los intereses de los más poderosos.

Las izquierdas alternativas deben aprender de su antagonista, es necesario priorizar y anteponer ante todo, el conflicto social, la defensa de los intereses de la mayoría social, los trabajadores y las clases populares frente a las políticas antisociales que los causantes de la crisis quieren aplicar, en Europa, España y Cataluña, en beneficio exclusivo de las clases privilegiadas.

En el caso de Cataluña, la izquierda alternativa debe estar al frente de la defensa de los legítimos intereses nacionales pero atándolos a la lucha contra unas políticas regresivas y de recortes del estado del bienestar, llevadas a cabo por la derecha nacionalista, que hunde a los ciudadanos, mientras los trata de distraer con declaraciones "soberanistas". Es una lucha por la hegemonía con la derecha que no hay duda de que será muy difícil. No hay que olvidar que la derecha catalana controla y utiliza de forma partidaria el ámbito mediático, tanto los medios públicos como privados , los cuales esconden sistemáticamente el conflicto social a la vez que magnifican el planteamiento del conflicto territorial desde la perspectiva de la derecha nacionalista.

La izquierda alternativa catalana debe esforzarse por unificar las diversas luchas segmentadas que se dan en Cataluña y ser capaces de hacer, desde la máxima unidad posible, una propuesta de alternativa que plantee un modelo diferente de sociedad para Cataluña, desde el ámbito social, pero también nacional. Hay que recuperar los planteamientos históricos del " catalanismo popular" que siempre se hicieron desde la defensa de los derechos sociales y los nacionales.

En el conjunto de España las fuerzas de la derecha utiliza el enfrentamiento con Cataluña para estimular un nacionalismo español , contrario a todo lo que signifique descentralización , y hacer un frente ante " el separatismo " que a la vez distraiga la ciudadanía de sus problemas económicos y sociales . La derecha, el PP y otros como UPyD, tratan de magnificar inexistentes problemas lingüísticos y educativos de la población castellano- hablante de Cataluña, no sólo para confrontar esta comunidad con el resto, sino para tratar de crear una división social dentro de Cataluña. Una división hasta ahora inexistente en una sociedad que desde la transición se ha cohesionado bajo principios como los de " Cataluña un solo pueblo " o "es catalán quien vive y trabaja en Cataluña “, ideas impulsadas por una izquierda dominante ideológicamente durante el período de transición a la democracia. Las derechas españolistas tratan de reproducir en Cataluña una hasta ahora desconocida situación de frentismo, importada de las políticas practicadas en el País Vasco, a partir de la división entre nacionalistas y españolistas.

En España hay que hacer frente a la derecha  desde un planteamiento de " alternativa con mayúsculas”. Por eso no valen concepciones de alternancia como las que plantea el PSOE, que sólo se diferencia de la derecha en la defensa de los derechos civiles, pero no propone alternativas ni a la política económica ni a la territorial. Hay que recordar que PP y PSOE hicieron la reforma " exprés " de la Constitución al servicio de las imposiciones de la Troika , y que frente al "hecho nacional de Cataluña " ha hecho tres cosas : un frente común con el PP , impulsando el " frentismo "contra el proceso iniciado en Cataluña , reforzando las tesis de la derecha nacionalista española; ha puesto firmes al PSC, alejándolo de la posibilidad de crear un posible polo fuerte de izquierdas dentro del proceso abierto a la sociedad catalana; y limitarse a hacer una propuesta de una teórica y por ahora irreal reforma federal contrapuesta al "derecho a decidir". Esa decir defender la actual legalidad constitucional sin ni siquiera plantearse que existen unos problemas en relación a Cataluña que requieren de soluciones políticas que puedan ser avaladas por la ciudadanía de Cataluña, que le permita cerrar la herida del incumplimiento de un Estatuto ratificado y posteriormente recortado.

La izquierda alternativa española también ha de caminar hacia la unificación de fuerzas planteando una alternativa global que haga del conflicto social su base unificadora y que permita hacer frente a la derecha nacionalista española y a la pseudo- izquierda de la alternancia, ofreciendo una alternativa política, económica, social y territorial diferente y basada en la solidaridad y el reconocimiento de la diferencia de los diversos pueblos del Estado. Hay que decir que, en el tema territorial, la posición de IU ha representado sin duda un ejemplo de alternativa, al aceptar el "derecho a decidir" de Cataluña desde la propia defensa de su concepción favorable al estado federal.

“La cuestión nacional” y el conflicto social