viernes. 29.03.2024

La entelequia española

Un año más, bien entrado el otoño, llega el 12 de octubre. Insigne fecha para quienes se identifican con el rancio nacionalismo español.

Un año más, bien entrado el otoño, llega el 12 de octubre. Insigne fecha para quienes se identifican con el rancio nacionalismo español, exaltan a José María Pemán, politizan las victorias de la selección - aunque aborrezcan el baloncesto -, o expresan odio a otras nacionalidades del Estado.

Todo a coste de la golpeada población española. 800.000 euros cuesta el desfile este año. Dolorosa cifra pese a que no llegue a los casi tres millones de euros que despilfarró el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2011.   Una “fiesta de unión, de hermanamiento,  en la que mostramos, además, nuestro  vínculo con la comunidad internacional”  según el Ministerio de Defensa,  bajo una excusa falaz y avergonzante: el descubrimiento de América.

Hecho que ni el propio Cristóbal Colón fue consciente en vida,  y murió como relata Eduardo Galeano en Las Venas Abiertas de América Latina  con la idea de haber descubierto “Asia por la espalda”. Obvio resulta que 523 años después de la llegada ibérica a tierras americanas, en España hay una monarquía, sin virreyes… y un continente evangelizado con varias decenas de millones de indígenas menos. Por eso “No hay nada que festejar”, como recuerdan Los Fabulosos Cadillacs.

Pese a la frustrada resistencia indígena y el fracasado intento de convertir el territorio conquistado en una España de ultramar, el 12 de octubre de 1492 comenzó el proceso que desembocaría en el mestizaje entre indígenas, europeos y los negros esclavos traídos de África.  Arturo Uslar Pietri tomó el ejemplo de los componentes de la hallaca, plato venezolano por excelencia, para demostrar dicha enriquecedora mezcla: “En su cubierta está la hoja del plátano. El plátano africano y americano, en el que el negro y el indio parecen abrir el cortejo de sabores. Luego está la luciente masa de maíz. El maíz del tamal, de la tortilla y de la chicha, que es tal vez la más americana de las plantas”.

Arte culinario aparte, el gran tesoro fruto de la conquista es el castellano que tan buen uso dio el ensayista venezolano. Oficial en 21 países y hablado por 560 millones  en todo el mundo. Nueve de cada 10 no son españoles, pero hasta para  los oriundos de esta tierra con su hecho nacional sin resolver…  América resulta una Lámpara en tierra, como escribió Pablo Neruda. “Tierra mía sin nombre, sin América, / estambre equinoccial, lanza de púrpura, / tu aroma me trepó por las raíces / hasta la copa que bebía, hasta la más delgada palabra aún no nacida de mi boca”.

A Don Quijote de La Mancha sólo le supera en ventas la Biblia, el Corán y los textos de Mao.  ¿Por qué no poner como  fecha nacional el 22 de abril por la muerte de Miguel de Cervantes? O mejor: el 23, día de Sant Jordi. Resultaría más integrador, divertido, y barato que el paso de la legión, y de paso… se matarían tres pájaros de un tiro.

La entelequia española