martes. 19.03.2024

Por un urgente cambio de rumbo en España y en Europa

La crisis ha puesto de manifiesto cómo el mundo financiero está al margen del control de las democracias...

En Europa se imponen soluciones ultraconservadoras a manos de políticos que en sus respectivas naciones se pliegan al juego de intereses financieros, olvidando las necesidades de la ciudadanía

La crisis ha puesto de manifiesto cómo el mundo financiero está al margen del control de las democracias. Un vasto campo desregulado que sin embargo afecta y mucho al nivel de vida y bienestar social en las naciones. Las soluciones aplicadas hasta ahora han obviado que se trata de una crisis del sistema, sin embargo han exportado y extendido la misma a los países y su ciudadanía. Sus excesos ahora los paga especialmente la clase trabajadora.

Desde 2008 la crisis pone en evidencia la fragilidad de la arquitectura económica e institucional en la que se sustenta la Unión Europea, que hoy no es más que una unión monetaria y mercantil. El Mercado Común de toda la vida es una realidad comandada por Alemania y las imposiciones del FMI, el BCE y la Comisión Europea. El sueño de la Europa Social, queda cada vez más lejano. Esta conjunción de poder de mínima legitimidad democrática se arroga la capacidad de imponerse en las políticas nacionales (económicas, sociales y laborales), aplicando duros ajustes y medidas de austeridad. Todo para salvarles la cara a las endeudadas entidades financieras, que tan alto coste ha tenido y está teniendo en nuestras economías familiares. Y es que las finanzas y la macroeconomía priman sobre el interés social, los pactos sociales y las propias democracias.

En Europa se imponen soluciones ultraconservadoras a manos de políticos que en sus respectivas naciones se pliegan al juego de intereses financieros, olvidando las necesidades de la ciudadanía.

Esto ha sucedido y sucede en España de forma escandalosa. El primer acto fue la capitulación en 24 horas de la joven democracia española a los intereses del poder de las multinacionales y la banca. De urgencia se reformó nuestra siempre “intocable” Constitución. Con esta palmaria intervención externa, las penurias y las necesidades se han agravado en España, amén de en otros países de la periferia europea. La troika se ha impuesto por encima de las personas, llevándoles a revivir a muchos las escaseces de la postguerra, liquidando gran parte de las políticas públicas, generando pobreza y exclusión social, cobrándose millones de personas desempleadas. Más de seiscientos mil hogares sin ingresos económicos, agotamiento de las prestaciones, trescientos mil desahucios, colas cada vez más largas de personas en centros de beneficencia, una insoportable tasa de paro del 25%, la mitad de la juventud sin empleo. Son cifras que dibujan un pésimo panorama de la situación social, intolerable e insostenible.

Más pobreza y menos derechos son los resultados del recetario comunitario para España. El poder económico y la “inteligencia” comunitaria que aplica el Gobierno en sus constantes reformas nos abocan claramente a una situación de larga crisis económica, empeoramiento de servicios públicos, aminorando las prestaciones sociales y poniendo en peligro las pensiones públicas. Parece que Europa nos quiere como un país desindustrializado, un país hipotecado, con una economía de servicios con mano de obra barata. Y lo van logrando, ya que en nuestro país se ha desmotado parte de los derechos sociales y laborales. A cambio nos han llevado a una de las recesiones más profundas que se recuerdan.

El recetario aplicado por las políticas conservadoras imperantes desde hace años en las instituciones europeas está perjudicando a la ciudadanía. No se quiere acabar con el descontrol del sistema financiero, ni implementar una fiscalidad más justa combatiendo, por ejemplo, el gran fraude fiscal o gravando las transacciones financieras; el liberalismo económico siempre achaca el problema de la crisis al gasto público. Así, es fácil observar cómo se han devaluado sectores como la educación, la sanidad o el sistema de protección social

España ha sido sometida a estas políticas de recortes (y de competitividad por encima de derechos) que tanto gustan a los mercados, unas políticas que sin embargo se muestran reacias a reanimar la economía productiva y el consumo, negándose a facilitar el crédito a las familias y a las pymes. Esas políticas nos están llevando a la ruina tal como le sucede a Grecia, y desde luego van a prologar durante al menos una década la recuperación del empleo de calidad.

En Europa, como en España, se hace necesario un cambio de rumbo. No se puede consentir que en Europa se sigan auspiciando políticas de dudosa legitimidad democrática y tan nefasta para las personas. Europa no puede seguir siendo un mero mercado común, debe y puede ser algo mucho más útil y creíble para la ciudadanía.

Europa como proyecto común es vital, máxime en el contexto de la economía global. Sin embargo, debe ser reformulada pensando más en la dignidad y el bienestar de sus ciudadanos y ciudadanas. Pero es necesario impulsar una movilización social constante que tanto en las urnas como en la calle obligue a una reformulación de prioridades en las políticas.

En este sentido, en el marco de una movilización europea auspiciada por la Confederación Europea de Sindicatos (CES), cuya parte más visible será la gran euromanifestación del día 4 de abril, en España el movimiento sindical y la Cumbre Social llaman a la ciudadanía, a los trabajadores y trabajadoras, para que el próximo jueves, 3 de abril, se sumen a las manifestaciones que van a tener lugar en todo el país. Se trata de dejar bien claro al Gobierno, y a la clase política en general, que una gran mayoría social rechaza las políticas de austeridad que siguen aplicándose a la gente. Las personas están antes que el pago de la deuda.

El próximo 3 de abril ha de quedar bien clara la necesidad de dar un giro hacia políticas que favorezcan la creación de empleo de calidad y que defiendan mejor nuestra democracia frente a los intereses del poder económico y financiero.

Por un urgente cambio de rumbo en España y en Europa