viernes. 29.03.2024

Generación Hernández

Cuando se afrontan unas elecciones tan importantes como las del 20-D muchas veces supone un examen para los líderes de los partidos políticos.

Cuando se afrontan unas elecciones tan importantes como las del 20-D muchas veces supone un examen para los líderes de los partidos políticos. En cierta manera es normal que así sea, y que midan el apoyo externo e interno, y se analicen las ortodoxias y heterodoxias dentro de las formaciones políticas. En el caso de Pedro Sánchez hay un punto a analizar, y es que llegó a la Secretaría General votado en unas primarias que vinculan no solo a cargos, sino a toda la militancia, de tal manera que los militantes compartimos con Sánchez responsabilidad en lo que pueda suceder el día 20-D. A la vez hay un parámetro, y es el hecho de que tan solo lleva en la Secretaría poco más de un año. Por ello, intentar hacer lecturas sobre el futuro político de Sánchez me parece un tema delicado, ya que soy de las personas que opinan que los liderazgos y los resultados que se esperan se obtienen a fuego lento, con tiempo.

Esta misma reflexión me viene a la cabeza cuando trato de analizar el socialismo madrileño, al cual me siento adscrito. Estructurar, y organizar el socialismo madrileño, ahora PSOE-Madrid, no debe ser cosa sencilla. Por un lado está la fuerte pérdida de militancia de los años precedentes, y en parte consecuencia de esto el tener que reorganizar la federación madrileña, incluyendo aspectos de reorientación económica y un cambio de sede. También otros tan importantes como la necesidad de retomar aspectos como la visibilidad y la formación interna, necesaria para tener cuadros formados que son necesarios para las labores de gobierno y oposición. Estos aspectos formativos suelen ser complicados cuando no se gobierna, pero por suerte el hecho de haber recuperado alcaldías importantes hace que muchas personas del PSOE-M retomen labores de gestión. Está la ventaja de que la actual Secretaria, Sara Hernández, ha llegado también en unas primarias votadas por los militantes, lo cual le da un buen margen de confianza y solvencia para liderar el socialismo madrileño durante los próximos años. También está el hecho de aprovechar los cambios generacionales, y creo que de la mano de Sara Hernández ha llegado una generación de personas nacidas a finales de los 70 y principios de los 80. A varios de ellos, que componen la Ejecutiva Regional, les conozco personalmente o en algún momento he trabajado con ellos, como Enrique Rico, Fran Martín, Daniel Viondi, Vicente Montávez, Mónica Carazo, Agustín Vinagre, y especialmente Soraya Valcárcel, que trabaja el ámbito educativo. Hay otras personas de mucha valía en esa Ejecutiva, como las había en la anterior, pero me he querido referir directamente a los que conforman por edad una generación en la cual me encuentro. Vincular el futuro político de Pedro Sánchez a un análisis de los resultados del 20-D sería precipitado, pero enlazarlo con las responsabilidades que pueda tener Sara Hernández o su ejecutiva, sería atroz valorando lo que estas personas pueden aportar en el futuro al PSOE-M, al cambio y a la vida política.

Generación Hernández