viernes. 29.03.2024

Crisis migratoria en la UE: Crónica de una ignominia

Ahora la UE quiere un parapeto. El problema no es la guerra, ni el sufrimiento de millones de seres humanos ni los derechos de los mismos. El problema es que lleguen a la UE.

Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada


En la Unión Europea existe un amargo regusto al viejo poema. Durante los años 90 España impetró ayuda y cooperación de la U.E. cuando nuestras costas recibían pateras y cayucos cargados de personas que huían del hambre y la desolación en Africa pero también de la privación de sus derechos fundamentales o de las múltiples guerras que asolaban -y asuelan- el continente. La respuesta de la U.E. fue que era una cuestión de índole nacional y nos “concedieron “ algunas migajas presupuestarias y cierta colaboración simbólica de la agencia FRONTEX.

Hace unos años, con el hundimiento -inducido en gran parte por intereses geoestratégicos- del estado en Libia y la inestabilidad en Egipto y Túnez, lanchas y barcos llenos de seres humanos que huían de la guerra y la miseria intentaban llegar a las costas de Malta y principalmente Italia, muriendo muchas veces en el intento. Ya se nos ha olvidado en nuestra sociedad líquida (Bauman) la masacre de Lampedusa. La respuesta de la U.E. -y sobre todo de sus estados miembros- fue que era una cuestión básicamente nacional.

La guerra comenzó en Siria hace ya 5 años. Una guerra alentada -cuando no directamente sustentada- por potencias extranjeras con intereses geoestratégicos en la región. Desde entonces de una población de casi 23 millones de sirios, casi 8 se han desplazado forzadamente dentro del propio país y 5 millones han huido al extranjero. De ellos 3 han ido a Turquía donde se han juntado con cerca de otros 500.000 personas que huyen de Iraq, Afganistán o Paquistán.

Sin embargo Turquía no es un país seguro. Y las personas que buscan protección internacional lo saben.

Mientras la U.E. y sus estados miembros -como anteriormente- han mirado para otro lado, el “recipiente turco” ya ha rebosado: las personas buscan seguridad y protección y siguen huyendo. La diferencia es que ahora ya llegan -o intentan llegar- al corazón de Europa. Y ahora si, ya es una cuestión (un “problema” dicen) de la U.E.

Obviamente es una cuestión de la U.E. No sólo eso. Es una cuestión de índole internacional. Pero no podemos olvidar que los refugiados son la consecuencia de un problema. Y ese problema es la guerra.

Las instituciones de la U.E. y los propios estados miembros han estado perdiendo un tiempo vital desde hace 5 años. Asimismo también se ha perdido el tiempo desde la aprobación en el año 2013 de las directivas 32 y 33 sobre normas y procedimientos -respectivamente- para acogida de solicitantes de protección internacional donde se establecía un plazo de transposición obligatorio que finalizo en julio de 2015: nos encontramos pues sin un sistema común de asilo en la U.E. porque los estados no han cumplido su obligación y las instituciones comunitarias no han exigido su cumplimiento. Ahora ya es tarde, las personas están aquí -o lo intentan- y todo es improvisación aun a costa de la vulneración del propio acervo de la U.E . y -lo que es peor- de los Derechos Humanos y el derecho internacional.

Ahora la U.E. quiere un parapeto. El problema no es la guerra, ni el sufrimiento de millones de seres humanos ni los derechos de los mismos. El problema es que lleguen a la U.E.

La propuesta de acuerdo con Turquía vulnera el derecho internacional: en concreto la Convención de Ginebra de 1951 sobre el derecho de asilo que exige procedimientos individualizados de examen de cada solicitud de asilo formulada por un solicitante de protección internacional. Asimismo vulnera el derecho al “non refoulement” o derecho a la no devolución del solicitante al país del que pudiera sufrir persecución.

Asimismo y pese al intento de la Comisión de proponer una lista de países seguros la Comisión debe conocer que Turquía si bien es firmante de la Convención de Ginebra de 1951 no ha ratificado íntegramente el Protocolo de Nueva York de 1967 y practica una “excepción geográfica” luego solo admite como refugiados a los europeos perseguidos: por ejemplo actualmente ciudadanos ucranianos.

La comisión sabe o debe saber que sirios, iraquíes, paquistaníes, afganos, etc nunca serán refugiados en Turquía conforme a la legislación internacional. Esto significa que no tienen un status jurídico ni reconocido ni estable.

Esa falta de previsión tanto de las instituciones de la U.E. como -especialmente- de los estados miembros afecta no solo a la responsabilidad internacional de  los mismos sino a los propios principios y valores democráticos y de respeto a los DD.HH. reconocidos como fundamentales en el artículo 2 del Tratado de la Unión Europea.

La Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías. Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres.

No esperemos a que no quede nadie. Exijamos, movilicemos, actuemos ya. Por ellos. Por nosotros. Por todos.

Crisis migratoria en la UE: Crónica de una ignominia