miércoles. 17.04.2024

¿Deben examinarse los sindicalistas antes de acceder al cargo?

Homenaje a Sidney y Beatrice Webb


 Una de las joyas de mi biblioteca es Historia del sindicalismo, 1666 – 1920; sus autores son Sydney y Beatrice Webb,  editado en castellano el año 1990 por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, traducido por Antonio Gimeno. No hace falta insistir en la solvencia de este famoso matrimonio  y en la seriedad de sus investigaciones. Antes de que se me olvide: repito por enésima vez que tan importante volumen no debería faltar en las bibliotecas de las casas sindicales, especialmente en los departamentos de formación sindical.

Pues bien, una de las cosas que más me llamó la atención de esta investigación fue lo siguiente: durante un tiempo relativamente largo, las Unions inglesas, en sus primeros andares, establecieron una condición para elegir a los dirigentes sindicales: consistía en una especie de examen al candidato a un cargo concreto. Lo hacían con todos los requisitos: un temario previamente conocido por los aspirantes y un tribunal ad hoc.  Los Webb no aclaran si ello figuraba en los estatutos o era una costumbre que se había ido generalizando; es más, no nos informan de cómo y quiénes componían el Tribunal de los exámenes, ni tampoco nos dicen si aprobar el examen era una cuestión que determinaba el acceso al cargo. Tampoco refieren los Webb en qué momento se perdió tan sana costumbre y qué motivos llevaron a ello.  Siento, pues, no dar más formación al respecto, ni siquiera decir en qué página del libro se encuentra esta cosa. Pero fíense de mi memoria o, mejor dicho, accedan, lean y comprueben la veracidad de esta experiencia de nuestros taratabuelos ingleses de la primera mitad del siglo XIX.

La pregunta es: ¿tiene sentido que hoy se recupere aquella costumbre? ¿Y en qué condiciones? La respuesta a esta pregunta requiere una investigación previa. A saber, ¿cómo se forman los grupos dirigentes  sindicales a todos los niveles? ¿qué grado de movilidad tienen? ¿qué biografía sindical concreta en cada nivel de responsabilidad: negociación de convenio o expediente de crisis y demás? Un trabajo de campo de estas características nos daría una aproximación de la calidad de los grupos dirigentes sindicales, de cada dirigente sindical en concreto. Ciertamente, no sería extraño que hubiera fuertes resistencias. Pero, entonces estaríamos sin saber si los grupos dirigentes se adecuan o no al conjunto asalariado realmente existente, el más informado de la historia.

Por supuesto, no se trata de sacrificar la representatividad de los dirigentes en aras de unos conocimientos académicos o no. Lo que se plantea con el hecho de “examinar” a los candidatos antes de que accedan a los puestos de responsabilidad es tener conocimiento individualizado de la virtù  (en los  términos que Maquiavelo daba al concepto virtù) de cada cual. Es más, para mayor tranquilidad de los timoratos, podría establecerse que el “examen” no conllevaría nota (aprobado o suspenso) que impidiera ser elegido. Dejo abierta esta posibilidad: el “examen” podría caracterizarse porque el candidato hiciera una tesina sobre su experiencia personal como sindicalista u otros temas a considerar; por ejemplo, el examinando podría disertar en su tesina sobre las propuesttas innovadoras que ha planteado él mismo en tal o cual convenio o negociación, aunque no hayan salido adelante. De igual manera, tranquilizo al personal: no se trataría de abrir esta experiencia de golpe y porrazo sino haciendo alguna experimentación piloto. Dejo, por el momento, de lado cuestiones tan relevantes como el plan de estudios, las características de quienes componen el Tribunal y otras cosas de no menor importancia.

¿En qué me baso para hacer esa propuesta? En algo tan elemental, como poco estudiado: el conflicto social es, sobre todo, un conflicto de saberes. Sabiendo solamente la regla de tres simple no llegamos a ninguna parte; a ninguna parte que valga la pena. Y también es cierto que siendo solamente un letraherido tampoco gobernaremos el timón de la nave.

Sea como fuere, téngase en cuenta o no la propuesta, al menos esta entradilla le habrá picado la curiosidad a algunos para saber qué escribieron los Webb y qué desarrollo tuvo el itinerario sindical de nuestros antepasados: a ellos les debemos conquistas sociales, bienes democráticos y una organización estable, el sindicalismo.

¿Deben examinarse los sindicalistas antes de acceder al cargo?