jueves. 28.03.2024

20D Malos vientos para la izquierda

Todo parece indicar que la derecha, PP y C’s, pueden superar el conjunto de las fuerzas de izquierda en las elecciones generales de diciembre.

No parece que soplen vientos favorables para la izquierda de cara a las elecciones del 20D. A pesar de que hace unos meses parecía que el PP estaba en caída libre y que iba a pagar el precio de sus políticas de recortes y autoritarismo, hoy nadie puede predecir un cambio de escenario y todo parece indicar que la derecha, PP y C’s, pueden superar el conjunto de las fuerzas de izquierda.

Este cambio de perspectiva actual es debido de tanto a los errores del conjunto de los agentes de la izquierda, los social liberales del PSOE y la izquierda alternativa, como de la renovación mediática de la derecha con el ascenso de C’s, y a las situaciones coyunturales que favorecen al PP, desde el conflicto con Cataluña, a los atentados terroristas de Paris.

La izquierda ha fallado de forma estrepitosa en los últimos meses. En el PSOE, Pedro Sánchez, no da la visión de ser un candidato sólido ni parece que el partido represente ninguna novedad como alternativa. El papel de Susana Díaz, la presencia de Carmen Chacón, los errores del candidato, sus titubeos, su falta de definición programática clara ante los principales retos, no parecen que sean el remedio para hacer aparecer el partido socialista como una alternativa clara de izquierdas, sino un componente más de un centro político indefinido ante los principales problemas sociales.

A la izquierda alternativa las cosas no parecen más claras. PODEMOS ha dejado de ser la fuerza en ascenso imparable capaz de regenerar el sistema. Todavía más ha sido la puerta abierta por la cual los poderes económicos y mediáticos han debilitado por un lado la izquierda alternativa existente, y por otro han permitido hacer aparecer como nueva una alternativa claramente de derechas como C’s que puede ser el complemento o la alternativa a un PP socialmente desgastado. Hay que decir que C’s no es ningún recambio moderado del PP, al contrario en muchos aspectos es igual o más radical que el propio PP, especialmente en sus políticas socioeconómicas y sociales.

PODEMOS ha perdido en poco tiempo su carácter de novedad. La causa hay que encontrarla en su falta de estructura política, en algunos casos como Cataluña casi inexistente, su falta de concreción ideológica, el hecho de que a pesar de la suya querida indefinición se los sitúe claramente ya en el campo de la izquierda alternativa, de acuerdo con una gran parte de sus propuestas; su arrogancia hacia el resto de las fuerzas progresistas que ha dificultado su alianza con la principal de ellas Izquierda Unida, a pesar de que en grande mide sus programas se asemejan como gotas de agua. A estas alturas sólo ha conseguido acuerdos limitados y poco cohesionados en Galicia, en Cataluña y en menor medida en el País Valenciano, y esto renunciando en gran parte a sus postulados de ser la fuerza predominante. La ilusión ha durado poco y cada vez se hace más evidente que hace falta una organización fuerte, democrática y participativa, que a pesar de sus declaraciones no es PODEMOS un partido formado y controlado por su cúpula, como lo demuestra la cada vez menor participación de sus adheridos.

En el caso de Izquierda Unida su situación es todavía más compleja y negativa. En poco tiempo, y debido de fundamentalmente a sus errores, el mayor de ellos el mantenimiento de una estructura de poder interno paralela y parasitaria cómo es el PCE, ha reducido su capacidad y ahora se presenta con el objetivo máximo de subsistir. La política del último año y medio de IU ha venido marcada por la decisión de sectores del PCE de dar por amortizada la propia coalición de izquierdas. Sus súplicas de coalición con PODEMOS han dado una sensación de incapacidad, sus purgas internas desde la expulsión de todos los militantes de IU de Madrid, hasta actuaciones que han traído al abandono por parte de Izquierda Abierta, han dejado la organización abierta en canal. Y ahora lo dejan todo a la posibilidad de la buena imagen de su candidato Alberto Garzón y su capacidad de movilizar sus antiguos votantes, puede ser que en mayor medida que sus propios afiliados.

Si hace menos de 18 meses muchos veían la oportunidad de articular un amplio frente de la izquierda alternativa, desde IU a PODEMOS, que englobara también las izquierdas periféricas, y que tuviera posibilidades de un buen resultado electoral que le permitiera presionar y decantar el PSOE hacia la izquierda, hoy desgraciadamente el que se ve es la mayor división posible de esta izquierda y un PSOE tambaleando cómo “pato mareado”.

Mientras la derecha recupera terreno. Por un lado C’s crece a partir del fenómeno de renovación que promovió PODEMOS, a pesar de que bajo su aspecto juvenil y telegénico se escondan unas posiciones claras de derecha que en poco, excepto en la pseudo-modernidad de su discurso, lo diferencian del PP.

Por su parte el PP y especialmente Mariano Rajoy está utilizando bien sus cartas en los últimos tiempos para esconder el que ha sido su legislatura. No se trata sólo de sus mayores apariciones públicas, sino en la utilización de dos temas muy sensibles cómo son: el aventurismo secesionista del independentismo catalán; y la posición ante los graves atentados yihadistas a Paris. Después de cuatro años sin apenas diálogo político Rajoy ha empleado estos dos temas para establecer un diálogo público con los responsables políticos de todos los partidos, dando una imagen de estadista que obvia la política partidista y trata de aparentar buscar políticas de estado con el resto de fuerzas políticas.

Y el grave es que en el caso de Cataluña tanto PSOE como C’s dan por buena la propuesta de Rajoy de aplicar la ley sin plantear ninguna alternativa política que sirva para resolver el conflicto. En este caso son PODEMOS, Izquierda Unida y Unión los únicos que plantean propuestas de resolución política del conflicto con Cataluña. En el caso del terrorismo Rajoy lo aborda con cautela frente a las posiciones más beligerantes del PSOE y especialmente de C’s que incluso plantea la posibilidad de enviar tropas en Siria. En este caso un Rajoy escarmentado, por las consecuencias de la participación en Irak y el 11M, adopta una posición prudente que lo trae a ser más coincidente en parte con Iglesias y Garzón que con Sánchez y Rivera.

Y es evidente que a un mes escaso de las elecciones estas actuaciones pueden traer al hecho que el PP, en pocos días pueda salvar parte de su capital político perdido durante los cuatro años de recortes y políticas antisociales. Es posible que la contención en el tema terrorista y las políticas aventureras de Mas y los independentistas le ayuden a recuperar votantes perdidos. En el caso de Mas se trataría de un retorno del favor que Rajoy, con sus políticas cerradas, le había dado y que permitió a “Juntos por el Sí” ganar las elecciones catalanas. Y es que los nacionalismos se retroalimentan.

Y a todo esto la izquierda se prepara a lamerse las heridas de la derrota otra vez y el que es más grave a dar una nueva vuelta de cuerda a un "cainismo” del que parece difícil que se desprenda. Todo serán quejas y buscar “chivos expiatorios” en lugar de hacer autocrítica de los errores, pero el mal para la ciudadanía ya estará hecho.

En todo caso parece confirmarse un aspecto positivo en toda la situación política que es la superación del bipartidismo tanto en la derecha como en la izquierda, y esto puede abrir algunas vías de futuro especialmente en lo referente al cambio de la actual ley electoral discriminatoria que permita en un futuro la consolidación de un espectro político diverso y más democrático.

20D Malos vientos para la izquierda