jueves. 18.04.2024

Israel: asesinos y cómplices

Del holocausto nazi hemos pasado al holocausto sionista. Que triste lección de la historia...

Cuando haya concluido la primera frase de este comentario, unos cuantos cadáveres más se encontrarán esparcidos por la calles de Gaza. “Es el derecho a la legítima defensa de Israel”, que tanto gusta repetir a Barack Obama. Ya son más de 500 muertos; serán miles, los asesinatos en la franja de Gaza, en esta llamada Operación Margen Protector, que habrá que sumar a la Operación Pilar Defensivo de 2012, o a la Operación Plomo Fundido de finales de 2008 y comienzos de 2009, en las que perdieron la vida cerca de 2000 personas y  5500 resultaron heridas. Nunca, un país, un gobierno, y la inmensa mayoría de una sociedad, en el llamado ‘mundo democrático’, han merecido tanto rechazo y desprecio. No estoy hablando con las tripas. Lo hago activando la zona del cerebro que me queda lúcida y por lo tanto atendiendo a mi consciente capacidad de razonar. Allá por donde vaya, la población israelí tendría que sentir en sus carnes el acoso y agobio de las gentes de bien. Si son seguidores de su gobierno, porque deberían esconderse de convivir con el mundo civilizado; si no fueran partidarios de la masacre de su ejército en Gaza, para que levanten la voz y denuncien a su gobierno. Del holocausto nazi hemos pasado al holocausto sionista. Que triste lección de la historia.

Ni siquiera merece la pena detenerse unos segundos en la estrategia civil y militar de Hamas, en su viabilidad frente a una de las maquinarias de guerra más modernas y asesinas del mundo. Setenta años después de la partición de Palestina por la resolución 181 de la ONU, que dio lugar a la creación del Estado de Israel, el nuevo estado  no para de ocupar territorio palestino desde la contienda de 1967. Asentamientos en Cisjordania, construcción del vergonzante muro, anexión de Jerusalén oriental, desplazamiento masivo de la población palestina, operaciones de guerra en las que han muerto miles de civiles inocentes. ¿Y la comunidad internacional, los organismos internacionales, Naciones Unidas, el derecho internacional, los gobiernos democráticos, la todopoderosa administración estadounidense? Callan, toleran o incluso apoyan a los protagonistas del genocidio. Son cómplices de la barbarie. Simples declaraciones, que ni siquiera llegan a eso, de Naciones Unidas “lamentando los hechos y mostrando su preocupación por la violencia”. Están hablando de Gaza, una ciudad sitiada, atacada por tierra, mar y aire por el ejército israelí, que está perpetrando un verdadero genocidio, crímenes de lesa humanidad, terrorismo de Estado, contra la población civil palestina.

¿A quien le extraña, en este clima de entusiasmo por la muerte, que la diputada radical del partido israelí “Hogar Judío”, Ayelet Shaked, reclame el asesinato de todas las madres palestinas “por dar a luz a pequeñas serpientes” y lo anuncie en la web de su Facebook? En un mundo, en un país civilizado, esto no debería suceder nunca, y si así fuera, esta diputada y seguro que religiosa dama,  debería haber sido detenida por el bien de la humanidad.

Decíamos que han pasado 70 años desde la partición de Palestina, y otros 70 años del genocidio nazi contra los judíos. Todo lo peor del ser humano se ha dado cita en la administración israelí para cometer crímenes de guerra y de genocidio en Palestina. Sin embargo, mientras pasan los días, y como bien denuncia el profesor de la Universidad Complutense, Najib Abu-Warda, las organizaciones internacionales como la ONU, la Liga Árabe, potencias mundiales como EEUU o la Unión Europea, potencias regionales como Egipto, Turquía o Arabia Saudí,“asisten a los crímenes de agresión, de guerra, de genocidio, negociando y renegociando sus intereses de petrodólares, de armas y de guerra”.

Israel: asesinos y cómplices