viernes. 29.03.2024

A vueltas con las pensiones

El PP recibió en 2011 el sistema de Pensiones con superávit, con un fondo de reserva superior a los 66.000 millones de euros y con un acuerdo, aunque fue difícil de aceptar para muchos, por el que se aumentó la edad de jubilación y se amplió el periodo de cómputo para determinar la base reguladora de la pensión.

Pero la política del PP, lejos de cuidar y mantener lo recibido, ha provocando, con sus decisiones políticas, una fuerte caída de los ingresos, ha incrementado el déficit y ha dilapidado el fondo de reserva, del que ha sustraído más de 50.000 millones de Euros en estos años, los últimos 9.600 el pasado jueves.

Su reforma laboral y con ella el cambio del marco de relaciones laborales, ha sido una de las causas fundamentales: al provocar la pérdida de más de 1.700.000 empleos estables y de calidad;  estrangular la negociación colectiva y la pérdida de cerca 10 por ciento de los salarios de los trabajadores; cambiar empleo fijo por precario y a tiempo parcial; y estableciendo un conjunto de bonificaciones a la Seguridad Social perjudícales para el conjunto del sistema, provocando con todo ello una importante caída de los ingresos, haciendo entrar en déficit del sistema, dando lugar con  ello a justificar el meter la mano en el fondo de reserva hasta prácticamente liquidarlo.

Lejos de parar, pese a las advertencias recibidas, ha seguido adelante con su política.

La primera reflexión que debiéramos hacernos es ¿quien ha sido el responsable? para pedirle responsabilidades. Nadie podrá negar que ha sido Rajoy, el PP y el conjunto de reformas adoptadas, tanto económicas como laborales, en estos cinco años frente a todos los partidos políticos y de los sindicatos.

Es evidente que hay que tomar medidas, pero estas nunca puede venir por la vía de retocar a la baja el marco de prestaciones actuales, o de trasladar algunas de ellas a los Presupuestos Generales del Estado, sino la de incrementar los ingresos globales del sistema.

Derogar la reforma laboral y recuperar el empleo estable y de calidad; reducir la eventualidad –lo manifestado por el Presidente de AC hoteles pone el dedo en la llaga-; recuperar el poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores; terminar con las subvenciones a la contratación; destopar la cuantía máxima de cotización e ingresar desde los Presupuestos las cantidades necesarias para suplir el déficit.

En definitiva, cualquier acuerdo ha de pasar por el mantenimiento de las actuales prestaciones, volver a garantizar la revisión anual de las pensiones de acuerdo al IPC, y que desde los Presupuestos se establezcan las medidas que permitan garantizar los ingresos necesarios, ya sea mediante un impuesto especial hacia los que más tienen o cualquier otro sistema, pero nunca a costa de los trabajadores.

Lo que no sea esto debiera ser inaceptable y contestado social y políticamente en la calle y en el Parlamento.

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