martes. 19.03.2024

XI Legislatura: 111 días y 500 leyes. Un referente legislativo

Ha sido una legislatura corta e intensa, pocos días y muchas leyes. Y no se consiguió el objetivo de investir un presidente.

Entre las casi 500 iniciativas aprobadas caben destacar la Ley 25 de emergencia social, la subida del salario mínimo, la derogación del artículo 315.3 del Código Penal que criminaliza las huelgas, la prestación por desempleo para mayores de 52 años; o las normas sobre conciliación laboral y familiar, el fomento de la igualdad y la erradicación de la violencia de género.

Todo ello, y mucho más, certifica lo intensa que ha sido esta legislatura. En ella se ha certificado la ausencia del espíritu de los pactos de la Transición y el distanciamiento entre la política y la realidad social. Entre la derecha, la izquierda, los nuevos y los de siempre se ha liquidado una gran ocasión para el cambio de rumbo que España precisa. El 20D exigía a la política mucho diálogo pero los políticos han demostrado tener muy poco interés o muy poca cintura. Ante la presumible vuelta  a las urnas, con ninguna gracia, algunos pontificaban que la actividad parlamentaria era con la orquesta del Titanic. Para un importante cuerpo social la legislatura partía del error, con un Parlamento demasiado plural, gente novel con nuevas siglas, muchos incluso y algunos hasta sin corbata ni traje. 

Ha destacado la desidia del Presidente del Ejecutivo en funciones. Ante el rey negó dos veces someterse a la investidura. Rajoy no se ha esforzado en el diálogo ni para formar Gobierno. Él y sus ministros han rehuido sus comparecencias parlamentarias salvo para informar del tratado EU-Turquía sobre personas refugiadas, exponer el programa de estabilidad y poco más. Esta actitud indolente y rebelde ha tensionado las relaciones institucionales a tal punto que el Pleno decidió denunciar a su Gobierno ante el Tribunal Constitucional para resolver el conflicto de atribuciones. A Rajoy sólo le falto declararse en Huelga por los resultados del 20D.

El Gobierno y su grupo parlamentario han intentado frenar casi todas las iniciativas de sus opositores, dejar pasar el tiempo mientras otros intentaban sin éxito pactos de investidura y se entregaban a una intensa actividad parlamentaria. En cinco Plenos una mayoría parlamentaria demostró con su escaso absentismo y gran labor, sus ganas de reformas y poner fin a la política de tierra quemada de la anterior legislatura.

Sobre las iniciativas legislativas en el Congreso casi todo lo aprobado, o lo que se ha empezado a tramitar en Pleno o en Comisión, ha decaído por la clausura del la legislatura, salvando el decreto que, a iniciativa del Gobierno, prorroga la ayuda de los 426 euros a personas desempleadas de larga duración con cargas familiares.

El 2 de mayo un real decreto ha puesto el broche al fracaso del consenso. Lo de los pactos de La Moncloa quedaba demasiado lejos para reeditarse, y eso que los tiempos que corren no son especialmente halagüeños para casi nadie. Una gran parte de la ciudadanía sufre una situación de escasez, a veces extrema, porque lo de los brotes verdes y los grandes avances en empleo es mera propaganda.

Con el sector conservador en un excesivo inmovilismo e incapacitado para renovarse, y el lado progresista tan sobrado de personalismo como falto de voluntad para negociar y alcanzar un verdadero consenso, el pacto de Gobierno para el cambio era imposible.

Ahora se abre otro periodo electoral aunque hay un cierto hastío hacia la política y sobre sus polémicas partidarias y las acusaciones tan sectarias como artificiosas.

Es necesaria más pedagogía. Los partidos deben exponer sus programas y propuestas de país. Hablar más sobre su economía, sus estructuras, sus instituciones, sobre un cambio económico, social y, sobre todo, ético. Propuestas para reducir ese 20% de desempleo, acabar con el empleo basura, ayudar a más de 13 millones de personas que pasan necesidades, a veces extremas. ¿Para cuándo una reforma fiscal más progresiva?, ¿Qué propuestas tienen sobre educación? ¿Apuestan por un Pacto Educativo? y ¿qué van a hacer para garantizar la sanidad y las pensiones públicas?.

No es tolerable seguir malviviendo de la caridad ni castigar más a las fuerzas del trabajo, o seguir con la austericidad sin mayores estímulos fiscales. Y eso junto a la política de refugiados deben proclamarlo y solucionarlo, también en Bruselas. Porque la crisis en España arroja un saldo de muchas injusticias, necesidad y esperanza.

Los incomparecientes seguirán a lo suyo. A los otros les pido que cambien de una vez esto, que se dejen de soflamas de manual y no prometan más. Y, sobre todo, les pido que busquen el acuerdo y actúen hacia lo comprometido en sus programas, peleen por otra realidad social más equitativa, equilibrada e igualitaria. Todo un reto en el que coincidimos mucho.

En definitiva, ha sido una legislatura corta e intensa, pocos días y muchas leyes. Y no se consiguió el objetivo de investir un presidente. Sin embargo queda el sustrato de lo bueno que legislativamente se ha hecho. Como reconoció el propio Presidente del Congreso, Patxi López, sobre el futuro de las propuestas legislativas debatidas: no se convertirán en leyes pero marcan la senda a seguir tras el 26J. 

XI Legislatura: 111 días y 500 leyes. Un referente legislativo