jueves. 28.03.2024

El nacimiento de las llamadas Comisiones Obreras

Las “llamadas Comisiones Obreras” (como decía la prensa del Régimen) no fueron en su origen una organización sino un movimiento que fue extendiéndose y a la vez organizándose gradualmente.

CCOOinterior

Se está celebrando en diversos lugares el  aniversario de la creación de CCOO. El pasado día 24 de marzo, hubo un acto conmemorativo de los 50 años de la Comisión del Metal de Madrid.

Las “llamadas Comisiones Obreras” (como decía la prensa del Régimen) no fueron en su origen una organización sino un movimiento que fue extendiéndose y a la vez organizándose gradualmente, por ello no  tuvo fecha ni lugar  de nacimiento. No hubo fundación y por tanto tampoco fundadores, pero si puede hablarse de eslabones fundacionales  y debe hablarse de  sus pioneros y pioneras.

Los estudiosos de los orígenes de CCOO coinciden en afirmar que hubo una primera fase en los años cincuenta en la cual surgieron de forma más o menos espontaneas brotes de oposición en numerosas empresas en las cuales aparecieron  y desaparecieron comisiones de obreros sin que tuvieran mayores vínculos unas con otras.  Como expresión y referencia de esa  fase se considera a la Comisión de la mina de la Camocha de 1957 el mito fundacional de CCOO.

Todavía no eran las Comisiones Obreras con mayúsculas. El movimiento de Comisiones Obreras viene  más tarde, y su desencadenante son las huelgas mineras asturianas de 1962 que fueron seguidas por  las de Vizcaya y por las de otras provincias.

En la celebración de Madrid se resaltó la creación el 2 de septiembre de 1964 de una Comisión de Enlaces elegida en una asamblea multitudinaria en los propios locales del Vertical, su desarrollo y su éxito en las elecciones sindicales de 1966 en la mayoría de las empresas, si bien Julián Ariza, su candidato a la presidencia de la Sección Social, no pudo batir al verticalista José Bañales.

Esa Comisión  del 64 no fue causa del azar, sino fruto de un propósito deliberado y de un trabajo concienzudo de quienes ya participaban en comisiones en  muchas fábricas. Tenían la  voluntad decidida de dar un salto cualitativo constituyendo una coordinación provincial y esto lo recalcan en sus escritos y testimonios  Marcelino Camacho y Julián Ariza. Esa era la orientación que les había dado la dirección del Partido Comunista, en el que militaban.

También aclaran  que si los enlaces sindicales comunistas acudieron a los cursos de formación que daba el Vertical no era para recibir lecciones de nacional-sindicalismo sino para tomar contacto con otros enlaces, de las organizaciones obreras católicas e independientes y preparar una movilización general de los metalúrgicos al calor de la cual se hizo la manifestación y la asamblea del 2 de septiembre de 1964.

Ahora que está tan mal visto tener etiqueta de partido, es conveniente reconocer, que el propio surgimiento y la formación plural de Comisiones Obreras y el apoyo que tuvieron de sectores progresistas de la Iglesia, fueron posible porque el PCE, además de una cierta implantación, tenía una política democrática, unitaria y proclive a la utilización de las plataformas legales.  El PCE estuvo a las duras y a las maduras y cuando hacia 1967 se desató una represión brutal contra CCOO, fue, junto a otros grupos mas pequeños (ORT, MC, LCR, PSP),  un soporte organizativo vital.

Algunos autores han tratado de minimizar el papel del PCE en el nacimiento de CCOO y sostienen que solo las apoyó cuando eran irreversibles. Al margen de la opinión que se tenga sobre el liderazgo de Santiago Carrillo, esa tesis no tiene ninguna apoyatura documental y es contradictoria  en si misma pues la influencia de los comunistas en CCOO era el mayor capital político que tenía la dirección del PCE ante el conjunto de las fuerzas de oposición al franquismo. Las actas de la  reunión de Carrillo con cuadros obreros del interior (Camacho, Soto, Morín, Gerardo Iglesias y muchos más) en París en diciembre de 1964, que pueden verse en el archivo histórico del PCE (Fondo Movimiento Obrero AHPCE), demuestran que en ella se lanzó con fuerza una consigna: impulsar CCOO en toda España.

Algunas opiniones enquistadas me recuerdan a las aquel  terco periodista: “digan lo que digan los termómetros hoy ha hecho mucho mas calor que ayer”.

Lo de menos es que la Comisión del Metal de Madrid,  se creara unos meses después de la de Vizcaya o unos meses antes que las de Barcelona o Sevilla. Mayor merito tuvo  su vocación de estabilidad, algo que mas o menos consiguió hasta el final de la Dictadura y que propició la creación otras ramas de Madrid. Pero el gran valor añadido, en relación a otras estructuras iníciales de CCOO, es que  no se pararon en Madrid pues los dirigentes de la Inter-ramas, creada a finales de 1965, Camacho, Sartorius, Martínez-Conde, Ariza, Luis Royo, Nati Camacho, Vicente Llamazares, Martino de Jugo, Antonio Gallifa, etc.,  viajaron por media España para enlazar  núcleos  y para crearlos en otros sitios. No pararon hasta que pudieron convocar la primera Asamblea Nacional celebrada en junio de 1967 en la finca del conde Motrico en Aravaca.

Puede sorprender ese apoyo de quien fue el primer alcalde franquista de Bilbao, pero ni fue la única vez que alojó a las Comisiones ni fue el único de los personajes de la oposición burguesa que lo hizo. CCOO despertó una gran simpatía y solidaridad en otros sectores y colectivos como el movimiento estudiantil, los curas, intelectuales...

Ahora que está tan cercana la triste desaparición de Lola González Ruiz, hay que decir que los despachos de los abogados laboralistas fueron mucho más que un apoyo. Formaron parte muy activa del movimiento, sus bufetes eran a la vez refugio y sede para los militantes y a veces los abogados eran detenidos con ellos, y finalmente pagaron un precio muy alto por su compromiso en la cruel matanza de Atocha 55.


Juan Moreno | Autor de los libros Comisiones Obreras en la Dictadura y El Metal de Comisiones

El nacimiento de las llamadas Comisiones Obreras