5 de enero de 2015, 19:36
Las Cortes Valencianas aprobaron en octubre de 2012 una ley que creaba el Registro Administrativo de Uniones de Hecho Formalizadas. Derogaron la ley de 2001 y se suprimió el Registro Administrativo de Uniones de Hecho de la Comunidad Valenciana. Se daba un plazo de dos años para que todas las parejas se adaptaran a la nueva legislación, que concluyó en octubre de 2014. La Consejería de Gobernación y Justicia ha prorrogado el plazo para que todas las parejas legalicen su situación hasta marzo de 2015. 10.000 parejas, el 82% de las uniones inscritas desde el año 2000, no habían regulado su situación en plazo. Quienes lo han hecho, tras pagar 60 euros, han comprobado que solo se les reconoce como pareja a partir de la nueva ley. La convivencia anterior ha sido anulada.
-¡Si se casaran como Dios manda…!
-¡Joder, qué tiempos!
El franquismo anuló los matrimonios civiles reconocidos por la República. La victoria en el campo de batalla arrasó con los derechos y las libertades de la Constitución de 1931. La dictadura llegó a sus últimos objetivos militares: todo lo que era mío y resultó ser nada. El vínculo válido fue el religioso. Parejas de civiles, solo en el cuartelillo. La Constitución vigente desanudó la soga que ataba el matrimonio a la Iglesia católica y el Gobierno de Zapatero legalizó los matrimonios entre parejas del mismo sexo. Pero la derecha venerable y católica siempre se ha inmiscuido en las vidas, camas y entrepiernas ajenas. El Ayuntamiento de Murcia mantiene un registro de “Convivencia habitual no matrimonial”, cuyo nombre sugiere extrañas inscripciones, que dejarían en un juego de niños las extravagancias matrimoniales de Las Vegas. Con tanto interés por las intimidades del prójimo, la España apostólica recorre el vasto territorio que va de la truhanería valenciana a la mojigatería murciana.