viernes. 29.03.2024

CEDA–PP: Analogías históricas que dan miedo

Al igual que la CEDA, el Partido Popular está gobernando para las élites, tanto económicas como religiosas...

La Confederación Española de Derechas Autónomas fue una gran coalición de partidos de ideología conservadora, ultraconservadora, católica y ultracatólica que se creó con el fin de ganar las elecciones de 1933. Según algunos de sus principales líderes tomaron como modelo al Partido Conservador inglés, pero en su forma de actuar, en su discurso y en las exhibiciones de fuerza popular se asemejaban más a los partidos fascistas alemanes e italianos que a los derechistas británicos. Consiguieron su objetivo y ganaron las elecciones en coalición con el Partido Radical de Lerroux. En la joven República española comenzó lo que los historiadores denominan el Bienio Negro.

La derecha consiguió unificar el destino de los votos conservadores con esta unión además de aprovecharse de la aprobación del sufragio femenino, ya que en esos años la gran mayoría de las mujeres tenían ideas conservadoras. Este periodo es denominado Bienio Negro por los historiadores serios porque la CEDA no hizo nada, simplemente se dedicó a gobernar para las élites económicas y religiosas, destrozando todos los avances democráticos que había introducido el anterior gobierno republicano. Frenaron la Reforma del Ejército, por la que se reducía el número de oficiales; frenaron la Reforma Religiosa, que había dado como resultado una laicización de España; frenaron la Reforma Agraria, por la que los agricultores podían explotar tierras improductivas propiedad de los grandes terratenientes (el conde de Romanones tenía tierras equivalentes a toda la provincia de Guadalajara que no eran explotadas). Además, indultaron a los militares implicados en el intento de golpe de Estado de 1932 encabezado por Sanjurjo.

El descontento del pueblo ante los atentados que le infligía el gobierno conservador derivó en la Revolución Octubre de 1934, principalmente en dos frentes: Asturias, con la sublevación de los mineros y Catalunya, con la declaración de independencia. La revolución fracasó y tuvo unas consecuencias que se podrían calificar de desastrosas para el pueblo: miles de obreros y políticos de izquierda fueron encarcelados o ejecutados; se cerraron periódicos de ideología progresista o nacionalista; se ilegalizaron partidos nacionalistas de izquierda en Catalunya (Lliga Catalana seguía en activo). La represión hacia la clase trabajadora se incrementó, ayudados por las escuadras de Falange Española que ponían en práctica su dialéctica de los puños y las pistolas.

En 1935 se disolvieron las Cortes y se convocaron elecciones para febrero de 1936. Las causas principales fueron el creciente descontento social que se reflejaba en constantes huelgas sectoriales o generales y, sobre todo, los casos de corrupción de la derecha gobernante. El más sonado fue el del Estraperlo, un juego fraudulento que consistía en una ruleta trucada que fue introducida en los casinos españoles y que fue autorizada por el gobierno gracias a importantes sobornos. Pero había muchos más casos, tanto de corrupción política como de corrupción económica. El resultado electoral dio el poder al Frente Popular, que retomó las reformas democráticas dejando atrás el oscurantismo del Bienio Negro y del gobierno de la CEDA.

La CEDA ganó las elecciones de 1933 el 19 de noviembre de ese año. 78 años después un partido conservador, nacido de la coalición de varios partidos de derecha que englobaban desde el franquismo moderado hasta la democracia cristiana, llegó al poder en España. Y, casualmente, está siendo igual de nocivo para los ciudadanos, para la clase trabajadora, incluso para las clases medias, que el gobierno de la CEDA, ya que, al igual que los cedistas, los populares están destrozando todos los avances democráticos y de derechos que se han ido implantando en España tras la caída del franquismo.

El gobierno de Mariano Rajoy está derogando de forma subrepticia los derechos a la educación y a la sanidad pública que otorga la Constitución de 1978 a todos los españoles. Tal vez tendrá que ver que varios dirigentes actuales del PP pidieron el voto negativo para el referéndum en el que los ciudadanos votaron mayoritariamente a favor de la Carta Magna. Los copagos introducidos por el Ministerio de Sanidad nos retrotraen a épocas en las que sólo disponían de medicinas o de atención médica aquellos que podían pagarlo. Desgraciadamente se está haciendo habitual que muchos enfermos tengan que elegir entre comprar sus medicinas o comprar comida para subsistir.

Respecto a la educación todos conocemos cómo el ministro Wert nos está llevando hacia un sistema clasista donde los pudientes podrán estudiar y los humildes, los hijos de los trabajadores o de los parados, están condenados a la incultura y el analfabetismo, lo mismo que ocurría en los años en que gobernaba la CEDA. Se ha destrozado al sistema de becas, el sistema que proporcionaba igualdad de condiciones entre los pudientes y los humildes; se ha aumentado el precio de las tasas de la universidad pública con la intención de igualar el coste con los que puede tener una universidad privada. Al igual que en el Bienio Negro se están eliminando profesores de las aulas con el fin de conseguir la masificación de los colegios públicos y su derivación hacia los colegios privados dependientes de organizaciones como el Opus Dei o los Legionarios de Cristo. Miles de estudiantes han tenido que dejar sus estudios por falta de recursos y por la imposibilidad de conseguir una beca.

El gobierno de Mariano Rajoy, al igual que el gobierno de Lerroux, apuesta por la represión de las manifestaciones de descontento. Meter el miedo en el ciudadano para que no píe, para que no se haga público el descontento. Desde las filas genovesas se han lanzado mensajes para la regulación de los derechos de manifestación, reunión, opinión y huelga. Es decir, que la intención secreta es la derogación de estos derechos o la implantación de sistemas que dejen a los ciudadanos sin armas con las que luchar contra la opresión del Partido Popular.

Al igual que la CEDA, el Partido Popular está gobernando para las élites, tanto económicas como religiosas. Todo lo que le están robando al pueblo es utilizado para sufragar el rescate a estas élites, sobre todo a la banca. Hablo de robo porque cada recorte del PP es un trasvase del dinero de todos hacia las élites o hacia los mercados de la especulación. Comparando las necesidades de estas élites y los recortes aplicados por Mariano Rajoy, vemos cómo las cifras coinciden. La banca no va a devolver 36.000 millones de Euros del rescate bancario y el gobierno les quita, al menos, 33.000 millones a los pensionistas con su reforma de las pensiones. Se recortan en casi 4.000 millones los presupuestos en educación y se van a rescatar las fracasadas autopistas de peaje de Aznar por un valor que alcanza los 3.500 millones. Se va a reformar la Ley del Aborto con todas las reivindicaciones cretácicas de la Iglesia Católica, dejando a las mujeres sin su derecho a decidir sobre su maternidad. Se ha incluido la religión católica como asignatura dentro del plan de estudios asimilándola en categoría a otras asignaturas como las matemáticas o la lengua española.

Lo mismo ocurre con las élites empresariales. El gobierno de Mariano Rajoy impuso una Reforma Laboral basada en todas y cada una de las reivindicaciones de los empresarios. Esta reforma ha generado un incremento salvaje del desempleo, lo mismo que ocurrió en el Bienio Negro. Se ha producido una devaluación salarial con la excusa de la competitividad cuando el único fin es la devaluación de derechos de los trabajadores y la sumisión de éstos hacia las condiciones abusivas de los patronos. A más precariedad, más pobreza. A más pobreza, más necesidad. A más necesidad, se coge lo que sea, aunque esté rayano a la explotación. En el Debate sobre el estado de la Nación, Mariano Rajoy lanzó una medida según la cual los empresarios pagarían una tarifa plana de 100 euros por Contingencias Comunes para aquellos que creen empleo neto con contratos indefinidos. Una vez publicado el Real Decreto, hemos visto cómo el presidente volvió a mentir y su medida para generar empleo va a ser un nuevo sumidero por el que se van a ir los empleos con mayor retribución en favor de los nuevos contratos con salario más bajo y peores condiciones. Además, para acogerse a esa nueva tarifa plana no va a ser necesario crear empleo neto, simplemente, es necesario cubrir un puesto. En resumen, más presión para los trabajadores que estarán dispuestos a renunciar a parte de su salario con tal de no ser despedidos. La misma presión que ejercían los patronos de los años 30 gracias a las medidas de la CEDA.

Todo son analogías, y estas analogías dan miedo, ya que la CEDA, una vez perdido el poder en 1936 se dedicó a conspirar y a apoyar el Golpe de Estado del 18 de julio de 1936. No sé si Mariano Rajoy va a llegar más lejos, pero un Golpe de Estado se puede dar sin necesidad de recurrir a la fuerza militar, un Golpe de Estado se puede empezar a gestar ganando unas elecciones con un programa electoral falso. Un Golpe de Estado se puede fraguar maniatando la actividad parlamentaria apoyándose en mayorías ilegítimamente ganadas. Un Golpe de Estado se puede forjar colocando a militantes de un partido político en los puestos claves…

Son analogías peligrosas, pero con la ideología conservadora que cree tener la obligación de detentar el poder, son analogías posibles.

CEDA–PP: Analogías históricas que dan miedo