miércoles. 24.04.2024

Apología e ignorancia histórica

No es de extrañar que en el Partido Popular haya militantes o dirigentes que echen de menos el franquismo o saquen a la luz su verdadera ideología...

@joseangomhernTodo el mundo sabe que durante cuarenta años en España sólo hubo un partido político: Falange Española Tradicionalista de las JONS. Todo el mundo sabe que ese partido estaba conformado por el partido fascista español, la Falange de José Antonio Primo de Rivera y por el Partido Carlista referente del tradicionalismo más intransigente de la nación. Todo el mundo sabe que ese partido era el que sustentaba un régimen político dictatorial que llegó al poder gracias a un golpe de Estado. Todo el mundo sabe que el actual Partido Popular es heredero de la Alianza Popular de Manuel Fraga, un partido que en la Transición quiso reunir todas las fuerzas del Franquismo moderado. Todo el mundo, salvo algunos dirigentes del Partido Popular que demuestran con sus declaraciones y sus hechos una ignorancia histórica preocupante o una apología del fascismo que es aún más alarmante.

Durante este verano hemos sido testigos a través de los medios de comunicación de cómo las Juventudes Genovesas hacían apología del fascismo, realizando saludos hitlerianos o franquistas, o posando junto con banderas anticonstitucionales, ya fueran con el águila de San Juan (el pollo), ya fueran enseñas nazis. Esta apología del fascismo en cualquier país democrático hubiera llevado a los protagonistas de las fotografías ante un tribunal. ¿Se imaginan ustedes a jóvenes de la CDU fotografiándose junto a banderines con la esvástica? No, ¿verdad? En España hay sectores de la derecha que lo jalean. Pero no son sólo los cachorros del Partido Popular. Hombres ya talluditos con cargos en ayuntamientos dan argumentos tan “democráticos” como que los fusilados por Franco lo merecían, o publican en sus perfiles de las redes sociales fotomontajes de marchas de la Legión en Gibraltar, ensalzamientos del 18 de julio y un largo etc.

No es de extrañar que en el Partido Popular haya militantes o dirigentes que echen de menos el franquismo o saquen a la luz su verdadera ideología. En sus primeras listas electorales, Manuel Fraga incluyó a varios ministros de Franco y al ex-presidente Arias Navarro, el Carnicerito de Málaga por su responsabilidad en los fusilamientos en la ciudad malacitana tras la conquista en la Guerra Civil o el responsable de los fusilamientos de octubre de 1975 o de la ejecución de Salvador Puig Antic. En el mensaje electoral televisado Fraga recriminaba que la democracia fuera para todos y pretendía terminar con los comunistas si llegaba al poder. El objetivo de Fraga era recoger los votos de aquellos que durante toda su vida habían pertenecido a la Falange pero que pensaban que el franquismo había que adaptarlo a los nuevos tiempos, pero sin perder su esencia. El Partido Popular es heredero de esa Alianza Popular heredera del Movimiento Nacional. Por tanto, que haya militantes que añoren a Franco no es raro y que hagan apología del franquismo es lo normal.

La propia gestión que hace el PP de las mayorías absolutas es un ejemplo de cómo entienden ellos la democracia. Tienen el poder y lo aplican. No quieren debates, no quieren actividad parlamentaria, no quieren actividad democrática. El espectáculo que estamos viendo en el Congreso desde que Mariano Rajoy fue investido presidente es similar a las Cortes Franquistas. Han aplicado un sistema que podríamos llamar dictadura parlamentaria. Ellos mandan, ellos legislan y hacen oídos sordos, no sólo a los partidos de la oposición sino a la propia ciudadanía, lo cual es muy grave. 

Lo mismo ocurre con la ignorancia supina de muchos dirigentes del Partido Popular acerca del significado de los símbolos franquistas al identificarlos o al igualarlos con los símbolos de la República Española. No ven diferencias porque no conocen la historia más que a través de la propaganda del franquismo, o de los pseudohistoriadores que publican una versión de la historia más ajustada a su ideología que a lo que realmente ocurrió. Rafael Hernando, Portavoz Adjunto del PP en el Congreso, ha dicho que tan inconstitucional es la bandera republicana como la franquista. Lo que parece que olvida o desconoce Rafael Hernando es que la tricolor representa a un régimen político democrático, elegido por los españoles en las elecciones municipales de 1931 y que sustentó la primera democracia real de España. La II República trajo a España reformas que buscaban la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores, hizo una reforma agraria que era pionera en Europa, dio a las mujeres el derecho al voto, dio libertad religiosa a los españoles, y un largo etc. El franquismo trajo un retroceso social y la aplicación del miedo como método de gobierno, fusiló a cientos de miles de españoles sólo porque pensaban de manera diferente a la de ellos, llenó las cárceles de presos políticos y las obras del Estado de presos esclavizados, eliminó los derechos de la mujer, dio el poder de la educación y de la moral a la Iglesia. ¿Representan lo mismo, señor Hernando? ¿Recibe la bandera preconstitucional honores todos los años por parte de la República Francesa en agradecimiento a su aportación y defensa de los valores democráticos u hondea en el Palacio del Eliseo junto a la enseña francesa? No, ¿verdad señor Hernando? La única bandera española que recibe dichos honores es la tricolor republicana. Comparar a la II República con el Franquismo es de una ignorancia supina, como ya he comentado anteriormente. Igual que la comparación de ambas banderas sobre la inconstitucionalidad de las mismas. Mientras que la bandera preconstitucional sí que está tipificada como opuesta a la Constitución, la Republicana, la tricolor, es totalmente legal, tal y como señala la jurisprudencia del Tribunal Supremo. Un político profesional como lo es el señor Hernando tiene la obligación de conocer dicha jurisprudencia ya que su desconocimiento puede suponer que un gobierno ejerza su función legislativa fuera de la legalidad y de la constitucionalidad, tal y como estamos viendo en otros ámbitos, cuando las leyes del PP están siendo denunciadas en el Tribunal Constitucional y dichas denuncias están siendo aceptadas.

Pero lo más peligroso de esta apología fascista por militantes y dirigentes genoveses es la naturalidad con que la difunden. No parece preocuparles nada que se les tache de fascistas. Dan por hecho que el Partido Popular es el cobijo perfecto para esa ideología ultraconservadora. El modo de gobernar de Mariano Rajoy y su partido lo demuestran con el desprecio hacia el resto de Grupos Parlamentarios o a la propia actividad parlamentaria gobernando a base de Decreto Ley o no aceptando ninguna enmienda, ya sea parcial o a la totalidad, de los Proyectos de Ley presentados ante el Congreso o el Senado. Hace pocos días una dirigente del PSOE afirmó que el PP confundía la mayoría absoluta con la mayoría totalitaria. Yo iría más allá, el PP confunde la mayoría absoluta con la dictadura parlamentaria.

Ahora el Partido Popular, por la presión de los medios de comunicación no afines al Movimiento y por las pruebas gráficas de esa tendencia de los militantes de las Juventudes Genovesas y de varios dirigentes locales y provinciales a exaltar el fascismo y banderas preconstitucionales dice que expulsará a los militantes que hagan apología del franquismo. Es una medida a aplaudir, pero también habría que aplaudir que se condene al franquismo desde el partido conservador, que se retiren de una vez nombres de generales y dictadores, monumentos y placas de las calles españolas, que no se condenen estatuas de homenaje a quienes lucharon por la libertad y la democracia contra el fascismo, que se den honores a quienes están aún en las cunetas enterrados, que se cierre el Valle de los Caídos, el mausoleo del dictador y del ideólogo del fascismo español y que se penalice en el Código Penal cualquier exaltación del fascismo, como ocurre en los países de la UE. Pero el PP no llegará tan lejos porque muchos de los que son votantes fieles del partido de la gaviota comulgan con las ideas fascistas y anhelan que la situación dictatorial que hubo en España durante 40 años vuelva de nuevo.

Apología e ignorancia histórica