viernes. 29.03.2024

Transformar horas extras en nuevos empleos: La propuesta del PSOE

Esta propuesta es inviable. Siento aguarle la fiesta al grupo parlamentario socialista, pero -repito-  es inviable...

Esta propuesta es inviable. Siento aguarle la fiesta al grupo parlamentario socialista, pero -repito-  es inviable. Idealmente debería poder transformarse una determinada cantidad de horas extras en nuevos empleos, pero -salvo muy contadas excepciones-  nunca fue así

El PSOE presenta este jueves una Proposición No de Ley (PNL) contra la explotación laboral que busca precisamente frenar las horas ilegales y el uso fraudulento del contrato a tiempo parcial. Según sus cálculos, este exceso de horas extra podría ser canalizado hacia 273.315 nuevos empleos a tiempo completo. Nos disponemos a comentar esta propuesta sin pelos en la lengua y, tal vez, a contracorriente del sentido común.

Esta propuesta es inviable. Siento aguarle la fiesta al grupo parlamentario socialista, pero -repito-  es inviable. Idealmente debería poder transformarse una determinada cantidad de horas extras en nuevos empleos, pero -salvo muy contadas excepciones-  nunca fue así. No tengo empacho en reconocer que yo mismo me quedé afónico predicando lo mismo. Pero en la práctica nunca me salieron las cuentas. Cierto, en el desiderátum cuadraban los números de esa igualdad matemática, esto es, equiparar horas extras -legales e ilegales-  con nuevos empleos. Pero tardamos mucho tiempo en darnos cuenta que no era una igualdad matemática sino una ecuación complicada.

¿Cuáles eran las variables que taponaban la solución del problema? Uno de carácter técnico que se refería (dejando al margen la voluntad concreta del dador de trabajo, lo que es ya mucho decir) a los problemas de la organización del trabajo y a los costes de la mano de obra. Y otro de una potente dimensión: la tendencia antropológica de la persona asalariada a ver aumentado su retribución por el trabajo. Se dirá que eso choca con la solidaridad, y efectivamente así es. Pero esa tendencia, además, tiene un factor coadyuvante: la naturaleza de la representación en el centro de trabajo, vale decir, el comité de empresa. Generalizando: ¿alguien conoce que los miembros de un comité se atrevan a hacer un planteamiento de ese tipo? No muchos. Tal vez porque intuyen que esa es una ecuación irresoluble o quizás porque si lo hacen saltan del cargo en menos que canta un gallo. 

Podría ser, sin embargo, que si la representación del sindicato en la empresa -la sección sindical-  dijera: «vamos a ello» y experimentara, debido a que no tiene las ataduras del comité. Se encontraría igualmente con los mismos problemas que hemos relatado.

Tengo para mí (y lo he escrito en reiteradas ocasiones) que no es posible una reducción de tiempos de trabajo, incluso con la idea de establecer la hipótesis de crear empleo, si no se hace en el cuadro de una negociación que compatibilice todas las variables del polinomio de la organización del trabajo. Comoquiera que nunca fue de esa manera la noble aspiración se quedó en papel mojado. Más todavía, lo cierto es que el gran intento francés –la reducción de la jornada laboral, que planteó por ley la ministra Aubry en el año 2000--  no se tradujo en nada. Aquello se planteó la jornada desvinculándola de coste de la producción y de la organización del trabajo y la productividad. Olvidando que la jornada ha de ser compatible con los anteriores factores. Por ello la operación Aubry fracasó y, paradójicamente, sólo sirvió para aumentar las horas extras. 

Por lo tanto, ¡busquen por otro sitio!

Digamos las cosas sin pelos en la lengua: la reducción del horario de trabajo, cuyo fin es la creación de empleo, choca con los obstáculos más relevantes de las diversas condiciones tecnológicas y con las consiguientes divisiones, cada vez más consistentes, en el seno de los trabajadores. No hay que dar la batalla por perdida, pero busquen otras hipótesis. Lo que propone el PSOE lleva a un callejón sin salida.  

Transformar horas extras en nuevos empleos: La propuesta del PSOE