viernes. 29.03.2024

¿Cómo van los pactos municipales y autonómicos después del 26 de mayo?

elecciones

Transcurridos casi dos meses de las elecciones del 26 de mayo y a falta sólo de concretar algunas comunidades autónomas. el balance global parece inclinarse claramente a favor del PSOE que ha aumentado considerablemente su poder tanto en ayuntamientos como en comunidades autónomas.

La Comunidad Valenciana celebró sus elecciones junto con las generales un mes antes y se ha mantenido un acuerdo entre el PSOE, Compromís y Podemos que le ha dado la presidencia a Ximo Puig del Partido Socialista.

Galicia, Andalucía y Cataluña no celebraban elecciones. En el País Vasco se mantiene el acuerdo entre PNV y PSOE tanto en la Comunidad como en muchos ayuntamientos.

En Cantabria, el PSOE gobierna con el PRC de Revilla. En Castilla la Mancha y Extremadura gobierna en solitario, mientras en Baleares, Canarias y Asturias tiene la Presidencia con acuerdos de diversa índole.

Castilla y León y Ceuta siguen en manos del PP o la situación extraña de Ciudadanos en Melilla que con un consejero se ha hecho con la Presidencia.

Los intentos para convencer a Ciudadanos que apoyara al PSOE, partido más votado en Castilla y León, así como en Murcia no han dado resultado y Ciudadanos ha apoyado al Partido Popular.

Quedan pendientes de definir Murcia y Madrid en el ámbito de la derecha y Navarra, Aragón y La Rioja supuestamente en la izquierda. La derecha lleva machacando varias semanas con el espantajo de que en Navarra el PSOE no puede gobernar con la abstención de Bildu pero parece que no se está saliendo con la suya.

Las negociaciones en estas cinco comunidades están agotando sus últimos trámites y salvo sorpresas de última hora, Murcia y Madrid serán gobernadas por el Partido Popular en coalición con Ciudadanos y las otras tres serán gobernadas por presidentes socialistas con apoyos diversos. PAR y Podemos (pendiente) en Aragón, Geroa Bai, IU y Podemos en Navarra y en la Rioja con el apoyo de IU y la incógnita de Podemos.

Globalmente, el PSOE se puede dar por satisfecho de sus alianzas con fuerzas como Unidas Podemos o los nacionalistas de PNV o Geroa Bai

Globalmente, el PSOE se puede dar por satisfecho de sus alianzas con fuerzas como Unidas Podemos o los nacionalistas de PNV o Geroa Bai. En el caso de Cataluña ha llegado a acuerdos en instituciones importantes como la Diputación de Barcelona con Junts x Cat con lo que ha creado una división seria en el seno de los partidos independentistas. Con anterioridad ha conseguido mejorar su situación electoral tanto en el área metropolitana de Barcelona como en la misma capital donde gobierna áreas importantes de nuevo con Ada Colau y Los Comunes.

El PSOE ha intentado llegar a acuerdos de gobierno con Ciudadanos en numerosas poblaciones pero sólo se han cerrado coaliciones en algunas capitales de provincia de Castilla la Mancha principalmente con alternancia en las alcaldías. Lo normal ha sido que prevaleciera la estrategia de la ejecutiva de Ciudadanos de apoyar al Partido Popular y contar con el apoyo de VOX como ha ocurrido la capital del Reino de España, Madrid.

LO QUE QUEDA POR DECIDIR

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Por tanto la serenidad y la prudencia deberían marcar el principal proceso que queda por decidir. La Presidencia del Gobierno y la conformación de un gobierno que dé estabilidad a España durante cuatro años y permita afrontar los retos de una manera cómoda y con visión de futuro.

Todo parecía apuntar bien cuando el presidente de Gobierno en funciones manifestó que se iniciaba desde el principio una nueva negociación con Podemos, dado que en los meses anteriores no se había avanzado lo necesario. Su voluntad parecía clara en el sentido de acordar con esa formación, si bien la diferencia reiterada sobre si conformar un gobierno de coalición o de cooperación entre ambas fuerzas ha sido explícita.

Los reiterados llamamientos a PP y Ciudadanos para que se abstengan no parecen haber tenido resultados, salvo en crearle algún problema interno menor a Ciudadanos.

En estos procesos complejos de negociación, poco explorados hasta ahora en la política española, conviene fundamentalmente ser prudentes y no lanzar medidas extremas a la opinión pública porque posteriormente es muy difícil dar marcha atrás y desdecirse

En estos procesos complejos de negociación, poco explorados hasta ahora en la política española, conviene fundamentalmente ser prudentes y no lanzar medidas extremas a la opinión pública porque posteriormente es muy difícil dar marcha atrás y desdecirse.

Suele ser un lugar comúnmente aceptado que quien rompe las negociaciones tiende a pagar un mayor precio que quien permanece sentado, con cara de extrañeza ante la actitud de quien se levanta, y sale de la habitación dando un portazo.

Debo reconocer, como mero espectador de estas negociaciones, que la sensación que dio Pedro Sánchez en su entrevista a la cadena SER del lunes 15 de julio fue que rompía las negociaciones y que muy enfadado con algunas actitudes de Podemos (una consulta interna sin mucha trascendencia al parecer, dado que las gana siempre el líder carismático) ya no quería seguir las conversaciones y que o bien se le votaba en las condiciones que él plantea sobre la composición del gobierno o se va a nuevas elecciones después del verano.

Sorprende doblemente cuando unos días antes se había anunciado que unos equipos de ambas formaciones iban a ir desgranando los puntos de un programa de actuación. Salvo para decir a la galería que lo importante es el programa y no las personas que lo lleven a la práctica, nadie se cree ya que lo importante sean los programas.

Los otros socios necesarios como el PNV llaman a la vuelta del diálogo y a no jugar con fuego al plantear nuevas elecciones de resultado incierto. Los partidos catalanes independentistas están a la expectativa.

La reacción de Podemos parece ir en la línea de querer seguir negociando y cediendo en algunos de sus postulados, si bien no en otros como el gobierno de coalición.

La patronal CEOE aboga directamente por ir a nuevas elecciones y los sindicatos UGT y CCOO piden que se constituya un gobierno “de izquierdas” en claro apoyo a la estrategia de Unidas Podemos.

Ante esta situación a los votantes de izquierdas, de unas u otras sensibilidades, sólo nos queda implorar a los dioses del Olimpo, o al Dios de la corte celestial cristiana, o incluso a Lucifer, que vuelva la serenidad y que por el bien de todos se pongan de acuerdo cuanto antes y podamos tener un mes de agosto lo más tranquilo posible.

De no ocurrir esto, cada uno deberá ir pensando si vota o no vota en otoño y a quien le da sus preferencias. 

De lo que no cabe ninguna duda es que los partidos de la derecha y sus votantes se están frotando las manos.

¿Cómo van los pactos municipales y autonómicos después del 26 de mayo?