jueves. 28.03.2024

¿Y en 2.100 también?

Más de 3.400 migrantes perecieron cuando trataban de alcanzar las costas europeas el año pasado.

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Más de 3.400 migrantes perecieron cuando trataban de alcanzar las costas europeas el año pasado. En 2015 ya superan los dos millares. Durante este tiempo los vídeos de los ahogados en la frontera de Ceuta a pelotazos, las víctimas del naufragio en Lampedusa, y las zancadillas de Petra Laszlo alteran la amnesia europea. Queda la imagen de Aylan Kurdi como testimonio de la indolencia ante la tragedia cotidiana en el siglo XXI.

Los habitantes del viejo continente desayunan sin alterarse con historias como las de Nalin en el campo de refugiados de Harmanli. “Antes oía los aviones muy bajos. Aquí se está bien, los aviones no se acercan a las casas para hacer boom como en Siria. Los últimos meses no salíamos de casa. Hago dibujos a mis amigos, pero desde que me he ido no sé nada de ellos. Siria me da miedo ahora, pero es el país más bonito del mundo sin boom-boom”. 

Los mandamases de la humanidad siguen empeñados en la vigencia de Cambalache. No abandonamos el horror de los años 30 que inspiró a Discépolo. Pero como en la convulsa década citada surge la solidaridad entre los pueblos. Sentimiento que nos hace orgullosamente humanos. En 1939 los barcos Sinaia, Ipanema y Mexique trasportaron a cerca de 5.000 refugiados al país que presidía Lázaro Cárdenas. El Winnipeg, por las gestiones de Pablo Neruda - Cónsul Especial de Inmigración –  trasladó a 2.000 españoles a Chile ese mismo año sin que el poeta pusiese reparo a los requisitos que le exigía su gobierno.  

Formaron parte del Sinaia el escritor Antonio Zozaya, el poeta Pedro Garfias; y el pintor Aurelio Arteta entre otros. El escaso reconocimiento de su país de origen, recuerda cada año  quien ganó la guerra.  “Es la patria amada que se aleja, que pronto se disipará entre las brumas oceánicas y que, hoy, sepultada en negras cenizas humeantes, solloza bajo el yugo opresor de los conculcadores de todas las leyes divinas humanas, de los opresores de los pueblos, de los verdugos de las mujeres y de los niños y pulverizadores de todos los centros de cultura y de todas las conquistas de la civilización ibérica en el transcurso de los siglos”, escribió Zozaya cuando se hallaba a bordo. ‘Cuartillas de adiós a la Patria’ que leyó a toda la tripulación. Más de 20.000 exiliados fueron acogidos en México, los intelectuales más prestigiosos de la República integraron la Universidad Nacional, el Instituto Politécnico, La Casa de España – hoy Colegio de México -, y resultaron determinantes en el desarrollo del Fondo de Cultura Económica. 

Al desembarco del Winnipeg en Valparaíso le precedieron los pitos y sirenas de otras embarcaciones. El muelle estaba abarrotado. Acudieron el alcalde, D. Pedro Pacheco, los obreros de la Central Sindical y los españoles residentes en la joya del Pacífico.  Durante el desembarco sonó el himno de Chile. “Qué la crítica borre toda mi poesía, si le parece, pero este poema que hoy recuerdo, no podrá borrarlo nadie”, expresó con satisfacción Neruda, artífice junto al ministro de Relaciones Exteriores, Abraham Ortega, de que el país presidido por Pedro Aguirre Cerda liberase a millares de refugiados de los campos de concentración franceses; y que en un tiempo récord lograran empleo.

El pasado fin de semana, miles de personas apoyaron la acogida de los refugiados sirios. Las marchas se celebraron días después de la propuesta de creación de Red de Ciudades Refugio liderada por Ada Colau. Capaz de presionar a Mariano Rajoy para que a regañadientes acepte la acogida de 15.000 ciudadanos. “Entre los sirios que entran hay muchos yihadistas. Son personas que un día ponen una bomba en cualquiera de nuestras ciudades", afirmó el ex alcalde Javier Maroto. Él mismo que acusó a los migrantes residentes en Vitoria de “venir a vivir de las ayudas sociales”. Es la otra alma, minoritaria de este país… Pero al fin y al cabo alma… Y gobierno.  Pero no agua la fiesta de sentir los versos de Pedro Garfias más próximos a nuestra realidad. “España, que perdimos no nos pierdas / guárdanos en tu frente derrumbada,/ conserva a tu costado el hueco vivo de nuestra ausencia amarga / que un día volveremos, más veloces, / sobre la densa y poderosa espada de este mar; / con los brazos ondeantes / y el latido del mar en la garganta”.

¿Y en 2.100 también?