viernes. 29.03.2024

¿Existe paralelismo entre el PSOE de 1982 y Podemos?

Decían los clásicos que en asuntos de comparación todo es posible. Incluso lo más insólito y extravagante...

Decían los clásicos que en asuntos de comparación todo es posible. Incluso lo más insólito y extravagante. Sin embargo, no deja de resultar llamativo el afán que están poniendo determinados analistas de salón -algunos vinculados a influyentes grupos de comunicación de trayectoria progresista- en convencernos de que existen bastantes paralelismos entre el PSOE y el Felipe González de 1982 y el Podemos y Pablo Iglesias Turión de 2014.

Para cualquier analista mínimamente riguroso y respetuoso con los hechos objetivos, una comparación de esta naturaleza no pasaría de ser un divertimento banal, algo que no merecería sino una reacción humorística. De hecho, uno de los implicados en esta pintoresca comparación –Felipe González– se ha tomado el asunto a broma, haciendo ciertos comentarios jocosos.

Sin embargo, el mismo hecho de que se realice la comparación y que periodistas de trayectoria reputada hayan caído en este ejercicio analítico hace que no resulten ociosas algunas observaciones al respecto.

En primer lugar, la comparación entre la figura de Felipe González de 1982, con su trayectoria anterior y posterior, y el actual líder de Podemos es algo que cualquier agencia de comunicación estaría dispuesta a pagar con su peso en oro a quien planteara el asunto en serio. Desde luego, si tal historieta cuela, los estrategas de Podemos ya se pueden tumbar a la bartola y descansar, pues tienen la campaña electoral hecha.

Pero, si nos detenemos a realizar la comparación con un mínimo de información objetiva y veraz, no hay paralelismo posible. ¿Por qué se hace, pues, esta comparación? ¿Se está realizando en serio? Desde luego, somos muchos los que no salimos de nuestro asombro. Si este es el nivel de análisis al que son capaces de llegar algunos, apaga y vámonos a otros lugares.

Pero si la comparación en lo personal, en lo que concierne a la aptitud de liderazgo, a la oratoria, a la credibilidad y a la capacidad para encabezar un proyecto serio y creíble resulta de todo punto insólita, en lo referido a las organizaciones alcanza un punto dislocador.

El PSOE en 1982 era una organización seria y bien estructurada, que había pasado por momentos de crisis y tensiones internas –solucionadas, por cierto, con métodos democráticos más contrastados y rigurosos que los que se practican en Podemos–, que tenía detrás una trayectoria histórica perfectamente identificable, que contaba con una estructura territorial y unos líderes regionales y locales claros en sus trayectorias y sus propósitos. Y en bastantes casos estaban contrastados en la gestión municipal realizada desde 1979. Por solo citar un caso, la figura de Enrique Tierno Galván y su equipo en el Ayuntamiento de Madrid no tiene, ni de lejos, punto alguno de comparación con los equipos de Podemos. Si es que en algún momento logramos conocerlos adecuadamente.

Las referencias y correlatos internacionales del PSOE en 1982 (y antes) no solo eran netos y perfectamente identificables, sino que venían avalados por trayectorias de éxito contrastadas: Willy Brandt en Alemania, Olof Palme en Suecia, François Mitterrand en Francia, Bruno Kreisky en Austria, y un largo etcétera. ¿Qué tiene detrás en realidad Podemos? ¿Cuáles son sus referencias internacionales? ¿La Venezuela de Chávez y Maduro y la República iraní de los ayatolás? ¿Hablan en serio los que intentan establecer paralelismos? ¿Qué propósitos ocultos persiguen algunos? O es que son así de simples.

Desde el punto de vista de los equipos, en 1982 resulta evidente que el PSOE era un partido perfectamente preparado y capacitado para gobernar. En la Comisión Ejecutiva que encabezaba Felipe González, no solo estaban líderes de primera categoría como Alfonso Guerra, sino reputados Catedráticos de Universidad, líderes sindicales de gran prestigio, etc. De hecho, en el primer gobierno que forma Felipe González, además de Alfonso Guerra, estaban figuras como el diplomático Fernando Morán, los economistas Miguel Boyer, Carlos Solchaga, Joaquín Almunia, Julián Campo, etc., reputados Catedráticos de Universidad como José María Maravall, Tomás de la Quadra Salcedo, Javier Solana, Ernest Lluch… Jueces experimentados como Fernando Ledesma, altos funcionarios y líderes como Carlos Romero, Javier Moscoso y Enrique Barón, ex Alcaldes de ciudades importantes como Narcís Serra (Barcelona) , etc.

¿Dónde están todos esos cuadros y posibles responsables de un tenor similar en Podemos? Desde luego, hace falta tener más habilidades que el mago Houdini para convencernos de que este tipo de análisis comparativos tienen algún componente empírico-racional. ¿Lo están planteando en serio? ¡Menuda falacia! ¿Por qué?

¿Existe paralelismo entre el PSOE de 1982 y Podemos?