miércoles. 24.04.2024

Los basamentos de un nuevo ciclo político

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Es importante analizar la manera en la que el Gobierno de Pedro Sánchez en un período de ocho/nueve meses ha sido capaz de afrontar e intentar solucionar determinados problemas

Los ciclos políticos no se hacen solos, ni se auto-constituyen espontáneamente, ni son fruto del azar, aunque se sustenten en determinadas condiciones objetivas que los hacen factibles. Su operatividad y plasmación depende tanto de las estrategias de los partidos políticos que pretenden liderarlos, como de sus traducciones electorales concretas de la opinión pública.

En este sentido, es importante analizar la manera en la que el Gobierno de Pedro Sánchez en un período de ocho/nueve meses ha sido capaz de afrontar e intentar solucionar determinados problemas y cuellos de botella que estaban atenazando la sociedad española, y que habían llegado a un punto crítico en los últimos meses de gobierno de Mariano Rajoy.

El pequeño ciclo político “piloto” que se ha dado durante los ocho/nueve meses de gobierno inicial de Pedro Sánchez presenta perfiles propios de una auténtica política de Estado, fruto de una estrategia a largo/medio plazo que denota no solo la existencia de una visión política de fondo, sino también una capacidad –y habilidad– para manejar los tiempos políticos y para sobreponerse a los riesgos empequeñecedores de determinadas políticas reactivas y de corto plazo.

Uno de los principales riesgos a los que se enfrenta la política española en estos momentos es, precisamente, caer en la turbamulta de los insultos, las descalificaciones gruesas, los extremismos, las banalizaciones de la política y, por lo tanto, la pérdida de horizontes y la carencia de decantaciones políticas claras. Algo que se puede sufrir –y se sufre– tanto a nivel de las políticas generales, como en el interior de los partidos políticos, donde continúan persistiendo enfoques agresivos cortoplacistas, en paralelo a un empequeñecimiento del nivel de ciertos líderes políticos y de sus propuestas estratégicas y de fondo.

Lógicamente, los grandes ciclos políticos no se pueden articular ni basar en este tipo de pequeñicismos ni en beligerancias confrontadoras desnortadas. Algo en lo que no ha caído el gobierno de Pedro Sánchez.

De hecho, tanto el ciclo político liderado por Adolfo Suárez, como los que encabezaron algunos de los presidentes posteriores, tuvieron calados estratégicos y propositivos de bastante entidad. Adolfo Suárez lideró el ciclo constituyente de la Transición Democrática con un indudable alcance histórico; Felipe González lo hizo con el propósito de lograr una modernización y europeización de la sociedad española, con un impulso de las políticas propias del Estado de Bienestar. A su vez, José María Aznar, en la primera etapa en la que ocupó el gobierno, tuvo un sentido conservador más templado. Cuando aún era capaz de “hablar catalán en la intimidad” y de referirse a ETA como “movimiento de liberación vasco”. Sin embargo, al final acabó tiñendo su ciclo político de un carácter reactivo y conservador, implicándose en alianzas internacionales belicistas; como se explicitó en la famosa “foto de las Azores”, con Bush y Blair.

En aquel contexto y después del final un tanto esperpéntico del período de gobierno de José María Aznar, con la obsesión en culpar a ETA del atentado de Atocha, el ciclo liderado por José Luis Rodríguez Zapatero adquirió un contenido inicial pacifista, reconciliador (el famoso talante) y de desarrollo de una segunda modernización en el terreno personal, de los derechos y las relaciones interpersonales.

La derrota del PSOE en las urnas, después de las dos legislaturas del gobierno de Rodríguez Zapatero, aún con sus sonados errores (especialmente el cambio exprés en la Constitución, casi de tapadillo y en connivencia con el PP), dio lugar a una nueva victoria del PP que se situó en la estela más general de un ciclo internacional de carácter conservador, e incluso ultraconservador y populista. Ciclo que en España acabó con un nuevo marco político de correlaciones parlamentarias inciertas y afectadas por el surgimiento de nuevos partidos que dificultan la conformación de mayorías unipartidarias de gobierno. Algo que se vio perfectamente en la legislatura –en tablas– de 2015 y en la similar correlación de fuerzas que se dio en la legislatura de 2016, con la efímera y un tanto extraña “solución” de la abstención del PSOE impuesta por la Gestora para facilitar un gobierno de Mariano Rajoy que acabó terminando como acabó.

Pero, lo importante es que tal gobierno provocó un conjunto de respuestas y reacciones en la sociedad española, a partir de las que se han ido fraguando los materiales sobre los que puede edificarse un nuevo ciclo político de carácter progresista. Por eso, es importante analizar los enfoques y tratamientos que se plantearon desde el gobierno de Pedro Sánchez, sobre todo, en torno a los cinco grandes focos de conflicto y tensión que dejó en herencia el gobierno de Mariano Rajoy.

En el plano político general, el principal peligro con el que se ha encontrado el gobierno de Pedro Sánchez ha sido el del crecimiento de la agresividad y la búsqueda de la bipolaridad extrema por parte de la oposición. Y en el plano interno de los partidos, el principal problema ha sido la falta de fondo político y de cohesión partidaria. Por eso, hay que tener cuidado con el influjo de los “enanismos políticos” y las estrategias empequeñecedoras, corto-placistas y clientelares que, a veces, se practican en el interior de los partidos políticos. Generalmente a nivel territorial, con el propósito de tomar posiciones de poder e influencia internas.

Respecto a los cinco principales focos del conflicto después de los ocho/nueve meses de gobierno de Pedro Sánchez la situación es la siguiente:

  1. Contencioso catalán. La política de diálogo con firmeza, y sin concesiones imposibles, ha desbaratado el argumentario secesionista sobre la hipótesis de un gobierno español que los odia y los maltrata. La pacificación se ha notado en el clima social, laboral y ciudadano. La ofensiva secesionista radical se ha parado, mientras el secesionismo se ha dividido entre los “irredentos” y los “posibilistas”, al tiempo que cada vez más catalanistas entienden que formular propósitos inalcanzables –sin plan B– conduce al desastre y a la involución, y que la vía de la violencia no solo es indeseable para muchos, sino que es totalmente impracticable. Lo importante de este período es que se ha neutralizado el riesgo –y el temor de muchos– de que el arco de apoyo al secesionismo catalán pasara del nivel actual de respaldo de un 40/45% de la población residente en Cataluña al 60% o más, debido a eventuales reacciones ante una política dura de intervención permanente con todos los riesgos añadidos de enfrentamientos callejeros recurrentes. Política de intervención “total” que durante este período han postulado abiertamente los tres líderes de la derecha española.
  2. Contencioso laboral. Las medidas adoptadas por el Gobierno de Pedro Sánchez en este corto período de tiempo, junto a la recuperación del diálogo sindical, han reducido el anterior nivel de irritación y de inflamabilidad existente en los lugares de trabajo, dando paso a un nuevo clima de entendimiento y voluntad de acuerdo. Al tiempo que se han neutralizado los riesgos de pobreza entre los trabajadores con empleo, al elevar el salario mínimo a una cifra netamente por encima del anterior nivel de pobreza (900 €). Asimismo se han mejorado también las condiciones laborales de los autónomos, se han actualizado los sueldos de los funcionarios públicos y se ha puesto en marcha una de las mayores ofertas de empleo público de los últimos años.
  3. Problemas sociales y de desigualdad. Este es uno de los aspectos donde más intensa ha sido la labor del Gobierno de Pedro Sánchez, con iniciativas que han mejorado la situación de los pensionistas y han asegurado la revalorización de sus pensiones; donde se han mejorado los derechos de las personas con discapacidad, se ha recuperado la protección social a los cuidadores de estas personas, se han protegido las condiciones de los desempleados de más de 52 años, y se han empezado a desmontar algunas medidas regresivas que el PP introdujo en la legislación laboral. Especial relieve han tenido en el campo de la lucha por la igualdad las medidas orientadas a empoderar la situación de las mujeres.
  4. Relaciones internacionales. En pocos meses se ha logrado inflexionar la situación heredada del gobierno anterior de España, desplegándose una labor internacional muy intensa, con una presencia destacada de Pedro Sánchez en los grandes eventos y foros internacionales. Y especialmente con una política precisa en el ámbito de la Unión Europea, donde se ha logrado tal credibilidad sobre nuestras cuentas públicas, que Bruselas ha posibilitado mayores márgenes de flexibilidad presupuestaria, que han supuesto disponer de una cantidad adicional estimada en más de 5.000 millones de euros. Cantidad que en los Presupuestos presentados en el Parlamento por Pedro Sánchez se posibilitaban unos márgenes adicionales notables para las políticas de educación y sanidad, sobre todo.
  5. Apoyo a la Juventud. En este caso se trata de uno de los aspectos centrales del proyecto de fondo y a medio plazo del Gobierno de Pedro Sánchez, que en este período ha dado sus primeros pasos, entre otras cosas, con un paquete de medidas de apoyo a los jóvenes con un monto de más de 2.000 millones de euros, así como otro conjunto de iniciativas y contramedidas (como la reducción de la cuantía de las matrículas universitarias), las políticas de vivienda y el apoyo a los jóvenes investigadores (aunque no solo) que están encaminadas a facilitar la incorporación de los jóvenes a trabajos decentes, y a facilitar el libre despliegue de los esfuerzos por labrarse un futuro, con igualdad efectiva de oportunidades.

Estas acciones y otras importantes, como diversas medidas para luchar contra el cambio climático, y otras iniciativas que es imposible detallar en el corto espacio de un artículo, conformaban una línea de actuación estratégica del gobierno de Pedro Sánchez, que resulta concordante con el propósito que suscitó la moción de censura de 1 de junio de 2018 aprobada en el Parlamento. Propósito que dio lugar a un Presupuesto concreto en el que se plasmaban diversas iniciativas que podían beneficiar a sectores muy concretos de la sociedad española. Sectores que, en el panorama preelectoral que aquí estamos trazando, se encuentran concernidos de manera especial ante las urnas el próximo 28 de abril.

De ahí la importancia de entender qué es lo que se ventila realmente en las urnas en este momento concreto y cuáles son las principales opciones “decisorias” que cada cual puede tomar en tal fecha electoral. Algo que analizaré en el próximo y último artículo de esta serie.

Los basamentos de un nuevo ciclo político