viernes. 29.03.2024

Si yo fuera Pablo Iglesias

Si yo fuera Podemos, votaría abstención para permitir un Gobierno de Rajoy. ¡Qué barbaridad! ¡Menudo escándalo! Tranquilos…Tranquilos. Veamos.

Si yo fuera Pablo Iglesias habría empezado así mi discurso. “Antes de nada, quiero pedir a “nuestro” grupo parlamentario que se abstenga de aplaudir ni una sola de mis palabras. Hemos venido aquí para cambiar la política y tanto aplauso de los grupos mayoritarios convierte el Congreso en un circo disfrutando de la intervención de sus portavoces. Nosotros hemos venido aquí a dignificar la Institución. Si no se me aplaude todos nos podremos centrar en la intervención. Igualmente pido que no se abuchee a los demás porque escuchando se aprende y se puede parlamentar”. Con estas palabras se habría ganado no solo la admiración de su grupo sino de toda persona seria que no entienda la vida parlamentaria como un circo del pim pam pum donde el payaso listo se ríe siempre del payaso tonto.

Huir del cieno. Flotar en el agua

Es decir, quien quiere cambiar las cosas debe elevar el nivel y ofrecer alternativas que no busquen únicamente la adhesión de los propios (para eso ya está el PP) con los que ya cuenta, sino la adhesión de los escépticos y, cuando menos, el respeto del contrario. Desde el punto de vista de la imagen, en la anterior Legislatura, Podemos ganó por goleada con su aparición juvenil y distinta y con los efectos de imagen de la Sra. Bescansa. Pero la imagen, es eso, imagen y si no se sustenta en una realidad es fatua como el humo y el fuego.

Y para elevar ese nivel, permítame que eche mano de mi pequeña filosofía manchega. Cuando de niño me bañaba en el río de mi pueblo, lo primero que aprendía era a sortear las charcas cuyo fondo era de cieno. Si pisabas ahí todo se volvía oscuro y maloliente y cuando llegabas a casa no había forma de quitarse ese olor. Las pozas y las charcas tenían más agua pero enseguida aprendimos a flotar sobre ellas o bañarnos en aguas menos profundas que tuvieran corriente. Porque, Sr. Iglesias, donde corre el agua no hay cieno.

El Congreso no es lugar para la ironía barata

Desgraciadamente la oratoria parlamentaria ha caído al nivel del cieno. Todos estos años se han caracterizado por el “y tú más”, “los tahúres del Misisipi” o a ver quién es más irónico rozando el sarcasmo. Ahí ustedes nunca ganarán porque ese es el terreno de los poderosos. Se soluciona de la siguiente manera: “No quiero competir con usted en resultar chistoso porque venimos aquí a dignificar la política y a ganarnos el respeto de la gente. Si usted es feliz con esa línea de argumentación, déjelo para las cenas familiares o para los concursos de televisión. Nosotros venimos aquí a no faltar al respeto a nadie, ni siquiera a los contrarios”. No caiga en la basura de las alcantarillas. Respiren aire puro. Floten en el viento. Y, nuevamente, se ganarían el respeto de todos, empezando por los cronistas periodísticos.

No cometan un nuevo error permitiendo terceras elecciones

Si ustedes con su abstención evitan las terceras elecciones, recibirán palos de las campanas mediáticas que les atacan, y que siempre les atacarán, o la incredulidad de quienes les apoyan. Pero pasada una semana empezarán a reconocer su sentido de Estado, su altitud de miras pensando en el colectivo que es lo que nos hace falta. Espero que no se dejen engañar nuevamente con el señuelo de las encuestas. Hay que tener muy poco seso para no comprender que aún votando en medio de la Nochebuena, los siete u ocho millones del PP dejan de cenar si es necesario. Lo que no ocurriría con las demás fuerzas. Tampoco piensen que puestos a perder votos perderían más los socialistas que ustedes. Craso error. No tanto como el PP, el PS tiene un suelo electoral muy fuerte y también se perderían la cena para que su partido no se hunda. Son los partidos emergentes, Ciudadanos y Podemos, quienes sufrirían las pérdidas y, sobre todo Podemos, al no contar con un electorado tan fiel que caería en la abstención hartos de tanta incapacidad.

A la hora de escribir estas líneas, no hay ninguna salida. El PP no conseguirá la investidura en primera votación. El PS nada en la incertidumbre. Ciudadanos no puede hacer más que de bisagra y llevan razón cuando dicen que ustedes o el PS permitan la elección de Rajoy y después se dediquen los tres a hacer una digna oposición obligando al PP a negociar todas las leyes.

Si en la primavera ustedes hubieran entendido que la contradicción principal era la caída de Rajoy y del PP y no imponer su programa a Ciudadanos y PS engreídos por el engañabobos de un supuesto sorpasso, hoy otro gallo nos cantaría. Eso ya no tiene solución. Pero sí hacer pasar al PP por las Horcas Caudinas de la negociación parlamentaria. Tal como está el patio, eso ya es bastante. Por favor, reflexionen.

Si yo fuera Pablo Iglesias