jueves. 28.03.2024

“Todo lo que no es perfecto será un fracaso”

Si mezquina está siendo la respuesta que están dando el PP, Cs y Vox a la nueva ley educativa, torpe está siendo la información que el gobierno ha dado sobre ella cuando menos de un tercio de los ciudadanos la valora positivamente.
isabel celaa

“Lo relevante en la mentira no es su contenido
sino la intencionalidad del que miente”.

Jacques Derrida


Titulo estas reflexiones “Todo lo que no es perfecto será un fracaso”, frase atribuida a Winston Churchill, quien fuera primer ministro de Reino Unido. Su liderazgo del país durante la Segunda Guerra Mundial, muy cuestionado por su propio partido en los últimos años de su mandato, le ha convertido en un personaje muy influyente en la historia de Europa y del mundo, tal vez, inmerecidamente. Es frecuente que algunos personajes pasen a los anales de la historia no solo por lo que hicieron, sino también por lo que dijeron; pero no es infrecuente que muchas de sus gestas no las llevaron a cabo y muchas de sus frases no las pronunciaron. Con el paso de los tiempos la investigación científica ha permitido el desarrollo de una gran cantidad de tecnologías para comprender la plural diversidad de realidades que invaden la vida y su historia; y haciendo justicia a la historia, no se puede atribuir al hombre y a la sociedad actuales esa búsqueda incansable de la verdad: la ciencia y la filosofía vienen de antiguo. La propia filosofía, como expuse en un artículo anterior, también ha ido evolucionando, ayudando y enriqueciendo, a su vez, al desarrollo científico, gracias al trabajo de reflexión e investigación de una inmensa pléyade de pensadores y científicos, generando hipótesis y paradigmas, discutidos a veces y aceptados muchas más. El Círculo de Viena fue un movimiento de pensadores, fundado en 1921 por Moritz Schlick en la ciudad austríaca, principal núcleo ideológico del neopositivismo lógico y que marcó un hito en la historia de la filosofía de la ciencia; surgió con el propósito de analizar y discutir temas científicos de manera informal; su famoso criterio de demarcación científica establecía que la principal actividad de la ciencia es la de verificar o corroborar (demostrar formalmente) sus proposiciones; como sostuvo Schlick, el significado de una proposición es el método o principio de verificación: comprobar la validez de un enunciado recurriendo a la experiencia, es decir, verificar si es capaz de ser confirmada por la experiencia; sobre todo en la incertidumbre hay que poner a prueba la autenticidad de aparentes enunciados sobre los hechos y comprobar su verdad o falsedad mediante observaciones empíricas. Sintetizando: todo lo que no se puede verificar empíricamente carece de sentido y, por tanto, de verdad.

En cualquier tiempo, pero más en estos hay que saber elegir el camino; no todos conducen a la verdad. Sin embargo, en estos momentos en los que tenemos sobrados medios para poder verificar la verdad o la falsedad de lo que se dice o sucede, -vivimos en una época en la que existen abundantes medios para adquirir de inmediato la información y que esté sobradamente documentada-, debería ser, si no imposible, sí muy difícil, que nos lleguen y aceptemos noticias, frases, textos y afirmaciones falsas o atribuir a otros autorías y hechos no ciertos. Las noticias falsas (ignoro el motivo de haber aceptado el anglicismo “fake news”), se han convertido en uno de los principales problemas de la era digital; circulan por las redes con el objetivo de engañar al mayor número de usuarios posibles, difundiendo informaciones falsas, intencionadamente interesadas o disparando odio, sin ningún tipo de control, acerca de personas, instituciones o gobiernos para perjudicar a unos y beneficiar a otros; se han convertido en herramientas de desinformación muy peligrosas. Las mentiras no son un fenómeno nuevo; lo nuevo y lo más peligroso es que cualquiera puede hacerlo a través de las redes sociales y la inmediatez en difundir y publicar contenidos con apariencia de veracidad, al punto de que resulta difícil determinar y verificar si un suceso de última hora es real o no en las primeras horas de haber acontecido. Ya lo dijo con ironía Mark Twain en su obra de viajes en 1897 “Siguiendo el Ecuador”: “Casi cualquier cita o noticia inventada, pronunciada con convicción, tiene muchas posibilidades de engañar”.

En un minuto, con un tuit, se puede escribir una mentira o una calumnia y llegar a dar la vuelta al mundo. El problema es cómo se puede detener o destruir ese tuit, ¿es libertad de expresión?, ¿es realmente democrático?

¿Cómo podemos aprender a distinguir entre una información correcta y la que es falsa? Un buen criterio para fiarnos o no de ella es conocer la fuente que la proporciona; supone un alto porcentaje de acierto o error. Siendo prevenidos y rigurosos, la pregunta primera es cuestionarse si esa fuente es verosímil, si es creíble o no. ¿Es creíble el político, el periodista, el medio que nos informa? De un medio o de una persona con credibilidad ética y contrastada, es difícil obtener noticias falsas; suelen ser personas que revisan y verifican sus fuentes, sin intereses personales espurios o de partido. Un grosero género de información y un peligroso estigma de nuestro tiempo es el recurso a tuitear en la comunicación y debates políticos; impide elaborar un análisis y un diagnóstico serio para afrontar los problemas y las soluciones y una banal sustitución de gobernar mediante frases pretendidamente ingeniosas y estériles que llenan de hojarasca un discurso elaborado e inteligente. En un minuto, con un tuit, se puede escribir una mentira o una calumnia y llegar a dar la vuelta al mundo. El problema es ¿cómo se puede detener o destruir ese tuit?, ¿es libertad de expresión?, ¿es realmente democrático? Tratar de promover la democracia, de defenderla, es precisamente la función de la educación. Educar a dudar, a revisar las fuentes de la información para buscar la verdad hace al político, al periodista, al medio, creíbles. Si esa verdad no es creíble, no la compartas, no la difundas: dañas la democracia y la verdad. Está en permanente debate el problema de la libertad de expresión, pero me pregunto: ¿Se puede gritar: ¡fuego!, en medio de un teatro abarrotado? Existen límites, aunque no sea fácil saber dónde situarlos y cómo definirlos. Es este un interesante y auténtico tema educativo: cómo manejar la información desde la transparencia de la verdad; de ese tema, como condición “sine qua non”, se debería examinar todo aquel que accede a la política o al periodismo. Sería interesante realizar una historia de las mentiras que han influido en el mundo y cuáles han sido sus consecuencias. Al menos en EEUU estamos contemplando las consecuencias de haber tenido como presidente a un ególatra, egoísta, destructivo y psicópata. Repudiar a Trump ha sido la verdadera prueba de que con la mentira un país corre el riesgo de desmoronarse.

Pero no hace falta realizar esa historia; la están escribiendo a diario en España muchos de nuestros políticos y, como la voz de su amo, les siguen numerosos españoles, condescendientes o influidos por otras mentiras no menos importantes. Por responsabilidad, quienes hemos llevado gran parte de la vida trabajando en el mundo de la educación no podemos permanecer callados cuando la desinformación y la mentira se abren camino. Si se junta todo lo que se está diciendo y escuchando sobre la recién aprobada ley de Educación, la LOMLOE (sus siglas son un espantoso acrónimo y llamarla “Ley Celaá, un sinsentido), se puede generar mucho ruido y una leyenda negra a base de retorcer la realidad y achacarle todos los males sin mezcla de mal alguno. Analizando los tiempos de las anteriores leyes, ésta será la octava norma educativa de la democracia, la ciudadanía tiene la impresión de que el sistema educativo está abocado a convertirse de nuevo en un campo de batalla. La bronca está servida y las protestas y manifestaciones no se han hecho esperar. No es imposible el conflicto cuando, sin haber leído ni una página de la ley, el 99% de los que opinan sobre ella -incluyo a políticos, diputados y periodistas-, difunden y propalan sin reparo alguno muchas falsedades y no pocas inexactitudes.

Manejar la información y la comunicación requiere el desarrollo de determinadas capacidades de gobierno que, de no darse, son el anuncio de un fracaso que llevará tiempo y desgaste corregirlo

La manifestación del pasado domingo 22, convocada por la plataforma Más Plurales, que aglutina a asociaciones de padres y madres de alumnos, sindicatos, empresas y diferentes colectivos del sector de la educación concertada para mostrar su rechazo a la ley, basados en la mentira y la desinformación, ha contribuido a tergiversar aún más el contenido de la ley, de su espíritu y su letra. Es sospechoso que, ondeando banderas y lazos naranjas, sin conocer en absoluto la ley y con descalificaciones falaces y argumentos infundados, la mayoría de los participantes se la quieren cargar. Alguna responsabilidad tiene el propio gobierno de coalición y, en este caso concreto, la ministra y su equipo ministerial. Parto, como argumento de prueba, de la frase atribuida a Churchill que encabeza este artículo: “Todo lo que no es perfecto será un fracaso”. Da la impresión de que en el actual gobierno de coalición no se sabe quién manda y quién organiza la comunicación. Entre sus debilidades está su incapacidad para saber vender lo mucho que hace, para comunicar sin que sus ministros y ministras se contradigan y tener que corregir lo ya comunicado. Manejar la información y la comunicación requiere el desarrollo de determinadas capacidades de gobierno que, de no darse, son el anuncio de un fracaso que llevará tiempo y desgaste corregirlo. El conflicto, el fracaso y el desgaste son seguros si previamente no se han tenido en cuenta a las instituciones implicadas y no se han llevado a cabo las necesarias consultas a aquellos colectivos a los que afectarán todas y cada una de las decisiones y decretos del gobierno y sus leyes.

Buscar el consenso y el acuerdo siempre es deseable; y hay que intentarlo, incluso, con quienes no están dispuestos a concederlo, pues sólo fracasa aquel que no lo intenta. Da la impresión de que el gobierno ignora las técnicas de la anticipación; sin ser adivinos quienes le asesoran, deberían prever y tener claras cuáles serán las críticas que se puedan hacer a su gestión, manejar bien la estrategia de saber cómo frenarlas con antelación y utilizar la mejor información y comunicación para alcanzar los objetivos que persigue. Pero tal como actúa, el gobierno de Sánchez carece de esa necesaria capacidad para anticipar por dónde van a venir las permanentes críticas de la irresponsable oposición que anida en el Parlamento, oposición sobre todo del partido popular (hoy también Ciudadanos y Vox) que, en lugar de progreso, condicionan, retrotrayendo al pasado, la política educativa como hicieron con la Lomce de Rajoy y Wert, una ley tan regresiva que ni el Gobierno popular que la promovió se atrevió a aplicarla en su totalidad. La capacidad de anticipación, midiendo tiempos y oportunidades, constituye la mejor estrategia para evitar posibles conflictos e innecesarias manifestaciones. Es verdad, como se dice, que nadie es perfecto; pero la perfección en la gestión hay que trabajarla, buscarla y más, cuando la ciudadanía con su voto ha elegido a un colectivo que se ha presentado a las elecciones prometiendo que lo va a ser. De ahí que, recordando de nuevo a Churchill, si la gestión de un gobierno no es (casi) perfecta, no hay duda de que será un fracaso.

A la manifestación en Madrid, asistieron el presidente del PP, Pablo Casado, la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso y el alcalde de la capital, Martínez-Almeida; al final del acto, Pablo Casado declaró a los medios que recurrirá la ley, con el apoyo de la ultraderecha, ante el Tribunal Constitucional y que, cuando llegue al Gobierno, derogará la ley porque “es mala para la unidad nacional, pésima para la comunidad educativa y mala para el futuro de nuestros hijos”. Y en las comunidades gobernadas por el PP, por voz de la presidenta de la Comunidad de Madrid, llevará a sus respectivas Asambleas, en desobediencia manifiesta, una ley con el fin de “blindar la libertad de elección de las familias”. No es éticamente decente sostener estas afirmaciones si los que las dicen tienen la obligación de conocer el texto de la ley, aunque hayan votado en contra. Porque lo que afirman no es verdad. Pablo Casado y el Partido popular están legitimados para no votarla porque su proyecto y modelo educativo es distinto, pero retorcer los argumentos hasta decir que “es mala para la unidad nacional, pésima para la comunidad educativa y mala para el futuro de nuestros hijos”, es o desconocimiento de la propia ley o utilizar la mentira para dañar al contrario. Con el único objetivo de refrescar su memoria, sin torvas comparaciones -no es mi intención-, le recuerdo al señor Casado y a los que le acompañan en sus laceradas críticas, una frase del dictador de la Alemania nazi, de cuyo nombre no quiero acordarme: “Las grandes masas sucumbirán más fácilmente a una gran mentira que a una pequeña”. Y esta otra de un ministro de dicho dictador: “Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad”.

PP manifestacion ley celaa

Varios han sido los bulos y mentiras contra la Lomloe (Ley Orgánica de Modificación de Ley Orgánica de Educación), aprobada por mayoría en el Congreso de los Diputados. Bulos y mentiras con los que la derecha y ciertos sectores educativos están agitando las calles y que los medios de comunicación, ciertos periodistas y tertulianos de siempre, “disparando odio”, les ponen altavoz. La desmesura de ciertos títulos periodísticos, las gruesas afirmaciones en editoriales y artículos y las groseras y falaces afirmaciones de algunos tertulianos muestran o la ignorancia o, lo que sería peor, la maldad que vomitan algunos al criticar la ley. Con sagaz ironía decía Monterroso que los enanos tienen un sexto sentido que les permite reconocerse a simple vista. En este caso, no por la estatura, sino por su altura de miras y sus bajas palabras. De las 195 páginas que contiene texto completo de la LOMLOE, las críticas de las derechas políticas y mediáticas a la ley se sintetizan en los siguientes bulos: a) socava la libertad de las familias; b) acaba con la libertad educativa; c) resulta perjudicial para los intereses de las familias españolas; d) acaba con la cultura del esfuerzo; e) cercena el derecho de los menores de poder ser educados en español, y f) elimina los centros de educación especial. Ninguno de ellos es cierto. Tendría que ser extenso el obligado análisis para desmentir, con argumentos sólidos tales bulos. Ya lo están haciendo expertos conocedores de las leyes educativas en numerosos artículos para desmontar y aclarar tales falacias y falsedades. Por la brevedad necesaria, me limitaré a hacer algunas reflexiones sobre la educación especial y la eliminación de sus centros.

Uno de los bulos más repetidos desde la derecha contra la Lomloe es que “los centros de educación especial se van a cerrar”. Los argumentos que se están utilizando para animar a determinados colectivos de familias a lanzar su ofensiva contra la ley son plurales (no es inocente el lema de la manifestación: Más Plurales). Personajes públicos con gran proyección mediática como Bertín Osborne en un vídeo grabado y publicado por Libertad Digital, con el apoyo de portadas de prensa como El Español, El Mundo o el ABC y titulares tremendistas, difunden este bulo mostrándose en contra de la nueva ley. Osborne pone el ejemplo de su propio hijo, que sufre parálisis cerebral, para asegurar que miles de alumnos con necesidades especiales tendrán que compartir clase con otros alumnos de “colegios ordinarios”. Con mezquindad, la propia Comunidad de Madrid ha publicado una campaña institucional pagada con fondos públicos y promocionada en su perfil oficial, reivindicando el bulo que difunde el Partido Popular: el cierre de la educación especial. El texto con el que se difunde la campaña, con la imagen de varios niños con discapacidad hablando de su colegio, no deja lugar a dudas, así reza el tuit de su perfil institucional: “Es su cole, tienen todo lo que necesitan y quieren seguir con sus amigos y profesores de siempre. Lo piden ellos. No sin mi cole”.

Vivimos en la era de las “fake news” y no sorprende que ciertos líderes políticos o ciertos periodistas muy ideologizados difundan bulos ya por ignorancia o con interpretaciones malintencionadas

Se puede y se debe criticar todo aquello que pueda ser mejorable en una ley, también en ésta, pero siempre que se haga a favor de la equidad, la flexibilidad inclusiva y la atención a la diversidad del colectivo de alumnos y alumnas para el que se legisla, que supone la superación de un modelo educativo instructivo y de transmisión para pasar a un modelo de promoción y desarrollo personalizado, y no por la mezquina animadversión hacia todo lo que haga el Gobierno de coalición actual. Vivimos en la era de las “fake news” y no sorprende que ciertos líderes políticos o ciertos periodistas muy ideologizados difundan bulos ya por ignorancia o, lo que es frecuente, con interpretaciones malintencionadas, pues mentir no es un accidente casual, es siempre una opción. ¿Cuál es en realidad lo que dice la ley sobre este tema? Conviene tener clara la realidad histórica de la educación especial en España, de su alumnado y sus necesidades y cuál ha sido la normativa educativa que ha ido tejiendo el Partido Socialista sobre estos temas desde que entró a presidir el gobierno de España en 1982. Es lamentable que no lo hayan sabido recordar y vender, de ahí el título de este artículo: “Todo lo que no es perfecto será un fracaso”.

Con una simple enumeración brevemente comentada -he participado en casi todo lo que afirmo- relato lo que desde 1982 se ha ido legislando, informando, apoyando y favoreciendo sobre la educación especial y los alumnos que la han necesitado, incluyendo los programas de integración, hoy llamada educación inclusiva con los gobiernos del partido socialista. Un trabajo mejor elaborado, hago mención de él, se puede encontrar en la REVISTA DE EDUCACIÓN INCLUSIVA de la Universidad de Murcia; es un extenso artículo escrito por los profesores Rogelio Martínez Abellán, Remedios de Haro Rodríguez y Andrés Escarbajal Frutos, titulado: “Una aproximación a la educación inclusiva en España”; diseñan, hasta 2010, un breve recorrido sobre los avances legislativos en materia de educación inclusiva, algunas investigaciones sobre experiencias llevadas a cabo, logros alcanzados y críticas a lo largo del proceso y algunas sugerencias para su mejora.

Que la educación es un derecho reconocido para todas las personas, lo recogen diferentes Organismos Internacionales, Foros y Declaraciones; en todos ellos se afirma y reconoce la importancia de la educación, incluida la educación de las personas con discapacidades. He aquí algunas: la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 26); el Convenio Europeo de Derechos Humanos (Primer Protocolo) de 1952; el Programa de Acción Mundial para Personas con Discapacidad de 1982; la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989; la Conferencia Mundial de Jomtien sobre la Educación para Todos de 1990; las Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad de 1993; la Declaración de Salamanca y Marco de Acción de la Conferencia Mundial sobre Necesidades Educativas Especiales: Acceso y Calidad, organizada por el Gobierno de España y la UNESCO de 1994, declaración de la que haré algunas reflexiones más adelante; la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidades de 2006; la Declaración de Lisboa de 2007; la Conferencia Internacional de Educación en Ginebra, de 2008 cuyo artículo 24 reconoce el derecho a la educación inclusiva a todos los niveles, así como a la enseñanza a lo largo de la vida; el Foro Europeo de la Discapacidad: Educación Inclusiva. Pasar de las palabras a los hechos de 2009. En estos diferentes Organismos Internacionales, Foros y Declaraciones, la participación de España por la educación integrada o inclusiva ha sido activa y manifiesta.

También en el interior de España se han producido significativos avances educativos y el interés legislativo por la educación de los alumnos y alumnas con necesidades educativas especiales ha sido positivo, de modo especial, con los gobiernos socialistas, pues ni con la LOCE, siendo Ministra Pilar del Castillo, ni con la LOMCE, con el ministro Wert, se apoyó la inclusión sino la exclusión; con ambas Leyes del Partido Popular se acentuó un mayor protagonismo del mercado no sólo en la provisión de la educación sino en la misma planificación educativa, en base al comportamiento de la demanda del mercado con la consiguiente pérdida del carácter público de la Educación, lo contrario que proponían la LOGSE y la LOE, cuya planificación educativa se hacía en base al principio de satisfacción de necesidades educativas, pues el sistema de conciertos educativos debía entenderse como un mecanismo complementario y subsidiario a la provisión de la educación pública. Ambas leyes populares dejaban al gobierno central llevar a cabo evaluaciones estandarizadas en todo el territorio del Estado, publicando los resultados con el fin de favorecer la competición entre centros educativos. Y si esta filosofía educativa que defendía el Partido Popular es exclusiva, lo es aún más propiciar por ley la segregación del alumnado. La LOMCE dejaba manifiestamente claro su carácter elitista y segregador ya en la propia exposición de motivos de la Ley: “Cada alumno tiene su talento. La naturaleza del talento difiere entre ellos. Por eso son necesarias diferentes trayectorias”. El PP justificaba así la regulación de los distintos itinerarios: “la persona nace con una inteligencia y es apta por naturaleza para una determinada ocupación”. Estas afirmaciones contenidas en la exposición de motivos conllevan la eliminación del carácter compensador de las desigualdades de la Educación pública: “la sociedad actual no es igualitaria y los distintos estratos sociales no tienen las mismas oportunidades. No cabe, por tanto, un tratamiento igual para todos, ya que la consecuencia es el refuerzo y la continuidad de estas diferencias entre los estudiantes”. La LOMCE consolidaba la desigualdad inicial, discriminaba a los más desfavorecidos y premiaba a aquellos alumnos a los que denominaba “talentos”.

Si mezquino es el Partido Popular, a la zaga le sigue VOX, que alza la ira, la mentira y la voz contra el supuesto cierre de los centros de educación especial

Con esta inaceptable y excluyente filosofía educativa, de forma mezquina y falaz la derecha popular critica hoy la Lomloe, agitando las calles con el bulo de que “quiere suprimir los centros de educación especial”. Y si mezquino es el Partido Popular, a la zaga le sigue VOX, que alza la ira, la mentira y la voz contra el supuesto cierre de los centros de educación especial, cuando, en 2016, en su programa electoral, en el punto 118 del texto, prometía “acabar con la educación especial y disponer apoyos para una educación verdaderamente inclusiva”. Con la hipocresía que les define, el portavoz político de Vox, Jorge Buxadé, restaba importancia el lunes pasado a esta mención en su programa, atribuyéndolo a algo irrelevante, “a un error tipográfico”. ¡¡¡Así son de honestos!!!

Siguiendo la cronología de implantación y regulación de la Educación Especial, ya en la “Ley general de educación y financiación de la reforma educativa” de 1970, se concibe la Educación Especial como un sistema paralelo al ordinario. En 1975 se crea el Instituto Nacional de Educación Especial (INEE); con él se elabora el Plan Nacional para la Educación Especial, que sirvió de base para los principios de la Ley sobre Integración Social del Minusválido (LISMI, 1982), cuyo fin era regular la situación de los alumnos con necesidades educativas especiales en todos los ámbitos de su vida. Con un lenguaje que se irá modificando con el tiempo, esta ley puso de manifiesto la importancia que tiene la integración de estos alumnos en instituciones de carácter general, a no ser que su minusvalía o deficiencia fuera tan acentuada que lo impidiera; al mismo tiempo se proclamaba la obligación de atender sus necesidades de un modo individualizado para potenciar y enriquecer su ámbito personal, social, laboral y cultural.

Con el PSOE en el gobierno, en 1985 entra en vigor la Ley Orgánica reguladora del Derecho a la Educación (1985, LODE) en la que se pone de manifiesto el derecho de todos los alumnos a recibir una atención que compense las posibles carencias que puedan sufrir. De este modo, quedan legalmente respaldadas las personas con necesidades educativas especiales, otorgando más atención a aquellos los alumnos con depresión sociocultural. En este mismo año (1985) tiene lugar la primera disposición legal nacional con el Real Decreto de Ordenación de la Educación Especial, conocido como Decreto de Integración, con el objetivo de regular las cuestiones educativas de la Educación Especial, que no habían sido tenidas en cuenta desde la promulgación de la Constitución de 1978, y que regula los principios de normalización, integración, sectorización e individualización. Decreto y Principios que, a través de una exitosa campaña, su eslogan era “Todos iguales, todos diferentes”, el Ministerio de Educación fue informando, con equipos específicos y amplios materiales de publicidad (Guía de integración y otros folletos) en todos los centros educativos y asociaciones del profesorado del Estado, los objetivos de este programa inclusivo e integrador con el fin de contribuir a disminuir las diferencias existentes entre los alumnos con necesidades educativas especiales y los demás alumnos de los centros educativos. Como entrañable anécdota, quiero destacar el interés educativo que tuvo uno de los carteles de aquella Campaña, en la que participó el recordado y querido Antonio Fraguas, “Forges”. El cartel, con la imagen de una niña con “síndrome Down”, el texto decía: “Para la gente, una niña mongólica; para los técnicos, una niña con “síndrome Down”; para sus compañeros de clase, ¡Carolina!”. Esta realista y educativa frase cambió la mentalidad y la visión de gran parte de la sociedad.

El recorrido que ha tenido este Decreto de Integración escolar ha sido un progresivo enriquecimiento social, educativo y conceptual en referencia a la consideración de los alumnos con necesidades educativas especiales que consagran la LOGSE (1990) y la LOE (2006) y a los planteamientos de atención a la diversidad que incorporan las nuevas ideas de participación y aceptación del valor de la educación inclusiva. Ambas leyes han mostrado claramente la preocupación activa y eficaz por la igualdad educativa de todos los alumnos mediante los principios de normalización e integración escolar así como, la disposición de recursos necesarios para alumnos con necesidades educativas especiales, potenciado a su vez, los centros específicos de Educación Especial para aquellos alumnos que, por sus problemas específicos, y tras la valoración individualizada de los equipos de integración de la administración, aconsejasen la no escolarización en los centros de integración. La LOGSE y la LOE subrayaron y potenciaron, además, la importancia de aquellos profesores, entregados y competentes, que llevaron a cabo la tarea de identificar, diagnosticar y valorar las necesidades educativas especiales para determinar las estrategias de intervención y las adaptaciones curriculares orientadas a integrar o no a estos alumnos con sus necesidades específicas, a la vez que mandataban la obligación de los poderes públicos de garantizar la escolarización de todos los alumnos con algún tipo de necesidad y el derecho de los padres a elegir el centro que se adaptase mejor a las necesidades de sus hijos.

Como he señalado más arriba, es de destacar la importancia que tuvo y tiene todavía en todo el mundo, la Conferencia Mundial sobre Necesidades Educativas Especiales: Acceso y Calidad y su Declaración y Marco de Acción, organizada por el Gobierno de España y la UNESCO, entre el 7 y el 10 de junio de 1994 en la ciudad de Salamanca. Convocada por el gobierno español, siendo Ministro Alfredo Pérez Rubalcaba y más tarde, en la celebración, el Ministro Gustavo Suárez Pertierra. A ella acudieron representantes de alto nivel de 92 gobiernos y de 25 Organismos Internacionales y ONGs, así como especialistas, representantes de colectivos docentes y profesionales para discutir problemáticas y objetivos en torno a la educación inclusiva, su alcance, significado, horizontes y prioridades. La Declaración fue aprobada por aclamación el 10 de junio, con el propósito de reafirmar su compromiso de la Educación para Todos de la Conferencia de Jomtien. Su celebración y Declaración es, probablemente, el documento internacional más significativo generado en el campo de la educación especial. En él se implicaba la idea de la educación inclusiva, que se ha convertido en un concepto de gran influencia en los años posteriores.

El problema que tiene el gobierno de Sánchez es que falla su política de comunicación, no sabe vender sus aciertos, dejando al descubierto las costuras de su incapacidad

Desde la coherencia en la gestión política que a todo partido se le supone, poco sentido tendría que, después de estos sólidos cimentos y este inmenso capital invertido por el PSOE en la mejora verificable en todas sus leyes educativas de la Educación Espacial y en los programas de inclusión e integración que en rápida síntesis he descrito, la nueva ley, la LOMLOE los tirase por la borda. Ciertamente no ha sido así, esa no es la realidad, por muchas mentiras y bulos que expanda la oposición de derechas y por más manifestaciones que lleven a cabo quienes se oponen a la ley. El problema que tiene el gobierno de Pedro Sánchez, como he expuesto más arriba, es que falla su política de comunicación, no sabe vender sus aciertos, dejando al descubierto las costuras de su incapacidad; de ahí de nuevo, la frase de Churchill que encabeza este artículo: si no eres (casi) perfecto, serás un fracaso. Y para muestra, un ejemplo. Sin fiarme demasiado del valor de las encuestas, el día 23 de noviembre en el Barómetro de la Sexta, la empresa INVYMARK, a la pregunta: ¿Cómo valoras que haya sido aprobada en el Congreso la nueva Ley de Educación? Sólo responde positivamente el 29,3% de los encuestados. Y a la pregunta ¿Crees que la Ley Celaá cierra los centros de Educación Especial?, sólo cree que NO el 33,1%.

Si mezquina está siendo la respuesta que están dando el PP, Cs y Vox a la nueva ley educativa, torpe está siendo la información que el gobierno ha dado sobre ella cuando menos de un tercio de los ciudadanos la valora positivamente. De todas las objeciones simplistas que ha hecho a la ley la oposición, al menos, sobre el tema de Educación Especial, bastaría con haber sabido convencernos explicando de la ley, con inteligencia anticipativa, la Disposición adicional cuarta: Evolución de la escolarización del alumnado con necesidades educativas especiales y de la Sección primera: Alumnado que presenta necesidades educativas especiales, los artículos 73, 74 y 75.

Como siempre, hay que recordarle al gobierno que no gana la carrera de la información aquel que llega tarde sino quien sabe anticiparse.

“Todo lo que no es perfecto será un fracaso”