jueves. 25.04.2024

Tsipras, su victoria y doña Correlación de Fuerzas

Hay quien tiene demasiada ojeriza (y, sobre todo, indisimulada) a Tsipras. Pongamos que hablo de El País.

1.- Hay quien tiene demasiada ojeriza (y, sobre todo, indisimulada) a Tsipras. Pongamos que hablo luciana-castellina-presidentessa-onoraria-arci-2014de El País. Que Syriza ha ganado las elecciones griegas lo saben hasta los bosquimanos y los pueblos colindantes. Y es tan cierta como que el rio Guadalquivir pasa por Lora, pasa por Lora, Lora del Río.  Sin embargo, el diario nos ofrece en portada un titular un tanto extravagante: “Grecia concede a Tsipras la gestión del rescate europeo”. Lo que es cierto. Ahora bien, el titular no se refiere a la certeza de una noticia, sino a la consecuencia de la misma. Es como si, tras una epidemia de gripe, el titular fuera este: “Hay que vacunarse masivamente”. Sólo en la segunda página el mencionado diario nos informa que “Grecia vuelve a confiar en Tsipras”.

Naturalmente no seré yo quien dé lecciones –ni de periodismo ni de nada- al periódico, tampoco a los devotos del maestro Liendre, aquel que de todo sabe y nada entiende. Pero no deja de ser alarmante que el avecrem de la noticia, esto es, el titular sea tan escasamente profesional. De donde retomo una propuesta que hice ha tiempo: urge un Estatuto del Lector (mejor dicho: del usuario de los medios de difusión) que vele por la limpieza de la noticia. Lo que no implicaría matiz de ningún tipo a la tendencia del medio. No alcanzo a ver qué enemistades puede tener el Estatuto del Lector hecha la excepción de la prensa del abrevadero.

2.- Syriza ha ganado las elecciones contra viento y marea. Ha ganado frente al viento de las derechas y la marea de algunos grupúsculos de la gauche qui pleure cuyos análisis abstractos de la situación inconcreta siguen viviendo en la vieja Babia. Pero: sin novedad, señora Baronesa, seguirán paseando su soledad por las calles griegas y las plazas europeas. Es tal la testaruda ceguera de estos perros del hortelano que ni siquiera se han dado cuenta de lo que ha captado el veterano ojo avizor de Luciana Castellina, no sospechosa ciertamente de hacerle la pelotilla a nadie. Esta joven ochentona, superviviente de tantas derrotas y auspiciadora de tantas esperanzas, días antes de las elecciones de ayer dejó dicho: “… el gobierno de Syriza ha abierto, finalmente, un contencioso de carácter general sobre lo que debe ser o no debe ser la Unión Europea, un asunto que está destinado a marcar nuestro futuro y por tanto a todos nos importa”. Por ello, la Castellina les habló a los griegos –y también a la izquierda europea que llora, al igual que la Zarzamora— este suculento mensaje: “Estoy de acuerdo con Tsipras no porque comparta que haya que estar en el gobierno, aunque impotentes, en cualquier circunstancia mejor que estar en la oposición. Al contrario, lo estoy porque lo que hay que decidir es cuál de las dos opciones permite acumular más fuerza patra construir una alternativa real. Por difícil que sea, en la concreta situación griega, renunciar a esa parte de poder que tiene también un  gobierno presionado por la Troika dejaría al país en la frustración y el caos”.

Nótese que Castellina no propone un discurso sentimental, sino basado en la utilidad del futuro, es decir, en “acumular más fuerza para construir una alternativa real”. Toda una apelación a la vieja dama doña Correlación de Fuerzas, una señora tan poco camelada últimamente por las izquierdas. De ahí que la joven ochentona no haya ido con paños calientes: “Francamente, el Plan B presentando por Varoufakis y la opción apoyada por aquellos que decidieron irse de Syriza no me convence”. Es decir, no ha coqueteado con la equidistancia entre Tsipras y Varoufakis. Seguramente porque le da grima esa izquierda de compás y cartabón o la que preconiza, pido disculpas por la humorada, un diseño inteligente al margen de la realidad concreta.

Tsipras, su victoria y doña Correlación de Fuerzas