viernes. 29.03.2024

Un día menos también para lograr una sociedad más justa y solidaria

laboral

Se han cumplido tres semanas de confinamiento y nuestra sociedad ha ofrecido en este tiempo lo mejor que se puede esperar de las personas en su dimensión humana: tesón en la lucha contra la pandemia, compromiso de miles de trabajadores y trabajadoras, cada uno en el papel que tienen que desempeñar para que nuestra sociedad  pueda afrontar con garantías y esperanza este tiempo tan duro de confinamiento, y sobre todo un raudal de solidaridad y empatía con el sufrimiento y que están padeciendo miles de personas.

Aún nos queda por delante semanas, no sabemos a ciencia cierta cuanto, ni cómo será  la vuelta a la normalidad de las relaciones sociales, laborales y la recuperación económica que necesitamos.

Este confinamiento nos tiene que servir para la reflexión de la sociedad que teníamos antes de la crisis y de la sociedad que queremos cuando superemos las devastadoras secuelas de este virus mortal.

De esta crisis tenemos que lograr diseñar una sociedad diferente a la del pasado, donde tenga realmente sentido la importancia del empleo como instrumento de realización vital

En este sentido, me gustaría señalar que, al igual que la crisis financiera de 2008, en esta nueva crisis, ahora sanitaria, ha quedado en evidencia el fracaso del liberalismo que aboga por el individualismo y el enriquecimiento sin mesura, aún a costa del derrumbe de un modelo social, tanto en nuestro país como en Europa, y que se traduce en paro, precariedad, bajos salarios, explotación, y lo que se deriva de ello, pobreza, desahucios y exclusión social de amplias capas de la sociedad y en particular, lo tengo que señalar porque es tremendamente injusto, de niños que en estas condiciones se les niega un futuro.

Y de esta crisis tenemos que lograr diseñar una sociedad diferente a la del pasado, donde tenga realmente sentido la importancia del empleo como instrumento de realización vital. Un empleo que ofrezca seguridad, bien remunerado, saludable, y que dé las suficientes garantías para desarrollar un proyecto vital.

Al Gobierno de la nación y a los distintos gobiernos autonómicos se les podrá achacar errores en la gestión de una crisis singular. Nadie estaba en condiciones de aventurar la rápida extensión de la pandemia y sus terribles efectos sobre la vida de las personas en el terreno de la salud y la economía, pero tenemos que estar atentos, no equivocarnos respecto a aquellos que van a tratar de sacar provecho del dolor y la desesperación de muchos conciudadanos.

No podemos, no debemos permitir que nuevamente esta crisis recaiga en los hombros de la mayoría de la sociedad y se traduzca en pobreza, paro y exclusión social frente a una minoría cuyo objetivo primordial siga siendo el de la acumulación de más riqueza.

Pensando además en la generación de nuestros mayores, que tantos sacrificios pasaron para lograr una nueva sociedad más democrática y próspera, tenemos que decir, desde la certeza de que vamos a superar esta crisis, que queda un día menos también para lo que debe ser una sociedad más justa y solidaria mirando a un esperanzador futuro.

Un día menos también para lograr una sociedad más justa y solidaria