martes. 23.04.2024

¿Pacto PSOE-C’s?

sanchez-rivera

¿Qué agenda social sería posible con un pacto con Cs? ¿Como reconstruir un mercado de trabajo trufado de precariedad y salarios de hambre con los partícipes de la ideología que ha causado la lamentable realidad que viven las clases populares?

Hace ya largo rato, demasiado en términos de racionalidad democrática y política, que la poliédrica crisis institucional y social del régimen del 78, se intenta, más que sobresanar, reprimir el malestar que causa mediante un fortissimo de impulso autoritario. Son avatares que teniendo ya bulto y vado poseen la mácula de esa desprevención que surge ante la medianía de una dialéctica política de escasa altura. Los espacios de la posverdad adquieren un protagonismo totalizante y totalitario que hacen de la vida pública una fantasmagoría permanente. La triaca derechista sólo entiende la vida pública en términos belicosos colocando ante cada problema un rubicón para que la única salida, en términos de vencedores y vencidos, sea el aniquilamiento social y político del adversario.

Cínicamente se afirma que ello es para restaurar la convivencia rota, entendiendo, se puede deducir, que la convivencia conservadora se sustancia en la uniformidad, el pensamiento único ante el pensamiento crítico, la destrucción del otro, la España minoritaria y carpetovetónica que fagocita la disidencia. La democracia británica descansa en una sana paradoja: “we agree to disagree” (nos ponemos de acuerdo para discutir) y la armonía de la comunidad se basa en la controversia permanente. Unamuno aseguraba que un país vivo era un país ideológicamente dividido, y no encontraba ninguna razón para justificar “eso de la unanimidad.” Al escritor vasco, le daba lástima “un pueblo unánime, un hombre unánime”. La obsesión por lo unánime es siempre un sesgo conservador en España, que encierra la uniformidad impuesta para preservar un régimen de poder acomodado a los intereses de las minorías económicas y estamentales.  Desalojar del formato polémico cuanto no convenga al Ibex 35 y su embalaje político e institucional se ha convertido en el artificioso orden objetivo de las cosas y la corrección política.

El Banco de Santander ya dijo, al día siguiente de las elecciones generales, que un acuerdo PSOE-Cs caería mejor en los mercados. Todo va confluyendo hacia el asentamiento del socioliberalismo. Sánchez tendría que saber que su éxito está ligado a la sintonía con las bases y cada vez que desde Ferraz o la Moncloa se insinúa algún tipo de acuerdo, pacto o maridaje con Cs ese espíritu de las plataformas espontáneas que le hicieron ganar las primarias o la movilización que le ha devuelto al PSOE ser el partido mayoritario se diluye en una frustración que conmociona la función y la posición del partido en la sociedad, ¿Por qué, a pesar de todo, esa aparente necesidad de acercamiento a Cs? La izquierda ha tenido que adaptarse a un régimen donde, por las rígidas hechuras sistémicas e intereses fácticos, su desnaturalización es una coda obligada ya que cualquier proceso de auténtico cambio social, la pulpa nutritiva de la izquierda, es considerado un extremismo intolerable. No hay que olvidar que la democracia es un régimen de poder y una reforma es una corrección de abusos mientras un cambio es una transferencia de poder, lo que produce que una izquierda tímidamente reformista no pueda evitar los déficits democráticos. Hay una cita que se atribuye frecuentemente al primer ministro del Reino Unido de 1957 a 1963, Harold MacMillan, cuando un periodista le preguntó qué era lo que más temía en su trabajo, comentó MacMillan: "Acontecimientos, hijo mío, acontecimientos". La izquierda se ha resignado a constituirse en un ente del no-acontecimiento, se ha privado de sus recursos trascendentes con la ideología en el dulce otium de lo trivial y el marketing sobreactuado.

¿Qué agenda social sería posible con un pacto con Cs? ¿Cómo podría resolverse el problema catalán con un consocio que sólo pretende la supresión permanente de la autonomía catalana, la ilegalización de los partidos nacionalistas y la continua criminalización de sus líderes? ¿Como reconstruir un mercado de trabajo trufado de precariedad y salarios de hambre con los partícipes de la ideología que ha causado la lamentable realidad que viven las clases populares? El régimen político, con esa estrategia de intransigencias y rubicones, y que incluye a la misma jefatura del Estado, está situado en atolladeros en el que sólo ampliando el campo de lo no opinable, de la uniformidad y la confusión, intenta mantener el equilibrio inestable de su poder fáctico. Si en este contexto, la izquierda sólo le puede presentar al ciudadano un perfil de mal menor, estará ofreciendo muy poco a unas mayorías sociales tan maltratadas por el sistema.

¿Pacto PSOE-C’s?