martes. 19.03.2024

Mensaje desesperado para Pedro y Pablo

pabped

Para no generar demasiada incertidumbre comenzaremos por el mensaje para Pedro y Pablo, o Pablo y Pedro, que al igual que los Reyes Católicos, monta tanto, tanto monta: poneos de acuerdo de una puñetera vez, coño!

Perdón por el tono y las palabras utilizadas, pero tengo la sensación que con este grito desesperado expreso el sentir de una parte importante de los once millones de ciudadanos y ciudadanos, que les apoyamos en el ya lejano 28-A

Nada menos que casi cuatro meses más tarde todo sigue igual. Perdón, error, porque no sigue igual sino que he empeorado sustancialmente y lleva pinta de empeorar aún más si alguien no lo remedia.

¿Qué coño (perdón) hacéis que no apartáis a estos personajes de vuestro lado y os juntáis cara a cara, sin asesorías demoníacas y os ponéis de acuerdo?

Probablemente no será gracias a  esta reflexión, porque lo normal es que no llegue a ser leída por ninguno de los dos actores del drama que contemplamos, pero quizás siguiendo el dicho popular, “un grano no hace granero pero ayuda a compañero” y casi todas las reflexiones que leo y escucho durante los últimos días de la gente sensata de la izquierda van en esa misma dirección.

Digo de la gente sensata, porque existe otro sector relacionado con ambos, que se limita a aplaudir su insensatez, su deriva hacia el suicidio de la izquierda, como una cohorte de palmeros y lameculos. Que sepan ambos que aunque pueda resultar paradójico, es de los primero de donde les puede llegar la luz en ese tenebroso túnel en el que poco a poco se han ido introduciendo ellos solos.

Pero lamentablemente cuando los líderes se van instalando en su torre de marfil, rodeados de esos asesores desideologizados y sin escrúpulos, acaban por alejarse de la realidad y por lo tanto no les llegan mensajes como este.

Si fueran capaces en algún momento, como hacía algún famoso monarca, de salir esbozados por las calles, los bares, los mercados, o peluquerías,  y simplemente escuchar lo que dice el populacho probablemente estas reflexiones no les sonarían tan extrañas.

¿Asesores? El día que nuestros políticos recurrieron a ellos, fundamentalmente para que les hicieran ganar las elecciones, la política se prostituyó y tiró por los suelos su grandeza y altura de miras. Ya nada es como antes.

Recuerdo ahora una gran película que todos debiéramos ver; “Brexit”, en ella aparece la figura de un siniestro personaje que me recordó a uno actual,  Dominic Cummings, autor intelectual de que los partidarios de la salida de Gran Bretaña de la UE ganaran aquel famoso referéndum y sumieran ese país y Europa en su conjunto en un instante de incertidumbre. 

Una de las escenas más impactantes es cuando en el metro de Londres, de manera muy gráfica cada uno en un andén, se encuentra con Craig Oliver su equivalente en el bando de la permanencia. 

Ambos se miran y deciden tomarse una cerveza -típicamente inglés- en un pub cercano. Allí cara a cara se desarrolla una conversación que vale por toda la película, ignoro si Iván el Terrible la habrá visto y mucho menos si se habrá dado por aludido.

En esa conversación digna de ser impresa para que figure de manera relevante en el despacho de Pedro Sánchez, se expresa con nitidez hacia qué mundo nos dirigen personajes como Cummings y Redondo.

Esclarecedor el comentario final de Oliver cuando le asegura,  que esa nueva política no la van a controlar los de antes pero tampoco los recién llegados. Todo un símbolo.

Porque es la que nos va llevar al desastre, al menos a quienes en la izquierda aún seguimos creyendo en la dignidad, la ética y los principios.

Redondo y su homónimo podemita, Pablo Gentili, llevan con su enfrentamiento suicida al límite a la izquierda al desastre. En ese viejo juego del gato y el ratón nos debilitan a todos ante nuestro sector de la sociedad, que observa sin entender nada lo que está ocurriendo.

Otra de las conclusiones que si visionan “Brexit” deberían sacar, es que quienes realmente se benefician de esa perversión de las nuevas técnicas de la política, son personajes siniestros como Nigel Farage y Boris Johnson. No es casual que ahora este último se lleve a Cummings a su vera.

No Pedro, tú no eres Farage ni Johnson, tampoco tú Pablo. Entonces… ¿qué coño (perdón) hacéis que no apartáis a estos personajes de vuestro lado y os juntáis cara a cara, sin asesorías demoníacas y os ponéis de acuerdo?

Para mañana es tarde, os pagamos para eso y os dimos nuestros once millones de votos para lo mismo. Meteos en un cuarto y no salgáis hasta que ese nuevo gobierno salga a la luz con las ideas y propuestas de la suma de las izquierdas. 

Tú Pedro en Doñana, tú Pablo en Galapagar visionar Brexit, escuchar con atención la conversación entre Cummings y Oliver y hacer caso a este último, recuperando los valores de la antigua política que no por serlo resulta vieja sino todo lo contrario. 

Y Pedro y Pablo cuando comiencen a vuestro alrededor los cánticos de sirena de Redondo y Gentili, hacer como Ulises, que os aten al mástil para no cambiar el rumbo de la izquierda hacia Ítaca.

Para finalizar. Supongo que habréis visto y oído el discurso de investidura de Díaz Ayuso, sus gestos cómplices de palabra y hecho hacia la extrema derecha. Ese es el futuro alternativo si falláis. No nos condenéis al riesgo de que en unas nuevas elecciones puedan conseguirlo, porque no tengáis ninguna duda de que ellos sí se van a poner de acuerdo.

Puede ser la sutil diferencia entre pasar a la historia de nuestro país, como los que hicieron posible la ilusión de una izquierda unida gobernando, o por el contrario por haber traicionado nuestras expectativas de futuro. ¿Cómo deseáis que os recuerden?

Es probable que esta reflexión sea como hablar en el desierto, que ni siquiera alguien os hable de ella, pero al menos lo he intentado y hasta el último minuto lo seguiré intentando.

Pedro y Pablo. Poneos de acuerdo de una puñetera vez, coño!

Mensaje desesperado para Pedro y Pablo