viernes. 26.04.2024

La revolución de las plataformas en el PSOE

La sociedad se está volviendo demasiado hostil para la mayor parte de los ciudadanos. Sartre nos alerta de la tentación de la irresponsabilidad, y a continuación, señala que no hay lugar para la excusa porque no hablar también es hablar, callarse es seguir hablando. Una sociedad silenciada es obra de la confusión, que no deja de ser la peor de las mentiras. La oligarquización de la vida política, la carencia de pensamiento crítico en la izquierda, el autoritarismo de una derecha acomodada a un régimen de poder heredado de la dictadura, vuelven la espalda a una ciudadanía que necesita sobrevivir. Asistimos en España a la quiebra de un sistema donde el error es la consecuencia de imponer una realidad oficial ajena a aquellos intersticios donde, fuera de los frontones institucionales, fermentan las creencias, reprobaciones y uso sociales. En realidad, padecemos una privatización generalizada de todos los ámbitos donde el civismo o el demos pudiera tener algún protagonismo.

En este contexto, algunos dirigentes del partido socialista con poder institucional periférico optaron por una operación impugnadora de la esencia del PSOE, de la coherencia ideológica de la organización, de su universo simbólico y por la quiebra, por todo ello, de su posición y función en la sociedad, intentando convertir al Partido Socialista en un profundo y autodestructivo silencio. Un silencio sartreano que en el fondo supone la concreción de lo que denunciaba Herbert Tingsten cuando escribía que “se sacrifican los sueños pasados a la fuerza de los hechos; pero… ¿qué hechos?: los que la clase dominante ha establecido como tales mediante una limitación arbitraria que ella invoca sin cesar y de los que se aprovecha rechazando toda alternativa al statu quo.” El coup de force de una minoría dirigente del PSOE desideologizada y concernida por ambiciones personales morbosas y confiada en que la militancia estaba aherrojada por las redes clientelares y la resignación de la consigna y el concepto mesianista de los liderazgos, ha conseguido algo que no tenían previsto sus muñidores: una auténtica revolución promovida espontáneamente por las bases para recuperar la identidad, la ideología y los valores del Partido Socialista.

Sólo falta la perspectiva histórica necesaria para poder apreciar la enorme trascendencia de esta revolución desde abajo para salvaguardar los ideales que una parte de los dirigentes del PSOE convertidos en oligarquía habían malparado. La automovilización de las bases socialistas proclamando su soberanía y legitimidad para abrir un proceso constituyente que redefina el discurso, la organización interna y la forma de relacionarse con la sociedad del Partido Socialista, es de una calidad política y ética  de tal envergadura que ha restaurado el dinamismo de los valores y la filosofía del socialismo español y que refleja a sus antagonistas, como en un espejo cóncavo de feria, con todos sus intereses nominalistas y maquiavelismo de aldea.  Como dijo Víctor Hugo, la insurrección es el acceso de furor de la verdad. A veces insurrección es resurrección.

La revolución de las plataformas en el PSOE