jueves. 25.04.2024

¿Quién dijo miedo?

Manuela Carmena, al igual que Allende cuenta con varias hojas de méritos en su trayectoria y es una construcción del pueblo. 

“Yo les pido que esta manifestación sin precedentes se convierta en la demostración de la conciencia de un pueblo. Ustedes se retirarán a sus casas sin que haya el menor asomo de una provocación y sin dejarse provocar. El pueblo sabe que sus problemas no se solucionan rompiendo vidrios o golpeando un automóvil. Y aquéllos que dijeron que el día de mañana los disturbios iban a caracterizar nuestra victoria, se encontrarán con la conciencia y responsabilidad de ustedes”.

El 5 de septiembre de 1970, desde los balcones de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Salvador Allende pronunciaba estas bellas palabras tras ganar las elecciones presidenciales. Nueve lustros después, en la misma ciudad que Neruda relató el estrechamiento de manos entre Simón Bolívar y los anónimos madrileños que padecían los bombardeos… resonaron las palabras del Chicho en Madrid.

Manuela Carmena, al igual que Allende cuenta con varias hojas de méritos en su trayectoria y es una construcción del pueblo. Si al mártir de la democracia chilena le ayudaron los muralistas en su triunfo, a la ex jueza le acompañaron en su propósito de cambiar la historia de la Villa blogueros, diseñadores y ciudadanos anónimos que difundieron su rostro. Lo hicieron sin coordinarse previamente con la candidatura que encabezaba. Así la alcaldesa capitalizó los deseos de nuevo rumbo tras 26 años de gobierno conservador, y causó dos detonaciones de alegría como no se recordaban en la triste política española.

La tarde-noche del 13 de junio de 2015 evoca a aquel invierno santiaguino del 70 en el que miles de personas celebraron sin ánimo de revancha el triunfo electoral. Residentes de la capital de España se emborracharon de alegría e ilusión durante la alargada fiesta por el cambio de gobierno municipal, con una muestra de civismo que rompe todos los récords. Los ciudadanos se mostraron colaborativos como nunca se había visto hasta en tareas de limpieza. Algo tan de sentido común como revelador de una sociedad que Carmena y los suyos han analizado y comprendido.

Horas antes la nueva regidora marcó una línea política asociada un tiempo nuevo en su investidura. Lejos quedan los proyectos faraónicos o los sueños olímpicos, “vamos a trabajar con la política de los cuidados, la cultura de las mujeres y el valor social y quiero que haya sinergias aquí y allí entre todos”, afirmó ante los cariacontecidos Gallardón, Botella y Aguirre. El miedo desapareció una vez disipado el Tamayazo 2.0. Ni siquiera ha cambiado de bando.

Garantizar la educación para niños de entre 0 y 3 años, luchar contra el hambre y asegurar el fin de los desahucios son reivindicaciones razonables que ya ni a los más poderos, ni corrompidos infunden temor.

La mayor presión que sufrirá Ahora Madrid no vendrá de bancos, ni de sus antecesores: sino de sus votantes. Las miradas de desahuciados, rentistas, desempleados, migrados, multados… pesan más que la milmillonaria deuda municipal. Tanto… que los desafortunados tuits o las peticiones de dimisión en el primero de los 100 días de gobierno no generan efecto.

¿Quién dijo miedo?