martes. 19.03.2024

8 de Marzo: nada que celebrar y mucho que denunciar

Sufrimos el peor periodo en violencia machista de la última década, también persisten los problemas de siempre

Un año más celebramos el Día Internacional de la Mujer, una jornada en la que de forma especial aflora nuestra sensibilidad feminista, solidaria y combativa. Celebración y conmemoración por lo conseguido, por los avances. Pero sigue siendo un día para la denuncia, “la reivindicación y la movilización”.

Este año ha empezado con una veintena de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas. Demasiadas otras han sufrido agresiones y humillaciones de todo tipo. Muchas viven con miedo. Sufrimos el peor periodo en violencia machista de la última década, también persisten los problemas de siempre. Es el resultado de cómo nuestras relaciones y raíces culturales han convivido y se han moldeado secularmente con etiquetas diferenciadoras y entre desigualdades múltiples, individuales y grupales. Religión, educación, economía, modelo productivo, política... han logrado la pervivencia de privilegios de élites dominantes sobre el conjunto de las sociedades, con el control cultural y socioeconómico, para que nada cambie si no es de interés para una superclase o deriva hacia cambios aparentes en el que se mantenga un sistema de roles patriarcales, sociedades de fuerte competencia, de individualismo creciente y deshumanización.

Otro año más, en CCOO concurrimos con muchas organizaciones civiles e instituciones para celebrar, conmemorar, reivindicar y seguir denunciando las carencias y fallas en las políticas de género. Nos sumamos a la protesta mundial contra la persistencia de la violencia de género, el acoso, la brecha salarial, la discriminación laboral. Porque aunque se ha avanzado en los derechos de la mujer, queda mucho aún por hacer ante el incremento de la misoginia y el machismo rampante de siempre, y también ante ese lobo del neomachismo victimista de piel de cordero, de discurso igualitarista.

Se mantiene y aumenta la brecha salarial de género. Las mujeres cobran todavía un 30% menos que los hombres; por no hablar de la falta de empoderamiento de la mujer. Sin embargo, todo se desdibuja ante una abrumadora sucesión de crímenes y brutalidad machista. Involucionamos, como en un bucle sin fin, vuelta al punto de partida de la desigualdad: la violencia. El uso de la violencia es la vuelta a lo primitivo, la desigualdad más contumaz.

¿Para cuándo un Pacto de Estado…?  Con un partido conservador gobernando se antoja difícil. Por ideología seguirá el predominio, de manera más o menos obvia, de todos los mecanismos que posibilitan el statu quo y lo tradicional. Sus políticas obstaculizan el cambio para que el patriarcado obtenga la máxima continuidad. Por eso, ante otro 8 de Marzo, es más que deseable menos solemnidad e hipocresía y más solidaridad y apoyo hacia todas las víctimas contra la discriminación y la desigualdad de género. También para “Las ocho mujeres de Sol”.

¿Aún no queda claro que los recortes matan?. Señorías, interésense, escuchen a quienes desde hace un mes hacen huelga de hambre frente a la pasividad de un Gobierno conservador. A ver cuándo asimilan que los recortes matan y promueven una sociedad más desigual, en particular para la mujer.

“Las mujeres de Sol” y los asesinatos casi diarios afean políticas laxas y conniventes ante la opinión pública. Su lucha se suma a lo que ya es un clamor que mi sindicato comparte y afortunadamente cada vez está más extendido: la necesidad de ese pacto de Estado que de verdad plante cara a la lacra machista. Urge una alianza política y social que procure amparo y protección integral hacia todas las víctimas y sus hijos e hijas. Por supervivencia, por humanidad, por dignidad, por derecho.

Necesitamos más voluntad, actuaciones y pactos, leyes mejores para cambiar esta lamentable situación y cerrar la brecha de género, acabar con un modelo social erróneo e impulsar una educación en los valores de la igualdad. Necesitamos una sociedad que tenga tolerancia cero ante la violencia, y necesitamos ir contra los conniventes que permiten que los sistemas de protección sean calamitosos tras años de recortes y austericidio.

8 de Marzo: nada que celebrar y mucho que denunciar