Hoy termina una de las campañas electorales más reñidas de nuestra joven democracia. El domingo, los españoles podrán elegir entre cuatro fuerzas políticas, PSOE, PP, Podemos y Ciudadanos, que han estado en la pomada a lo largo y ancho de 2015 según las numerosas encuestas publicadas.
Sin embargo, me da a mí que finalmente habrá dos partidos bien diferentes. El del primer puesto, que disputarán Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, y el del tercero, que pelearán Pablo Iglesias y Albert Rivera.
Así las cosas, siguiendo la misma filosofía del voto útil de izquierdas que me llevó a apoyar en las urnas en las pasadas elecciones municipales y autonómicas de Madrid a Ángel Gabilondo, del PSOE, para la Comunidad, y a Manuel Carmena, de Ahora Madrid (Podemos), para el Ayuntamiento, voy a votar a Pedro Sánchez: es el único que tiene posibilidades reales de encabezar un gobierno de izquierdas.
Desde mi punto de vista, Pedro Sánchez ha sido el actor principal de esta campaña. Gracias a él fueron posibles los debates a tres y a cuatro. No perdió ninguno de los dos pese a que el PP y Podemos coincidieron en situarlo como el gran derrotado. La prensa de derechas, que no regala nada y es muy disciplinada en seguir consignas, dio el triunfo a Pablo Iglesias. En fin.
La victoria de Pedro Sánchez en el cara a cara con Mariano Rajoy fue tan evidente que desde el PP y Podemos, en una nueva coincidencia, la han intentado minimizar con puritos derrotes: reprochándole las formas. Tiene gracia el impostado ataque de moderación de Pablo Iglesias. Y cómo algunos escribanos, aliñados y populares, no se han podido aguantar y han insinuado que las duras críticas de Pedro Sánchez a Rajoy son las inspiradoras del puñetazo de Pontevedra. En fin.
Pero mi voto útil a Pedro Sánchez también tiene un recorrido interno en el propio PSOE. Quiero que sea un voto de castigo contra algunos de los suyos –no hace falta dar nombres- que antes y durante la campaña no han parado de meterle palos en la rueda, sirviéndole en bandeja de plata al resto de partidos eso de que ‘usted no manda’. En este sentido, resulta curioso que éste y otros reproches –caso ERE, la herencia de ZP, etc.- que ha tenido que soportar el candidato socialista tengan el mismo epicentro: el zapaterismo más recalcitrante.
Pero quiero que, además, sea un voto de castigo contra la indiscreción de quienes van pregonando desvergonzadamente qué van a hacer el lunes 21 si al PSOE no le acompañan los resultados.
Quiero que sea, en definitiva, un voto de castigo contra la deslealtad, la indecencia y la irresponsabilidad de algunos de los suyos, pocos y cobardes, constructores de listas negras -¡serán asustaviejas!- , que no quieren un PSOE de los militantes, nuevo y moderno sino un PSOE de fontaneros, de mesa camilla y de tecnología de la carretá.
Por esto y aquello, mi voto útil de izquierdas será este domingo para Pedro Sánchez.
Artículo publicado en Andaluces Diario.