viernes. 29.03.2024

Los alquileres, el estupor y los vómitos de Guillermo Fernández, presidente de Extremadura

Leo con estupor que la portavoz del Partido Popular Cuca Gamarra en una entrevista radiofónica con Pepa Bueno, ha tachado los presupuestos presentados al Congreso de los diputados por el gobierno de España como “comunistas” porque pretenden controlar el precio de los alquileres de la vivienda. Lo primero que sorprende es que haya tantos diputados "comunistas" ,198 para ser más exactos, que hayan aprobado hoy continuar con el trámite parlamentario.

Al margen de la respuesta que ya le han dado muchas personas sobre la existencia de dicha medida en muchas naciones y ciudades no gobernadas por nada parecido a organizaciones comunistas quiero relatar un ejemplo concreto de cómo está funcionando el precio de los alquileres.

Una mujer joven lleva varias semanas buscando un piso en Madrid donde poder trasladarse para vivir con su novio. El salario entre ella y el supone aproximadamente unos 2.200 € al mes. Necesitan un piso con dos habitaciones. Por fin después de patearse distintos barrios y de indagar en internet ve un piso que cumple las condiciones, aunque bastante viejo y poco cuidado. Cuesta 990 € al mes. El límite que se han puesto es de 1000 €, es decir el salario de uno de los dos. Imprime una pantalla con la oferta y manda el enlace con la propuesta inmobiliaria a su familia y su novio.

La sorpresa viene cuando al abrir el enlace pasados unos minutos el precio por el que se alquila ya no es de 990 € sino de 1.100 € y ya no aparece ningún tipo de descuento. ¿Cuál ha sido la razón de esa subida de 110 € en el precio sólo en unos minutos? Sólo cabe pensar que al entrar varias personas a ver ese piso en la Inmobiliaria o Plataforma de internet que los alquila, automáticamente el precio sube. Lamentablemente ese piso ya no se lo pueden permitir, porque hay que sumar los gastos de comunidad, luz, agua, gas, etc. etc.

¿Así funciona el mercado de alquiler?. El propietario o el intermediario tal y como están las cosas ahora puede poner el precio que le dé la gana. Si quieren pedir 3.000 € pueden hacerlo sin problema. No hay que preocuparse dice la teoría económica. Si no lo alquilan irán bajando el precio hasta el momento en que la oferta se encuentre con la demanda y alguien lo alquile. "Es el mercado amigo".

¿Realmente podemos pensar que la juventud española va a apreciar o valorar positivamente una sociedad que les impide no ya comprar una vivienda digna sino ni siquiera alquilarla aún teniendo trabajo? No digamos ya si una persona vive sola o se queda sola en un momento determinado o no tiene una nómina regular que le permita demostrar unos ingresos. Es imposible poder pagar esos alquileres, en ciudades como Madrid, Barcelona y muchas otras.

La solución también es fácil les podemos decir. Aléjarse unos cuantos kilómetros de tu lugar de trabajo, ir a pueblos periféricos y todos los días dedicar un par de horas para ir y volver a la empresa. Por desgracia ese es el modelo que hemos creado.

Entre los propietarios de pisos en alquiler existe una variedad importante. Las familias que ahorrando han conseguido tener un piso al que sacan una rentabilidad. Los hay que tienen varios pisos y son cómodos rentistas y hay inmobiliarias y fondos de inversión que tienen cientos o miles, donde se concentran a la espera de una buena rentabilidad los que tienen muchísimo dinero.

Sin duda una política adecuada de ayuntamientos y comunidades, con el paraguas de una legislación estatal, puede adecuar el precio de los alquileres dependiendo de la zona, la calle, la calidad o antigüedad de la vivienda. También puede acotar el beneficio de los rentistas inmobiliarios propietarios de un piso y poner unos máximos del precio en función de los metros cuadrados. Por ejemplo en los distritos de la almendra central de Madrid 8 € por metro cuadrado. Un piso de 100 metros cuadrados sería su máximo 800 € al mes. En un lugar más alejado podrían variar los precios a 7, 6 o 5 € el metro cuadrado dependiendo del estado de conservación de la vivienda, servicios, y también de la identidad del propietario y de su riqueza patrimonial.

En cada ciudad los ayuntamientos son los que mejor conocen su realidad como se ve en el cobro del Impuesto de Bienes Inmuebles o del Impuesto sobre el Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana.

Ese tipo de medidas nunca se podrían definir como comunistas. Serían simplemente de control de mercado para evitar rentas injustas y garantizar el acceso a la vivienda de alquiler. 

¿Qué podríamos entender por medidas comunistas o digamos revolucionarías utilizando un lenguaje trasnochado? Quizás nacionalizar todo el suelo disponible para viviendas, sin indemnización a los propietarios, construir  millones de viviendas sociales utilizando los recursos expropiados a los que tengan más de 1 millón de euros de patrimonio, poner alquileres que no supongan más de un 20% de los ingresos de una unidad familiar, y otras parecidas, podrían considerarse medidas comunistas. Pero eso, que yo sepa, no lo propone nadie hoy en día en nuestro país. Eso significaría considerar la vivienda como un servicio al ser humano, un derecho realmente constitucional y no como un objeto de negocio puro y duro. ¡¡Hasta ahí podíamos llegar!!

Hubo unos años que gracias al peso de las cooperativas de viviendas se evitó una subida desmedida de su precio de compra.Todo eso se desbarató por muy diversos intereses. En la actualidad  prácticamente todas las viviendas que se venden en nuestro país son privadas. Las grandes fortunas que ha generado "el ladrillo" son bochornosas. No existe un mercado de alquiler de viviendas públicas y el de viviendas privadas es muy estrecho. La compra supone el sacrificio de toda una vida pagando la hipoteca… si es que te la concede algún banco.

No sé si al final se aprobará o no este presupuesto. Esperemos que si para beneficio de todos los españoles. Sin duda el problema de la vivienda tanto en propiedad como en alquiler seguirá siendo una cuestión sin resolver en nuestro país para las nuevas generaciones.

Me hubiera gustado escuchar al Señor Guillermo Fernández, Presidente de Extremadura, decir que le producen “vómitos” las palabras de Cuca Gamarra sobre el control de los alquileres del precio de la vivienda y no si unos diputados, del partido que sean, votan a favor del presupuesto presentado por su propio partido. Ese partido que de forma generosa, aun habiendo sido militante del Partido Popular, le ha encumbrado a la Presidencia de su Comunidad Autónoma y evitado el trago de dedicarse a su noble profesión de inspeccionar a los muertos. Lamentable la actitud de este señor. Debería ir pensando en desaparecer de la escena pública. 

Los alquileres, el estupor y los vómitos de Guillermo Fernández, presidente de Extremadura