viernes. 19.04.2024

La opinión pública ante los problemas de España

Las informaciones más útiles e interesantes de los barómetros mensuales del CIS no son las que conciernen a las intenciones de voto –que al fin y al cabo son volátiles e inciertas y en las que algunos no declaran sus intenciones–, sino las que se refieren a los principales problemas de España.

Se trata de una información detallada en la que se reflejan tanto las percepciones públicas sobre el primer, el segundo y el tercer problema que se piensa que tiene España actualmente, como las tres cuestiones o problemas que más “afectan personalmente” a cada encuestado en particular.

Para aquellos que, por sus ocupaciones o responsabilidades, están interesados en seguir el pulso de la calle y su evolución, estas preguntas proporcionan una información imprescindible, que está permanentemente actualizada.

Por eso, es muy importante que tal información se recoja y transmita con rigor y fiabilidad. Y que pueda ser analizada –y conocida– con transparencia. Sin engaños ni manipulaciones. Algo que no siempre ocurre con las informaciones sociológicas.

Hay que aclarar que las preguntas con las que se sondean estas opiniones en el CIS son de carácter abierto, de forma que a los entrevistados no se les pide que elijan entre una lista de diversas cuestiones, sino que los encuestadores se limitan a hacer la pregunta y a recoger y anotar literalmente lo que dice cada una de las personas a las que se pregunta.

Lógicamente, las respuestas son bastante variadas y contienen diversos matices, por lo que todos los asuntos señalados son codificados en grandes bloques. Respetando siempre de manera estricta el sentido de cada respuesta y sus correspondientes matices y diferencias. Esa información codificada es, precisamente, la que se recoge en los datos que publica el CIS.

Cualquiera que tenga nociones elementales de Sociología o Estadística –o incluso una formación general–comprende perfectamente tal tipo de informaciones; aunque no puede desconocerse que en el apasionamiento de los debates políticos –y parapolíticos– no es infrecuente que aparezcan los que presentan de manera sesgada o equívoca algunos de estos datos del CIS, para intentar arrimar el ascua a sus particulares “sardinas”, “prejuicios” u “opiniones”.

Algo de esto es lo que sucede entre aquellos que sostienen que actualmente existe un gran repudio de la “política y los políticos” en la sociedad española. Lo cual forma parte de la libertad de profesar opiniones y prejuicios, pero no es legítimo que se intenten sustentar tales opiniones y/o prejuicios con datos del CIS mal entendidos o maliciosamente tergiversados.

En los meses en los que llevo al frente del CIS he entendido que mi papel era también intentar aclarar las confusiones que suelen producirse en torno a esta y otras cuestiones.

Por ejemplo, un error muy frecuente en este tema ha sido sumar los datos de las tres preguntas sobre los problemas de España, presentando tal suma como la opinión de los españoles sobre cuestiones concretas. Es decir, a veces se anuncia que el 56% o el 57% (o lo que sea) piensan que el principal problema de España son “los políticos, los partidos y la política”, en general.

Aunque ciertos periodistas son irreductibles en su afán “antipolítico”, la verdad es que en estos meses he tenido la oportunidad de aclarar tales extremos a periodistas y comentaristas muy prestigiosos, que en su inmensa mayoría –no todos– han agradecido mis explicaciones, e incluso en varios casos se han ofrecido a “rectificar” su error interpretativo, ya que no es lo mismo decir –por ejemplo– que el 57% de los españoles piensan que “los políticos, los partidos y la política” son el principal problema de España, a decir que aquellos que opinan tal cosa sobre el primer problema de España son el 12% o el 13%.

Pero aún así, con esta formulación tan genérica, persistía un problema interpretativo notable. ¿Qué significa realmente enunciar un problema –o varios– en términos de “los políticos, los partidos y la política”? Se trata de una definición o una frase que solo tiene el sujeto (los políticos…), pero falta un verbo y un complemento que explique su significado real. “Los políticos…” ¿qué? Me parece que esto es algo que cualquiera puede entender sin gran esfuerzo.

Por lo tanto, en la medida que el CIS aspira a dar una opinión fiel y precisa de lo que realmente piensan los españoles, hay que aclarar debidamente tales confusiones. Y eso es precisamente lo que hemos hecho una vez pasado el período electoral y la investidura; para evitar interpretaciones torcidas.

En este sentido, no es cierto que el CIS haya cambiado las preguntas que se hacen sobre este particular, sino que simplemente se ha precisado más y mejor el sentido y contenido real de las diversas respuestas que dan los encuestados, respetando estrictamente lo que piensan.

Consecuentemente, en la presentación pública de los datos se ha sustituido lo que anteriormente era un auténtico cajón de sastre (“los políticos, los partidos y la política”…, sin más) por tres cuestiones concretas ajustadas a lo que realmente dicen –quieren decir– los encuestados. Es decir, se ha ganado en precisión, claridad y fidelidad a la opinión pública, de forma que ahora todo el mundo dispone de más y mejor información. Información que cualquiera puede “sumar” o restar a su gusto, bajo su exclusiva responsabilidad.

Lo importante es que al proceder de manera rigurosa y fiel se ha podido comprobar que no todo lo que se metía dentro del anterior “cajón de sastre” de “la política” tenía un sentido peyorativo, como algunos pretendían. De hecho, de ese conjunto de respuestas de más del 50% (en primer, segundo y tercer lugar) que incluían las palabras política, políticos o partidos solo un 12,5% en primer lugar, y un 32,3% en primero, segundo y tercero tenían un sentido negativo. Lo cual no es poco, en cualquier caso. Pero, sobre todo, es lo que realmente piensan los encuestados. Aún sin distinguir entre partidos y políticos de un signo u otro.

Cosa diferente es que otro 10,9% considere que los problemas políticos en sí constituyen parte de nuestra actual estructura de problemas. A notable distancia –por cierto– de los problemas laborales (paro y mala calidad del empleo) que mencionan en primer lugar un 40,1% de los españoles; y de los problemas agrupables como cuestiones sociales, que son, junto a los laborales, las que en mayor grado concitan la preocupación de los españoles en su conjunto, con un 73,5% y un 69,7% de las respuestas así agrupadas, respectivamente (vid. gráfico 1).

GRÁFICO 1
PRINCIPALES PROBLEMAS DE ESPAÑA
(Los tres principales)
FUENTE: CIS, Barómetro enero 2020.
PREGUNTA: ¿Cuál es, a su juicio, el principal problema que existe actualmente en España? ¿Y el segundo? ¿Y el tercero?

A su vez, si nos atenemos a los asuntos que “afectan más” personalmente a los encuestados, los “problemas políticos en general” solo son mencionados como la cuestión principal por el 3,4%, quedándose en el 7,8 sumando en primer, en segundo y en tercer lugar. Algo similar ocurre si sumamos las dos opiniones que podrían considerarse negativas sobre la política (el “mal comportamiento de los políticos” y “lo que hacen los partidos políticos”), que conjuntamente se mencionan como problemas que afectan personalmente únicamente por el 2,5%, y acumuladamente en primer, segundo y tercer lugar por el 8,9%. Es decir, una minoría muy notable. Aún más minoritaria cuando se circunscribe al ámbito personal.

La consideración conjunta de los problemas que conforman el estado actual de la opinión pública española, si se analizan con precisión y rigor, conforman un marco de inquietudes que realmente nos remite a la vida cotidiana de un gran número de familias españolas, que sufren el paro y la precariedad laboral, que están inquietas por el curso de las políticas sociales, por las incertidumbres sobre las pensiones, por la evolución económica, por las listas de espera en Sanidad, por los déficits educativos, etc. (vid. tabla 1).

TABLA 1
OPINIONES SOBRE LOS PRINCIPALES PROBLEMAS DE ESPAÑA
FUENTE: CIS, Barómetro enero 2020.
PREGUNTA: ¿Cuál es, a su juicio, el principal problema que existe actualmente en España? ¿Y el segundo? ¿Y el tercero?

Lo más llamativo de esta realidad sociológica es la escasa atención que ciertos partidos políticos y medios de comunicación social prestan a los grandes problemas laborales y sociales, que son los que más preocupan a la inmensa mayoría de los españoles. Lo cual está llevando a la extrema derecha política y comunicacional a intentar imponer unos debates que no hacen sino intentar alejar la atención de asuntos sociales verdaderamente acuciantes.

Eso no significa que no existan problemas políticos, incluso riesgos importantes de bloqueo, pero de ahí a convertir a la antipolítica, hoy por hoy, en el paradigma máximo de interpretación analítica general va un abismo.

Lo peculiar y sorprendente es el afán desmedido con el que se empeñan algunos en resaltar y amplificar los componentes de la antipolítica, hasta el punto de cegar su capacidad objetiva de análisis, habiéndose llegado al despropósito de intentar inculpar al CIS por desagregar estas “preguntas” (?) para “ocultar” (sic) la realidad de la “antipolítica”.

Aunque en las obsesiones siempre suele darse un componente patológico, en el caso que nos ocupa o bien ciertos comentaristas tienen una ignorancia supina sobre cuestiones sociológicas y metodológicas elementales, o bien operan con una pretensión estratégica muy determinada y prejuiciada, desde la que reparten críticas y parabienes al gusto de los propósitos particulares de cada uno.

Lo cual no es algo que nos sorprenda hoy en día –ni por provenir de algunos sujetos ni por los soportes que utilizan–, dentro de este clima de confusión y “de todo vale” en el que algunos se dejan arrastrar con frecuencia. Sin darse cuenta que en el fondo de la cuestión la “antipolítica” siempre ha sido un elemento erosivo de la democracia, y la antesala de los fascismos. Por eso, se entienden tan mal ciertas derivas, indiferencias y comodidades.

Fundación Sistema. Más artículos de José Félix Tezanos

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