jueves. 28.03.2024

Madrid 2020: no fue el COI, fue el PP

La derecha española es arrogante. Sigue teniendo en sus genes esos delirios de imperio que defendía el Movimiento Nacional del franquismo...

El pasado sábado se celebró en Buenos Aires la elección de la ciudad que acogerá los Juegos Olimpicos del año 2020. Tres importantes ciudades, Madrid, Estambul y Tokio competían por ser la organizadora. Para cualquier ciudad del mundo es una oportunidad de oro ser la anfitriona de los Juegos, a nivel económico, a nivel turístico, etc. Durante dos semanas esa ciudad se convierte en el centro de la Tierra. Todas las miradas están centradas ahí. Para Madrid era la tercera vez consecutiva que era candidata, si no contamos la aventura sin ninguna gana de cuando Arias Navarro era alcalde. Se invirtió mucho dinero para que la capital española fuera la elegida, dinero que se marchó en la construcción de infraestructuras deportivas y en grandes campañas de marketing, publicidad y lobby. Madrid se presentaba en Buenos Aires con una candidatura con el 80% de las infraestructuras terminadas y con una inversión que era, por lo menos, 10 veces inferior a la que presentaban sus oponentes. Los Juegos de la austeridad, decían con desfachatez sin contar los miles de millones ya invertidos. El COI votó, y Madrid se quedó fuera a las primeras de cambio. Cientos de miles de españoles suspiramos aliviados porque España no está para Juegos porque los Juegos de España no son olímpicos, son los Juegos de luchar contra el 27% de paro, contra los 3 millones de españoles que están en riesgo de pobreza extrema por no tener ningún tipo de ingreso, contra la malnutrición infantil, contra los desahucios, contra los estragos de los recortes. España necesita los Juegos de recuperar los derechos que el neoliberalismo del Partido Popular nos está hurtando: inversión en Sanidad, Educación, Dependencia, políticas de generación de empleo.

Evidentemente, tras la decisión del COI comenzaron los ataques de la prensa del Movimiento. Las portadas del domingo fueron de un nacionalismo españolista que recordaba a las portadas más gloriosas de El Alcázar o Arriba: “Tongo Olímpico” titulaba el vocero ultragenovés La Razón. “Demasiado castigo”, era el titular de ABC. Autocrítica, ninguna. Palos y palos hacia el COI, el enemigo exterior confabulado contra la Patria. El argumento de siempre de la derecha. “El COI no quiere que sea España”, “nos tienen envidia”, etc. Sólo faltó que saliera algún tertuliano o pseudoperiodista diciendo que todo era una confabulación judeo-masónica. Pero nadie hablaba de lo que realmente ocurrió, ni de las razones del COI para expulsar a Madrid de la carrera olímpica a las primeras de cambio. Desde la derecha se dice que es inexplicable, que no había ninguna razón para descartar la candidatura más importante, la más perfecta, la mejor. Todo un derroche de espíritu olímpico: deslegitimar la calidad del adversario, la muestra arrogante de la superioridad sobre las otras, no aceptar la derrota. El COI son una panda de señores que no supieron aceptar que Madrid tendría que haber ganado, que ni siquiera había que pasar por el trámite de la elección porque tanto Estambul como Tokio eran opciones de segunda o tercera categoría.

Sin embargo, las razones del COI son otras y se mueven dentro de una diplomacia que la derecha española, con su aire de superioridad solo por el hecho de ser español, no sabe manejar. En primer lugar, no te puedes presentar a una elección con el argumento de Madrid 2020 van a ser los Juegos de la austeridad. Precisamente, austeridad es lo que no quieren oír hablar los miembros del COI, porque para ellos la austeridad es sinónimo de mediocridad. El COI quiere un evento espectacular, con grandes inversiones en infraestructuras modernas, con estadios espectaculares, tal y como ocurrió en Beijing y Londres. Tienen tan metido el discurso de la austeridad que lo presentan hasta en los foros en los que se debe exponer lo contrario. Decir que no se iba a invertir más de 1500 millones de Euros, no sorprendió a ningún miembro, por mucho que se alegara y se presentara el argumento de que el 80% de las infraestructuras ya estaban hechas, infraestructuras que, por cierto, las lleva presentando la candidatura de Madrid desde al año 2006. Siempre las mismas.

Por mi profesión estoy bastante acostumbrado a hacer presentaciones ante Consejos de Administración o Directivos de Marketing de grandes empresas. Y lo primero que hay que tener en cuenta es que tienes que presentar tu producto desde un punto que haga que el prospect customer tenga la necesidad de comprarte ese producto o ese proyecto. Le tienes que poner el envoltorio adecuado para hacerlo atractivo, no se puede mentir ni ocultar información, por mucho que esa información te pueda perjudicar, hacer de tus puntos débiles arietes con los que potenciar tus puntos fuertes y, por supuesto, despejar de toda arrogancia y prepotencia esa presentación. La presentación de Madrid 2020 careció de todo lo anterior. Fue una presentación insulsa, queriendo ocultar todas las debilidades y apenas potenciando las fortalezas. Un ejemplo de cómo lo habría hecho yo: España tiene un problema con el modo en que se ha tratado el dopaje. Ese punto espinoso, sobre el que se iba a cuestionar a la candidatura en el turno de preguntas, debía haber sido el primero que se tratara. La táctica de atacar con tus debilidades. Alejandro Blanco debía haber dicho que España tuvo un problema con el dopaje, pero que se había cambiado la Ley, que el ridículo de la Operación Puerto no iba a volver a repetirse y que el compromiso de lucha contra el dopaje lo podían ver reflejado en el número de controles que nuestros deportistas tenían que pasar durante el año debido a los éxitos de nuestro deporte, controles que no realizaba España, sino que venían avalados por instituciones antidopaje internacionales. Se hizo lo contrario, ni se mencionó, dando la impresión de que había miedo a que se hablara del tema y hubo que esperar a que un miembro del COI preguntara.

Otro punto importante a la hora de hacer una presentación de un proyecto o de un producto, quizá lo más importante, es la credibilidad. Tanto Mariano Rajoy, como Ana Botella, como Ignacio González tienen credibilidad cero, no sólo a nivel nacional sino también en los ámbitos internacionales. El discurso de Rajoy fue el ejemplo claro: habló de la solvencia de la economía española, de las exportaciones, de que gracias a las reformas España estaba saliendo de la recesión, etc., etc. Es decir, sacó el argumentario del Partido Popular; dio los mismos argumentos que satisfacen a sus más radicales seguidores y que nadie en el país cree porque la realidad es muy otra. La situación real de España la conocen en todo el mundo. Los medios de comunicación internacionales saben que el Partido Popular y sus dirigentes están metidos en un escándalo de corrupción, de cobro de donaciones que se convierten casi en sobornos para que las empresas afines ganen concursos públicos; los medios internacionales contaron cómo Mariano Rajoy mintió en sede parlamentaria sobre la corrupción del PP y se escandalizan de que España no tenga medios legales para expulsar a un presidente mentiroso, tal y como ocurre en la gran mayoría de los países serios; los medios internacionales muestran casi a diario noticias del hambre que se está pasando en España, muestran fotos de gente que antes tenía la vida encauzada revolviendo entre los contenedores de basura para tener algo que comer, dan titulares de que hay millones de niños que están en la misma situación que en la posguerra y que pasan hambre, que tienen que acudir a los colegios para poder hacer tres comidas; los medios internacionales muestran al mundo que la arrogancia del Partido Popular está destruyendo la educación y la sanidad pública, algo que es muy apreciado en todos los países del arco democrático; los medios internacionales cuenta diariamente cómo Mariano Rajoy, el mismo que les interpelaba con las maravillas de la economía española, ganó unas elecciones mintiendo a los españoles convirtiéndose en un presidente sin legitimidad de facto; los medios internacionales hablan de las desigualdades generadas por las políticas neoliberales del PP y de su Gobierno y de la destrucción de la democracia; los medios internacionales muestran cómo militantes y dirigentes del Partido al que pertenecen los ponentes políticos de la presentación de Madrid 2020 hacen apología del fascismo y del nazismo y que nadie mueve un dedo para evitarlo. Mariano Rajoy les hablaba de macroeconomía y les pintaba una situación de color de rosas cuando ellos saben que la situación es muy otra. Credibilidad 0. El Partido Popular y su presidente están tan acostumbrados a mentir y que sus mentiras no tengan consecuencias políticas que llevaron el argumentario lleno de falsedades que utilizan una vez sí y otra también y lo presentaron ante el COI, cuyos miembros sabían que se les estaba mintiendo que lo que Rajoy les gritaba, porque no les hablaba, les gritaba, estaba lleno de mentiras y medias verdades.

Luego llegó Ana Botella. Su discurso fue la puntilla. Fue escrito en español y pasado por el traductor de Google. Hay algo que es casi sagrado en una presentación si no dominas un idioma: no lo uses. Cuando alguien se dirige hacia un público que habla un único idioma se pueden llegar a apreciar los esfuerzos del conferenciante de utilizar su idioma. Pero este no era el caso. Hablaba para un público multilingüe, por lo que no tenía obligación alguna de hablar en inglés. Los argumentos dados fueron los que se utilizarían para una presentación de oferta turística. Café con leche en la Plaza Mayor, cena romántica en el Madrid de los Austrias. Eché de menos que hablara de paella, toros, sangría y cocido madrileño. Es decir, lo mismo que se ofertaba durante el franquismo a los suecos. ¿Cómo una alcaldesa puede tener credibilidad presentando una ciudad para ser olímpica como si la presentara para atraer turistas? Los miembros del COI lo que se preguntaban era ¿cómo ese personaje que hablaba en un inglés que no entendían podía ser la alcaldesa de la capital de España? ¿En qué país querían que metieran los JJOO si quien iba a dirigir les estaba demostrando que era una incompetente? Es decir, credibilidad 0.

La derecha española es arrogante. Sigue teniendo en sus genes esos delirios de imperio que defendía el Movimiento Nacional del franquismo. Y eso lo ha demostrado en todas las presentaciones del proyecto olímpico de Madrid. Esa arrogancia la vemos en que llevamos desde el año 2006 presentando las mismas instalaciones sin modificación alguna, sin presentar novedad alguna. Son las mejores instalaciones y ya está. Por tanto, cuando los miembros del COI vieron la presentación técnica se miraban como diciendo: es lo mismo que hace cuatro años en Copenaghe y que hace 7 en Singapur. Son tan arrogantes que lo único que cambian es el formato de dicha presentación utilizando nuevas tecnologías informáticas. Nada más. 

Tal y como tiene en España, el Partido Popular mostró la credibilidad nula que tiene. Por eso no hay que echarle la culpa al COI, sino al propio PP y a sus dirigentes, porque no se puede afrontar ningún proyecto sin credibilidad alguna, y el Partido Popular perdió su credibilidad hace ya mucho tiempo y más allá de los Pirineos lo saben. 

Madrid 2020: no fue el COI, fue el PP