viernes. 19.04.2024

Rajoy y el nuevo capitalismo y cómo incrementar los problemas reales

No es que sea un tipo brillante. Mariano Rajoy es, más bien, un tipo del montón, un tipo corriente, un hombre de perfil muy bajo pero que, desgraciadamente...

No es que sea un tipo brillante. Mariano Rajoy es, más bien, un tipo del montón, un tipo corriente, un hombre de perfil muy bajo pero que, desgraciadamente para los españoles, tiene mucho poder. Como es un presidente de perfil muy bajo, que no entiende de más política que la que él quiere imponer o ser el sargento chusquero de lo que le imponen desde la Comisión Europea o del FMI o desde Alemania, está llevando a los españoles a una situación de desesperanza que no se conocía en este país desde la finalización de la Guerra Civil, cuando la tontería de Paca la Culona y sus secuaces joseantonianos destrozaron España con la excusa de que había que expulsar al comunismo, al marxismo, a la masonería, a los judíos, a los anarquistas, a los liberales de España para crear una Patria que recobrara la grandeza perdida. Esta paja mental llevó a la gran mayoría de los españoles al hambre, al frío y a vivir a salto de mata. Los años del hambre, y con hambre hay pesimismo. Lo mismo ocurre hoy. No hay liderazgo por parte de este hombrecillo que nos dé soluciones a los principales problemas de los ciudadanos. Sólo soluciona los problemas de las élites que son quienes le mantienen en el poder. Todo esto bajo la bendición de los ultraliberales más extremistas, de los thatcheristas que llenan los cargos del Partido Popular.

Allá donde vaya, Mariano Rajoy, con su planta de ser un don nadie, se desgañita con tal de que sus interlocutores internacionales se crean las mentiras y la propaganda sobre el nuevo milagro español. “España está saliendo de la crisis”, “España encabezará la recuperación económica de la Eurozona”, “España va a sorprender de nuevo”. Son palabras que podrían motivar a los argumentaristas de Génova 13, pero que no calan en la opinión internacional, como no calan en la ciudadanía española. Los periodistas extranjeros y los mandatarios con los que se entrevista Mariano Rajoy le miran como a un extraterrestre. ¿Cómo puede decir que la economía española está mejorando cuando lo único que se incrementa es el número de parados o los índices de pobreza y desnutrición? Pues él, con dos cojones, lo dice y lo defiende.

¿En qué se basa? En dos aspectos: las exportaciones y el turismo. Correcto, las exportaciones están subiendo a causa de la depauperización del mercado laboral y de los costes salariales. El turismo sube porque otros destinos que eran competencia directa están metidos en situaciones guerracivilistas. Las exportaciones, la balanza de pagos, y otros datos que los miembros del gobierno defienden como indicadores de la falsa recuperación económica son conceptos macroeconómicos, conceptos que no se reflejan en el corto plazo en la vida de los españoles. Estos datos se reflejan en los resultados de los mercados bursátiles, donde las grandes empresas y la banca están teniendo ganancias que superan el 390% respecto al año pasado. Pero esos incrementos y esas ganancias en los mercados no se reflejan en el ciudadano; esas ganancias no se reflejan en una reactivación de la contratación.

¿Por qué ocurre esto? Muy sencillo, por la mutación del concepto del capitalismo en las primeras décadas del siglo XXI. Desde la Revolución Industrial el capitalismo estaba basado en la producción y los movimientos obreros luchaban para que la búsqueda de una mayor producción no se tradujera en la explotación del hombre por el hombre. Los abusos de los patronos eran frenados por la actividad sindical y, poco a poco, el trabajador fue conquistando derechos. En este capitalismo de producción las ganancias del empresario venían por los márgenes comerciales y por el resultado del trabajo de sus trabajadores. A más ganancias, más inversión, más producción y más empleo. Era un capitalismo cuyos beneficios redundaban en la clase trabajadora en el corto plazo. Y, lo que es más importante, era un capitalismo que se podía controlar, salvo en los casos de explotación de los países asiáticos.

Sin embargo, en los últimos años ese capitalismo de producción ha mutado hacia un capitalismo de la especulación. Para las grandes fortunas es más sencillo ganar mucho dinero en los mercados que a través de asumir riesgos con la creación de puestos de trabajo o de inversiones en actividades de ese antiguo capitalismo de producción. Los mercados han sido quienes han generado esta crisis económica porque una caída en aquéllos supone un terremoto que ataca a la globalidad de los países de economía de mercado porque es mucho más sencillo ganar dinero especulando en precios que luchando por la producción. Además, la inversión en los mercados no lleva asimilados costes de producción o costes laborales, sino que el único riesgo es el de la efectividad de la operación. Pondré un ejemplo. Cuando los mercados detectaron que la especulación en el sector inmobiliario a través de las hipotecas basura se derivaron las inversiones hacia la especulación en alimentos generando una subida de los precios que provocó, además de la inflación, una subida de precios en países subdesarrollados o en países productores de África que llevó a una crisis de hambruna puesto que la población no podía acceder a los alimentos.

Mariano Rajoy se ha entregado a este tipo de capitalismo a causa, sobre todo, de su propia ideología ultraliberal y ha basado la recuperación en la estabilización de los datos macroeconómicos, salvo aquellos que afectan a la realidad económica de los ciudadanos. Todos estos indicadores macroeconómicos que prioriza el gobierno del Partido Popular están dentro de la economía de mercado y controlados por éstos. La estrategia para recuperar la economía española pasa por una mejora de aquellos índices que satisfagan a los tótems de ese capitalismo de especulación.

Sin embargo, la solución a esta crisis que estamos sufriendo ya desde hace tanto tiempo no pasa por entregarse al capitalismo de especulación, sino en potenciar aquel capitalismo de producción al que los poderosos han abandonado porque es más fácil ganar dinero con la especulación que con el esfuerzo. La recuperación de la crisis pasa por la búsqueda de estrategias de generar nichos de negocio basados en la producción, ya que la producción genera empleo, con el empleo se genera consumo, el consumo genera riqueza e ingresos para el Estado, el Estado genera inversión en infraestructuras que, a su vez, genera más empleo, y la cadena nos puede llevar al infinito y más allá. La recuperación económica de un país como España que fue devastado de su actividad industrial no se puede hacer del mismo modo a como salieron de la crisis otros países de nuestro entorno basando dicha recuperación sólo en la macroeconomía. En esos países se tenía un tejido industrial fuerte que permitía la aplicación de medidas de ajuste porque esa industria se convertía en el colchón para los ciudadanos y mantenía la base productiva tradicional. Mariano Rajoy ha aplicado las medidas que le dictaban desde el FMI, la Comisión Europea o Berlín porque ya funcionaron en la Alemania post-unificación. Sin embargo, Mariano Rajoy, incapaz de hacer análisis comparativos y desconocedor de la realidad española económica, aplica esas medidas porque ya funcionaron.

Sin embargo, Mariano Rajoy prefiere entregar nuestra economía a los mercados porque ese capitalismo de la especulación le va a permitir introducir el Estado Social español hacia un Estado Neoliberal de corte thatcheriano. El capitalismo especulativo y de los mercados permite eso y más, pero también permite que se dé la espalda definitivamente a los verdaderos problemas de los ciudadanos. Una traición más de Mariano a los españoles.

Rajoy y el nuevo capitalismo y cómo incrementar los problemas reales