sábado. 20.04.2024

Por sus despistes les recordareis: psicología del despiste

La vida cotidiana está llena de distracciones, pequeños olvidos y meteduras de pata involuntarias. Todo el mundo las sufre. No es tan raro, por ejemplo, olvidarse las llaves dentro de casa. Hay quien se olvida incluso de acudir a una reunión importante, de un cumpleaños o de la fecha de su aniversario de boda.

Estos despistes, se producen normalmente por un fallo en la llamada memoria prospectiva, que es la capacidad de acordarse no de los recuerdos pasados, sino de las intenciones futuras, de algo que debe ser realizado con posterioridad.

La memoria prospectiva es un elemento clave a la hora de coordinar y controlar la mayoría de nuestras acciones cotidianas, como preparar la comida, coger las llaves, acudir a una cita o tomar una medicación. Este proceso mental, que nos permite planificar el futuro, se asocia con el funcionamiento neurológico del córtex prefrontal.

Los diferentes sistemas de memoria pueden ser divididos en dos grandes grupos: memoria retrospectiva (MR) (posibilidad de acceder a la información almacenada de hechos del pasado) y memoria prospectiva (MP) (en referencia al proceso de almacenamiento de información que deberá ser recordada en el futuro, y que requiere para ponerse en marcha una autoiniciación). La MP permite a las personas un desempeño eficiente en las actividades de la vida diaria. Hay dos componentes importantes en la memoria prospectiva: la intención de hacer algo y el componente retrospectivo. La intención es la que pone en marcha todo el proceso de planificación y de atención; por otra parte, cuando me acuerdo ya del hecho, lo recuerdo como algo del pasado, es por lo tanto un fenómeno con componente retrospectivo y una planificación para su posterior realización.

Cuando sufrimos estrés o cansancio mental somos más propensos a tener despistes. Cuando la mente se encuentra saturada por estrés o sobrecarga de trabajo, empieza a seleccionar lo que más le interesa y olvida otras cosas menos importantes en ese momento. Probablemente muchas distracciones tienen que ver más con la prioridad que damos a los asuntos, que con un problema de memoria.

Es como si el depósito que hay en nuestra memoria tuviera una capacidad limitada. Hay una serie de estrategias que se utilizan para resolver olvidos como no recordar si he apagado o no la luz (una acción automática de la memoria retrospectiva) o recordar dar un recado (memoria prospectiva). Por ejemplo, en las acciones automáticas, empleamos unas estrategias para que no se olvide que hemos realizado una acción y debemos aplicarlas cuando estamos realizando la acción. Son estrategias que intervienen en la fase de registro de la acción (la atención) y en la fase de retención o almacenamiento para que la acción quede codificada y grabada en nuestra memoria (verbalización y visualización-asociación). 

Hay además otras estrategias para recordar posteriormente que esta acción se ha realizado y actúan en la fase de evocación del recuerdo: 

• Para que no se produzca el olvido (por ejemplo: apagar la llave del gas): 

-Atención: Se centra la atención exclusivamente en lo que se está haciendo -Verbalización: Se repite en voz alta lo que se está haciendo, por ejemplo “Estoy cerrando la llave del gas”. 

-Visualización-asociación: Se visualiza la escena, incluso la ropa que se lleva puesta, los objetos de alrededor... y se asocia la acción a estas imágenes. 

• Para recordarlo después (“Puedo estar en la calle y pensar si he cerrado la llave o no”): - Repensar: Se trata de traer a la memoria la escena, “cómo iba vestido (para saber si se trata de hoy o de otro día), si lo he repetido en voz alta...” - En algunos olvidos: Volver al último lugar: Por ejemplo, “En último caso repito las acciones que estaba realizando cuando tuve en mis manos las llaves por última vez”. 

Como ejemplos de la alteración de la memoria prospectiva veamos los siguientes casos de diversas fuentes. 

Prensa escrita: Noticia de prensa: El Poder Judicial expulsa a una juez de Motril, entre otras cosas, por dejar en prisión a un preso que absolvió. Adelina Entrena olvidó que se ordenara la excarcelación de un hombre que pasó por ello 437 días en prisión. 

A nivel Personal: Un día estando en mi consulta, la recepcionista me pasa una nota en la que se lee: “Ha llamado la paciente U. Por favor llámela”. De forma solícita marco el número de teléfono y pregunto: ¿Por favor está U? Del otro lado se oye una voz conocida que responde: ¡Papá por favor...!, era mi hija.

Información referida: Un amigo mío se fue a Barcelona sabiendo que su novia necesitaba unas gafas para la vista y, encontrando la ocasión de comprarle unas muy bonitas y baratas, entró en una óptica. Después de ver unas cuantas, se decidió y le compró unas. La dependienta se las envolvió y pagó la cuenta pero, al marcharse, en lugar de coger la caja con las gafas, cogió otra muy parecida que había al lado y que contenía unas bragas que, seguramente, alguna clienta de las que había en la óptica se acababa de comprar. Mi amigo no se dio cuenta de la equivocación, se fue directamente a correos y le envió la caja a su novia, junto con una carta. La novia recibió el paquete y se quedó extrañada del contenido, así que leyó la carta que decía:

“Querida Marta: Espero que te guste el regalo que te envío, sobre todo por la falta que te hacen, ya que llevas mucho tiempo con las otras que tenías y éstas son cosas que se deben cambiar de vez en cuando. Espero también haber acertado en el modelo. La dependienta me dijo que era la última moda y me enseñó las suyas, que eran iguales. Entonces yo, para ver si eran ligeras, cogí y me las probé allí mismo. No sabes como se rió la dependienta, porque esos modelos femeninos en los hombres quedan muy graciosos y más a mí, que sabes que tengo unos rasgos muy alargados. Una chica que había allí me las pidió, se quitó las suyas y se las puso para que yo pudiera ver el efecto que hacían. Las vi estupendas, me decidí y las compré. Póntelas y enséñalas a tus padres, a tus hermanos y en fin, a todo el mundo, a ver qué dicen. Al principio te sentirás muy rara, acostumbrada a ir con las viejas y más ahora que has estado un tiempo sin llevar ninguna. Póntelas para ir a la calle y todo el mundo va a notar que las tienes. Si te están muy pequeñas me lo dices, que si no te van a dejar señal cuando te las quites. Ten cuidado también de que no te estén grandes, no sea que vayas andando y se te caigan. Llévalas con cuidado y, sobre todo, no vayas a dejártelas por ahí y las pierdas, que tienes la costumbre de llevarlas en la mano para que todos vean tus encantos. En fin, para que te voy a decir nada más, estoy deseando vértelas puestas. Creo que este es el mejor regalo que podía hacerte. Un beso... Manuel”.

José María Manzano Callejo | Psiquiatra. Tutor MIR UDMP.SM. Coordinador facultativo Área Salud Mental. Centro San Juan de Dios. Ciempozuelos. Orden Hospitalaria de San Juan de Dios

Por sus despistes les recordareis: psicología del despiste