viernes. 19.04.2024

No creo que el misionero Miguel Pajares haya muerto

No nos conmueve diariamente la enfermedad, el dolor y la muerte de miles de misioneras y misioneros como Pajares ni en realidad nos ha conmovido ahora la suya...

Los medios de comunicación se han hecho eco profusamente del fallecimiento del sacerdote misionero Miguel Pajares, que fue repatriado desde Liberia gravemente enfermo por ébola, pero yo no creo que realmente haya muerto. No ha muerto porque quien muere libremente por elegir salvar la vida de los demás no muere nunca. No ha muerto porque como él hay todavía miles de misioneras y misioneros en todo el mundo que seguirán haciendo cada día y cada noche exactamente lo mismo que a él le hizo enfermar, sin quejarse y sin respiro, y por eso vive siempre en su ejemplo y compromiso. No ha muerto el Padre Pajares porque no muere su generosidad ni su amor a la gente que lo rodeaba. Está vivo porque su sacrificio vive en todas esas personas que dejaron sus casas y familias, el calor de hogares que nunca dejan de echar en falta, para ir a secarle pústulas, como él, a otros enfermos, o simplemente para llorar juntos sus calamidades, para rezar de la mano a cualquier dios generoso, para enseñarles, para mirar con los pobres el cielo  por las noches o para cuidar sufriendo mucho por dentro y sonriendo siempre por fuera de sus niñas y niños.

Es tremendo. No nos conmueve diariamente la enfermedad, el dolor y la muerte de miles de misioneras y misioneros como Pajares ni en realidad nos ha conmovido ahora la suya. Ha sido el miedo a que nos pase como a él, a que nos infecte a los ricos una enfermedad de pobres que no pueden quitársela de encima, ni quizá interese que se la quiten, lo que ha hecho que los medios de comunicación dediquen tanta tinta y tantas horas a un pobre misionero, como tantas y como tantos, creyendo que ha muerto. Sin saber que las misioneras y misioneros como él, hechos de puro amor, no mueren nunca.

No creo que el misionero Miguel Pajares haya muerto