jueves. 28.03.2024

Obama, contra las cuerdas; su única opción es pelear

Los demócratas han perdido todos los escaños que estaban dudosos e incluso algunos en los que parecían favoritos. Estamos ante un correctivo serio, que, sin duda, tendrá consecuencias graves...

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Las elecciones legislativas de este martes en Estados Unidos han confirmado la conquista del Senado por el Partido Repúblico y el refuerzo de la mayoría de que ya disfrutaban en la Cámara de Representantes. Los conservadores dominarán la totalidad del Legislativo. A la hora de cerrar este comentario, ganan siete asientos en el Senado, hasta 51. Pelearán por el octavo, el de Luisiana, que se decidirá en desempate, en diciembre, pero aún así, ya disponen de mayoría absoluta. En la Cámara baja, arrebatan trece escaños a los demócratas, lo que amplía su ventaja hasta cerca de setenta.

UNA DERROTA DOLOROSA

Los demócratas han perdido todos los escaños que estaban dudosos e incluso algunos en los que parecían favoritos. Estamos ante un correctivo serio, que, sin duda, tendrá consecuencias graves. La derrota demócrata debilitará notablemente al Presidente Obama en los dos años que le restan de mandato. Como ya le ocurrió a Clinton, el Congreso se convierte en una fuerza obstructora del poder presidencial.

No es una especulación. Numerosos portavoces del Partido Republicano habían convertido estas elecciones en un plebiscito para doblar la rodilla del Presidente. Más allá de los asuntos referentes a los estados en los que se competían, la mayor parte de los candidatos habían prometido que su elección serviría para echar abajo las políticas que mas detestaban de la Casa Blanca (sanitaria, energética, migratoria, económica e internacional).

En los próximos dos años asistiremos, por tanto, a un acoso sistemático de los conservadores para impedir que Obama pueda afianzar la reforma del sistema de salud o permitir la regularización de once millones de inmigrantes. Además, se da por hecho la autorización legislativa del gasoducto Keystone XL entre Canadá y el Golfo de México, acompañada de leyes que impulsarán la producción energética, relajarán los controles de protección ecológica y acentuarán las políticas de austeridad. En política exterior, el próximo Congreso boicoteará las negociaciones sobre el control del proyecto nuclear de Irán, sostendrán la colonización israelí en Palestina, presionarán en favor de mantener un despliegue militar más extenso en Afganistán e Irak y de castigar más duramente a Rusia.

TRES OPCIONES NO EXCLUYENTES

La gran incógnita en estos momentos es cómo responderá el Presidente Obama. Casi nadie cuestiona que los resultados del martes suponen su derrota política más severa desde que decidiera aspirar a la Casa Blanca. Pero no debe perderse de vista que en semejantes situaciones se vieron algunos de sus antecesores más populares como Reagan o Eisenhower.

Obama tendrá que pelear sin reservas, pero sin descartar espacios de compromiso. El pasado fin de semana, los corresponsales políticos del NEW YORK TIMES aseguraban que el equipo de asesores más cercanos al Presidente habían diseñado un programa de gobierno para estos dos años, agrupados en tres categorías: los asuntos que pueden salir adelante mediante la denominada "acción ejecutiva" presidencial, sin el apoyo del Congreso; los que pueden pactarse con el legislativo; y los que, aunque se queden bloqueados en el legislativo, puedan servir para cimentar la plataforma demócrata para las elecciones de 2016. (1)

Además del espíritu destructivo y furiosamente hostil de los republicanos y el alejamiento de muchos demócratas que lo consideran un líder amortizado, Obama se ve privado de numerosos consejeros y colaboradores que han ido abandonándolo por decepción o desencuentro. Se le reprocha al Presidente haberse encerrado con un reducido grupo de fieles y de practicar un estilo de gobierno poco eficaz y contradictorio, de no saber trasladar las ambiciosas ideas de sus discursos en medidas prácticas de gestión.

Algunas de estas críticas son certeras o razonables (2). Pero lo cierto es que Obama ha sufrido un desgaste en absoluto legítimo. Estas elecciones legislativas han sido planteadas como una operación de acoso y derribo, no sólo de los candidatos demócratas en el cargo o aspirantes, sino del propio Presidente. Hemos asistido a la campaña más costosa de la historia (de un tiempo a esta parte, la última campaña siempre bate records de gasto), de la que se han beneficiado las grandes corporaciones mediáticas (3).

DOS AÑOS MÁS DE SUCIEDAD

Más preocupante aún resulta el tono insoportable del debate en las últimas semanas. Muchos candidatos republicanos se han alejado del Tea Party, una fuerza gastada, pero no han abandonado un lenguaje agresivo, plagado de descalificaciones, alarmismos y groseras manipulaciones (caso Ébola). Cuando el senador McConnell, líder del Partido en el Senado, se refirió siquiera levemente a una posible conciliación con la Casa Blanca en los años venideros, los elementos más intransigentes reaccionaron con virulencia y le obligaron a retractarse.

En definitiva, dos años muy duros por delante. No cabe esperar mucha ayuda de los demócratas, que no han podido movilizar a su electorado. Los grandes espadas del partido ya piensan en las presidenciales de 2016. Hillary Clinton aparece como la candidata indiscutible aunque parezca prematuro asegurarlo. Si se confirma su intención de presentarse, el resto de aspirantes, salvo sorpresa mayúscula, serán puras comparsas.

En el bando republicano, se perfilan tres senadores como favoritos de inicio: Ted Cruz (Texas), Marc Rubio (Florida) y Rand Paul (Kentucky). Todos ellos tienen sólidas posiciones conservadoras, singularmente en el asunto de la inmigración. Algo que pueden sorprender debido al origen latino de los dos primeros. Pero hay que recordar que hay un sector hispano conservador en materia social y de costumbres, aparte de la influencia anticastrista en Florida.


(1) PETER BAKER, MICHAEL SHEAR. Brace for a Shift in Congress, Obama is Setting a New Agenda. NEW YORK TIMES, 2 de Noviembre de 2014.
(2) Un buen resumen de estos seis años de presidencia demócrata, en el artículo de JULIET EILPERIN Y DAVID NAKAMURA, corresponsales del WASHINGTON POST en la Casa Blanca. 3 de Noviembre de 2014. El último libro de DAVID ROTHKOPF, articulista habitual de FOREIGN POLICY ("National Insecurity. American Leadership in an Age of Fear"), analiza el debilitamiento del liderazgo presidencial, y el de Obama en particular
(3) REED RICHARDSON. Corporate Media Companies are the Real Winners of the Midterm Elections. THE NATION, 3 de Noviembre de 2014.

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